El resultado no dejó lugar a dudas: el 44% de los vecinos de Antsoain eligieron a Antonio Liberal Irigoyen, ingeniero de telecomunicaciones de 50 años diagnosticado de Parkinson, para que esta tarde prenda la mecha de las fiestas de la localidad, que se alargarán hasta el domingo. “Sabes que tienes unos cuantos amigos, pero tantos no”, bromea Antonio, uno de los creadores del grupo de Facebook Proyecto Ansoáin y diseñador de Mouse Helper, un programa informático que ayuda a manejar el ratón a personas con dificultad de movilidad en las manos.

Antonio nació en Antsoain hace 50 años y vivió su infancia en la calle Lerín 19, que en esa época “estaba patas arriba. Jugábamos en la arena y parecía Sarajevo”, recuerda. Corría la década de los 70 y la localidad – en la actualidad uno de los núcleos más importantes de la Comarca de Pamplona – empezaba a “expandirse como la lava en forma de pisos. No había nada, solo unas fábricas, el colegio público nuevo y reluciente, el campo de fútbol y una huerta donde se encalaban todos los balones”, rememora.

Los veranos los pasaban sentados en el campo en unas hamacas y sillas de playa “hasta mediados de septiembre, cuando los feriantes se encargaban de desalojarnos para colocar la pista de los autos de choque. Mis amigos mirábamos todos los coches con la esperanza de que alguno tuviese una ficha trabada y así conducir gratis toda la tarde mientras por los altavoces sonaba a todo trapo Pan de Higo, Mamma María o alguna que otra canción melosa de Chiquetete”, confiesa Antonio, que de pequeño también disfrutaba de las fiestas tirando palillos en el tirapichón, cazando los regalos de las bombas japonesas, corriendo delante del toro de fuego o saboreando del bocadillo de tortilla de su madre Hilaria.

Tampoco se olvida del “dulzor amargo” del chocolate. “Durante muchos años, todos los sábados de fiestas empezaban igual. Nos despertábamos con las dianas y a las nueve íbamos a hacer cola en la chocolatada para desayunar chocolate con churros. Era mi momento favorito”, señala.

Todos estos recuerdos los recopila en el grupo de Facebook Proyecto Ansoáin, que evoca épocas pasadas del municipio a través de fotografías y vídeos. En la cuenta, se publican instantáneas de las calles, plazas e historias de vecinos célebres de la localidad. Detrás de Proyecto Ansoáin, que nació hace cinco años y ya roza los 2.000 seguidores, también están Ildefonso Muñoz, Óscar Marcos, Txema García y Alberto Hernández.

Siete años con parkinson

Hace siete años, a Antonio le diagnosticaron Parkinson, una enfermedad progresiva del sistema nervioso que afecta al movimiento. “Estaba alterado y tenía mucho estrés”, describe. Al principio, achacaba los nervios a la carga de trabajo, pero también le empezaron a doler los dedos y la muñeca de la mano derecha. “El neurólogo me hizo la prueba datscan y vieron que en mi cerebro no se producía suficiente dopamina, un neurotransmisor que ayudar a controlar el movimiento muscular”, explica Antonio, que a pesar de que le acababan de diagnosticar Parkinson “sentí alivio porque supe lo que me pasaba, le puse nombre y a partir de ahí a tirar para adelante”.

La enfermedad le afectó a la parte derecha de su cuerpo y los temblores constantes fueron el germen de Mouse Helper, un programa informático que ayuda a manejar el ratón a las personas con dificultad de movilidad. “Pulsando unas teclas, la velocidad del cursor se frena y, aunque me tiemble la mano, el puntero casi no se mueve”, señala Antonio, que de manera altruista ha cedido el uso del programa de manera gratuita.

El 23 de julio, Antonio pasó por quirófano, donde le realizaron una estimulación cerebral profunda, un tratamiento quirúrgico que consiste en implantar un aparato médico que envía impulsos eléctricos a puntos específicos del cerebro. “Me metieron unos electrodos en la cabeza que están conectados a una batería que te ponen en el pecho y generan unas ondas, como si fuera una radio”, ejemplifica.

Esta operación ya ha dado sus primeros frutos. “Cuando me iba a andar, la pierna derecha se me bloqueaba una hora antes de que se me acabara el efecto de la medicación. Los músculos se me quedaban agarrotados, el pie se me metía hacia dentro y no podía andar, tenía que ir de banco en banco. Ahora, esa sensación ha desaparecido”, se alegra.

La operación también ha mejorado la calidad del sueño. “Antes, dormía como mucho cuatro horas diarias y me quedaba dormido por todos los lados. Ahora, duermo mínimo siete u ocho y a veces me echo siesta”.

Además, le han reducido la medicación al mínimo. “Me siguen recetando levodopa y otras pastillas, pero antes tomaba el doble. Con este tratamiento, me han quitado bastantes temblores, pero no me los han eliminado. Para usar el ratón del ordenador tengo que seguir utilizando mi programa o mi mano izquierdo”, subraya.

Su amigo Alberto

Mientras Antonio estaba ingresado en el hospital, Alberto Hernández, compañero y vecino de la infancia, formalizó la inscripción de su candidatura a lanzar el chupinazo. “Que un amigo te presente da emoción, pero si acabas de pasar por el quirófano, aún más. No te lo esperas ni de coña. Hoy, antes de prender la mecha, me voy a acordar mucho de él”, adelanta Alberto.