El proyecto urbanístico de la UE 21 entre las Avenida de Yerri y la Plaza de Toros asumirá la reinstalación del viejo cenador de la huerta de Plastiega. Una construcción modernista con alto valor “histórico y artístico”, según recogió un informe realizado por el Centro de Estudios de Tierra Estella.

Esta urbanización que se ubicará en la salida norte de Estella-Lizarra hacia las carreteras de San Sebastián y Vitoria, albergará en el futuro siete bloques con un total de 96 viviendas y en el que está previsto que la zona incremente el tamaño de las aceras y la reserva de un espacio de zona verde, así como la ampliación de la calle Zumalacárregui.

Pero el descubrimiento de este pequeño edificio en mitad de la urbanización ha puesto en jaque el proyecto ya que su ubicación condicionaría la construcción de los bloques en forma de U, pero al mismo tiempo, ofrecería un elemento arquitectónico de alto valor a esta zona de la ciudad.

“Estaba en un lugar que no lo conocía nadie por lo que fue todo un descubrimiento, perteneció a la familia Jaén Monreal: un capricho de aquella burguesía”, aseguró el miembro del CETE, Toño Ros, quien destacó la importancia del edificio y sobre todo de las pinturas interiores. Estella fue en buen parte una ciudad modernista pero hoy apenas quedan muestras como las Estación, la basílica del Puy y la residencia de San Jerónimo. “El resto se ha perdido”.

Por su parte, también la Sección de Patrimonio Arquitectónico consideró que el edificio poseía “significación en el contexto local del patrimonio arquitectónico de Estella, razón por la que el Ayuntamiento debería valorar su conservación y protección”. Un aspecto que hizo que la empresa constructora recabara información a Navart para que estudiara la posibilidad de su conservación o su reubicación en esta urbanización que cuenta con un total de 12.000 metros cuadrados. Un traslado que podría repercutir en 700.000 euros los costes del proyecto “a un lugar preeminente de la urbanización” que evitaría su derribo y desaparición.

Detalle de las pinturas del interior del edificio. Javier Arizaleta

Discrepancias

En este sentido ayer la coalición Navarra Suma emitió una nota en la que advertía de irregularidades y altos costes para un edificio “sin valor histórico”. Una valoración con la que pidieron un informe al servicio de Intervención del Ayuntamiento con el que “entendemos se paraliza por el momento la operación urbanística y de traslado del cenador”. Así mismo, Navarra Suma calificó de nefasta la gestión urbanística de “gasto elevado” sin que su licitación sea “conforme a la legislación foral de contratos públicos”.

Por su parte el concejal de Cultura Regino Etxabe destacó que no se entiende esta postura de Navarra Suma ante la conservación de una edifico valioso para la ciudad “y más cuando no supondrá ningún coste a los ciudadanos porque será la empresa quien asuma los trámites de compensación”.

Desde el Centro de Estudios de Tierra Estella, Toño Ros, aseguró que “es un edificio que hay que respetar y que dará valor a la ciudad y también a la urbanización donde esté ubicado”. La polémica por prescindir o mantener esta pequeña “joya modernista” ha saltado en torno a una urbanización que, de una u otra manera, cambiará la cara a la entrada norte de la ciudad.