Sin el veranillo de San Miguel, el santuario de Aralar celebró este jueves su fiesta, un día en el que cientos de personas acuden movidas por la fe y la tradición a lo alto de este monte. Lo cierto es que la lluvia apenas dio tregua, un agua que agradecía la tierra después de meses de sequía pero que restó afluencia. “Es un regalo”, comentaba José Mari Ustarroz, presidente de la Cofradía de San Miguel y monaguillo zaharra de Aralar. No obstante, fueron muchas las personas que no faltaron a esta cita, con la iglesia llena en las seis misas que se celebraron. Cuatro fueron por la mañana, a las nueve, diez, once y la misa mayor de las doce y media, presidida por el Arzobispo Francisco Pérez y acompañada de las voces de los coros parroquiales de Arbizu, Etxarri y Bakaiku. Por la tarde se oficiaron otras dos. 

El arzobispo Francisco Pérez presidió la misa mayor. N.M.

Los coros parroquiales de Arbizu, Etxarri y Bakaiku cantaron en la misa mayor. N.M.

Al igual que estos últimos años, no se pudo besar la imagen del arcángel, que se limitó a un saludo. No obstante, numerosas personas no se resignaban a hacerlo, aunque fuese con los dedos. “Por prudencia, hasta que no se acabe la pandemia, preferimos no correr ese riego, aunque sea pequeño”, observó Mikel Garciandía, capellán del santuario de Aralar.

En una jornada fría y lluviosa, el exterior del santuario presentaba una imagen poco habitual este día, con la gente a cubierto en el bar y solo dos puestos, después de que otros, ya arriba, cambiaran de plan a la vista que no cambiaba el panorama. Y es que dada la gran afluencia de este día, se monta un pequeño mercado. 

El día de San Miguel, sin veranillo, fue frío y lluvioso. N.M.

Aunque las obras finalizaron hace unos meses, ayer no se pudo visitar el museo de Deierri, habilitado en la planta baja de un edificio anexo al santuario que el obispo Pedro de Ararjona donó a la cofradía de San Miguel de Excelsis a finales del siglo XII; a falta de la última autorización para su apertura. “Esperamos que esta semana finalicen los trámites para poder abrirlo y también para comenzar las obras para habilitar la recepción, baños y una tienda”, apuntó Garciandía, al tiempo que señaló que una vez con los permisos en la mano, este fin de semana se prevé abrir una nueva campaña de mecenazgo, la tercera, para llevar a cabo estas obras. El presupuesto es de 120.000 euros. Y es que el Gobierno de Navarra volvió a declarar el proyecto de interés social y obtuvo la distinción Mecna para optar a los incentivos fiscales contemplados en la Ley Foral de Mecenazgo Cultural. Así, las aportaciones de los particulares de Navarra desgravan un 80% en los primeros 150 euros y un 40% los restantes. Asimismo, las empresas pueden acogerse a una serie de beneficios fiscales. Las aportaciones se pueden realizar a través de la cuenta ES11 3008 0045 9840 71845517.

En la relación a la financiación de las obras en Deierri, con una inversión de 400.000 euros, explicó que con limosnas y aportaciones se ha cubierto en torno al 80%. El resto, 80.000 euros, los aportó la Diócesis, que también se hizo cargo del arreglo del tejado del nártex. Por otro lado, para habilitar el museo se han destinado 90.000 euros, de los que se han conseguido vía limosnas, tanto en el recorrido de San Miguel como en limosnas, 65.000 euros. “De aquí a diciembre queremos terminar de pagar el museo y habilitar la tienda y baños, finalizar la segunda fase para poder emprender el año que viene la tercera”, avanzó.

La tercera fase, la hospedería y un albergue juvenil

El santuario pretende reformar la hospedería y habilitar un albergue juvenil debajo del bar-restaurante. “Iremos a hablar con las instituciones. Estamos trabajando sobre todo con Europa, tejiendo redes y proyectos, para poder optar a convocatorias nacionales e internacionales”, observó Garciandía. Y es que el santuario forma parte desde hace más de una década de la Red europea de sitios y caminos de San Miguel, que trabaja en un proyecto conjunto que aspira a ser declarado Itinerario Cultural Europeo. La ruta discurre por la conocida como Espada de San Miguel, una línea entre la isla de Skelling Michael, en Irlanda, y el Monte Carmelo, junto al puerto de Haife en Israel; que coincide con el recorrido del sol en el solsticio de verano. Pasa por St Michael’s Mount, en la isla inglesa de Cornualles; Mont Saint-Michel, en Normandía; Sacra di San Michel, en el Piamonte, y el Monte Gárgano, también en Italia. De allí va a la isla griega de Symi Panormiti antes de llegar al Monte Carmelo. Asimismo, incluye el Monasterio de Sant Miquel de Fluvià, en Girona, la Abadía de Sant Miguel de Cuixà, en los Pirineos Orientales y la Iglesia de Saint-Michel d’Aiguilhe, cerca de Le Puy-en-Velay, en Francia, además del santuario de San Miguel de Aralar.

Por otro lado, Garciandía adelantó que en fechas próximas se darán a conocer investigaciones relacionadas con el santuario. “El mes que viene se publicará en la revista de arte Goya, de Madrid, un estudio sobre la arqueta de marfil, y para primavera estamos ultimando con Príncipe de Viana la investigación de los esmaltes después de siete años de trabajo, recogida en un libro de 500 páginas con una edición muy cuidada. Es un proyecto muy importante para dar a conocer el patrimonio del santuario”, observó.