Acalladas las protestas sobre la suciedad de la ciudad que durante años acompañaron la actualidad municipal, el aspecto no es mejor que entonces. Algo si ha empeorado, la existencia de pintadas, graffitis y carteles, donde se ven varios pasos atrás: hay muchas más que hace años. Desde el Consistorio tudelano de vez en cuando se ordena la retirada de alguno, normalmente si son ofensivos.

Durante la campaña electoral, la limpieza de Tudela y la eliminación de pintadas (ofensivas o no) fue una de las puntas de lanza de Navarra Suma contra el equipo de gobierno del tripartito, de hecho, en su programa electoral señalaban que “exigiremos el cumplimiento del contrato de limpieza así como la correcta prestación del servicio”, anunciaban la creación de una app para que los ciudadanos comunicaran las deficiencias y sus problemas y Alejandro Toquero señaló que acabaría con las pintadas.

Una vez alcanzada la alcaldía en junio de 2019 se aseguró desde el equipo de gobierno que se había llegado a un acuerdo con la anterior adjudicataria, CESPA, para acometer la eliminación de pintadas o grafitis, bien por considerarlos “ofensivos” o bien por encontrarse en “puntos negros”. Se anunció el inicio de una campaña y explicaron a bombo y platillo que habían retirado 4, “2 en calle Verjas, 1 en Hortelanos y 1 en calle Rúa”, a los que siguieron varias en la calle San Julián. Acto seguido iban a realizar “un inventario de los puntos conflictivos”.

Dos años después, tras una larga polémica, se adjudicó finamente el servicio de limpieza mancomunado por 25 millones de euros a la UTE formada por FCC y Limpiezas Rubio que tenía encomendado, dentro de sus obligaciones, la eliminación de las pintadas, carteles y limpieza de papeleras, para lo que debía subcontratar a una empresa de carácter social, cosa que hizo con Amimet en junio de 2021.

Según las bases del pliego de contratación, que debe cumplir FCC, será esta empresa la que se encargue de “la limpieza de pintadas y retirada de carteles de edificios, muros, paredes y pavimentos que deban mantenerse en las debidas condiciones de ornato público del municipio”. En este sentido se señalaba que “también deberán limpiarse las pintadas o carteles de todos aquellos otros elementos del mobiliario urbano que ordene el Ayuntamiento de Tudela (farolas, bancos, buzones de recogida neumática, etc.)”. Caso de que fueran ofensivos serán Policía Foral o Policía Local quien den la orden de retirada, aunque en tono genérico se atestigua que “en cualquiera de los casos, el adjudicatario actuará de forma inmediata en cuanto tenga conocimiento, bien por sus propios medios, bien por comunicación externa de la existencia de pintadas”, es decir FCC debe actuar de forma inmediata en cuanto tenga conocimiento de la existencia de carteles o pintadas.

En este punto hay que dar cuenta de cómo se encuentran todas las calles de la ciudad, del centro o de la periferia, llena de pintadas y carteles que no se retiran, incluso aquellos que coloca el Ayuntamiento (programas de fiestas que desde julio no se han retirado) o la propia Mancomunidad (campaña de recogida de residuos orgánicos).

El pliego redactado por la propia Mancomunidad señala que en relación a pintadas, carteles o banderolas, “el adjudicatario deberá realizar el trabajo siempre y cuando, estos se encuentren a una altura adecuada y no precisen de elementos auxiliares de elevación. Cuando estos sean necesarios, correrá por cuenta del adjudicatario el alquiler de los mismos”. Para hacerlo FCC debía contratar a “empresas de inserción o Centros Especiales de Empleo”.

Desde Amimet, empresa subcontratada por FCC para llevar a cabo esta labor (que según el pliego debe realizar al menos 144 horas al año, a razón de 24 días al año, 6 horas cada día), se ha explicado que “a nosotros nos llaman de la Mancomunidad, nos dicen donde está la pintada, el tipo de producto que hay que utilizar y acudimos a las que ellos nos avisan. Nosotros no miramos donde puede haber, sino que nos avisan desde la Mancomunidad. Estamos hablando con Fernando Ferrer para generar como unas lonas que pueden ayudar a concienciar a la gente, que vean que estamos limpiando la ciudad, porque hay otras maneras de protestar o quejarse contra el Ayuntamiento que no son ensuciar las calles”.

En este sentido han indicado que “las ofensivas tienen más prioridad, pero hacemos lo que nos dicen, tenemos un calendario de limpieza de papeleras, rejillas y zonas caninas que cumplimos y las pintadas es a demanda de la situación, aunque están limitadas por contrato”.

Tras un año de trabajo de la nueva empresa adjudicataria del servicio de limpieza, la situación es muy similar a la de hace tres años y los grandes problemas (pintadas, carteles, grandes objetos junto a los contenedores y vertederos incontrolados en las afueras) que marcan la suciedad de la ciudad desde hace años, siguen existiendo.