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La vida se abre paso en el Vedado de Eguaras

El 20 de julio de 2021 una lengua de fuego arrasó más de 540 hectáreas de un vergel en mitad del desierto bardenero / Más de 20 meses después la esperanza se abre hueco

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El Vedado de Eguaras ya reverdece tras el incendio. Vídeo con imágenes recientes.Fermín Pérez-Nievas

Pequeños brotes de menos de 15 centímetros de altura y arbustos con hojas duras adaptadas a largos periodos de sequía, como la coscoja o el lentisco, que son plantas que sobreviven después de fuegos muy intensos y recurrentes y que evitan la erosión y degradación del suelo, son los primeros destellos de esperanza en el Vedado de Eguaras pasados más de 20 meses desde aquel triste 20 de julio de 2021. Este pequeño halo de vida que han detectado los técnicos del departamento de Medio Ambiente del Gobierno de Navarra, que mantienen una análisis constante sobre cómo evoluciona este oasis bardenero, puede representar una esperanza para los grandes incendios que le siguieron. El de la Sierra del Yugo, ocurrido un año después que casi arrasó Sendaviva y Valtierra, puede verse reflejado en el comportamiento del Vedado.

Brotes verdes en un pino donde la parte viva resiste a la parte quemada.

Ahora, los enormes romeros florecidos, las huellas y excrementos de animales, los vuelos de los buitres cercanos e incluso los inmaculados restos óseos de ovejas perdidas son un buen augurio para la recuperación de uno de los rincones más apreciados y queridos del entorno de Bardenas (aunque no pertenece al parque natural).

“Pese a que el pino carrasco ocupa 36.000 has en Navarra, solo 5.000 son masas de orige natural y entre ellas está el Vedado”

Deberán pasar 100 ó 150 años para que el Vedado de Eguaras pueda estar como lo conocimos. Eso con suerte. Nosotros ya no lo veremos igual”, señalaba un guarda forestal en agosto de 2021 ante el esqueleto de varios pinos cerca del castillo de Doña Blanca. El 20 de julio de 2021 se produjo un incendio que afectó a casi 540 hectáreas de pinar de pino carrasco, matorral mediterráneo y cultivos en el Vedado de Eguaras. Tal y como explican los técnicos de Medio Ambiente, “toda la zona quemada posee un gran valor natural, ya que alberga hábitats y especies de interés a nivel regional, nacional y europeo. Es por ello que esta área se adscribe a la Zona Especial de Conservación (ZEC) Bardenas Reales y a la Reserva Natural del Vedado de Eguaras. El hábitat más afectado por el fuego fue el pinar de pino carrasco. Pese a que una importante superficie de la mitad sur de Navarra está ocupada por estos bosques (36.000 hectáreas), únicamente 5.000 de ellas son masas de origen natural, entre las que se encuentra el pinar del Vedado de Eguaras”. Por lo tanto el daño ocasionado por las llamas que surgieron mientras se cultivaba una parcela cercana, es medioambientalmente enorme.

Los especialistas explican que este pinar, previamente al incendio, era un bosque abierto, “en buen estado de conservación, con gran variedad de especies arbustivas como lentiscos, coscojas, romeros, escambrones o labiérnagos, entre otras”. Dadas sus características, se incluía entre los tipos de hábitats de interés comunitario recogidos en la Directiva Hábitats, máximo exponente de la legislación sobre conservación de la biodiversidad en el ámbito europeo.

Algunos árboles destrozados que sirven de muestra del daño que ocasionó el incendio del 20 de julio de 2021.

Sin embargo, el gran incendio vivido en aquel julio de hace dos años no fue el único sufrido por este paraje excepcional. Lejos de los focos, el Vedado se ha visto en las últimas décadas afectado por numerosos siniestros que han ido perjudicando su riqueza ambiental. “En los últimos 13 años, este es el tercer gran incendio que ha afectado al pinar del Vedado de Eguaras. Así, en la zona hay superficies que se han librado de las llamas, y otras que se han incendiado una o dos veces. Bien si estos pinares están adaptados a los incendios, el éxito de la germinación y regeneración natural de las masas depende de una gran variedad de factores, como las condiciones ambientales del año en curso, las primeras lluvias tras el incendio, el banco de semillas en la copa, la intensidad de la predación de las semillas, el daño producido a las semillas por el fuego, la edad de la masa antes del fuego, la competencia con otras especies o la intensidad del fuego”.

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Incendio en el Vedado de Eguaras, en las Bardenas (I)Diario de Noticias de Navarra

Pinos alepos, lentisco, tamariz, sabina, coscoja, enebro, escambrón, romero, jabalíes, corzos, zorros, alimoches, águila real, buitres, avejarucos, tórtolas o animales anfibios habían creado un entorno de diversidad único integrado territorialmente en las Bardenas Reales pero con una idiosincrasia propia que le hacía único y que tardará más de un siglo en poder recuperarse si, con suerte, las piñas de los pinos hacen su trabajo. 

Los últimos análisis de Medio Ambiente arrojan algo de esperanza sobre este paraje y la manida expresión de brotes verdes parecen ser algo real. “En el caso del Vedado de Eguaras, pasados 20 meses desde el incendio, se observan plántulas de pino de aproximadamente 10-15 centímetros de altura. En estas zonas el suelo presenta, en general, una elevada cobertura de vegetación herbácea, y se aprecia un rebrote de especies arbustivas como aulagas, lentiscos, coscojas o romeros. La cantidad de pino regenerado en las zonas incendiadas una sola vez podría estar relacionada con factores como la orientación, la pendiente y el régimen de lluvias tras los incendios. La regeneración ha sido menor en las zonas con orientación sur, con mayor pendiente y en aquellas en las que las lluvias acontecidas tras los incendios fueron menores”. Además, en estas mismas zonas que sufrieron solo un incendio las primeras plantas en colonizarlas fueron “las rebrotadoras, arbustos con hojas duras adaptadas a largos periodos de sequía, como la coscoja o el lentisco, que son plantas que sobreviven después de fuegos muy intensos y recurrentes. Gracias a ellas se evita la erosión y degradación del suelo”. 

“En el Vedado de Eguaras, pasados más de 20 meses desde el incendio, se observan plántulas de pino de 10-15 cm de altura”

De este manera se ha constatado que en las masas incendiadas una sola vez se ha producido regeneración de pino, si bien en las zonas incendiadas hace 12 y 13 años, los pinos, de entre 1 y 1,5 metros de altura, se encuentran salpicados entre el matorral mediterráneo, que ha adquirido mayor notoriedad que anteriormente. Así en las zonas incendiadas dos veces no se observa regenerado de pino. “El periodo de tiempo transcurrido entre los dos incendios no ha sido suficiente para que los pinos que pudieron germinar tras el primero alcanzasen la madurez sexual y, por consiguiente, produjesen semillas. Por lo tanto, es fundamental tener en cuenta el efecto de los incendios acumulados para estudiar los pinares mediterráneos, ya que se trata de una de las principales perturbaciones a las que se enfrenta este hábitat hoy en día”, afirman desde Medio Ambiente.

Incendio en el Vedado de Eguaras, en las BardenasDiario de Noticias de Navarra

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En un paisaje arrasado por las llamas da la impresión de que se ha detenido el tiempo pero solo para los profanos. “Aunque no nos demos cuenta, la regeneración ya ha empezado. Un avejaruco ha comido algo allí y ha hecho sus deposiciones sobre las cenizas dejando restos de semillas”, decía un guarda forestal hace dos años. 

El ciclo de la vida sigue existiendo, sea en una dirección u otra. La cuestión de si se recuperará o no el Vedado de Eguaras aún no tiene respuesta.