El 18 de febrero de 1518 consta que fue adjudicado a D. Miguel de Herrera, alcaide de la fortaleza de Pamplona, el aprovechamiento aurífero localizado en la fuente cegada (Urreputzu, según su denominación popular) en los parajes de Aritzakun y Urritzate. Es la primera información documental, conservada en la sección de Comptos de Navarra, aunque ya existía noticia desde el siglo III a.C., del descubrimiento de alguna veta o filón de oro en tierras del Valle de Baztan.

Hay que adelantar la realidad de que, a pesar de haberse llevado a cabo en distintas ocasiones, el intento de explotación del dorado metal nunca ha sido rentable. Peor aún, está probada su existencia por estudios y prospecciones pero su presencia en ningún caso llega a los 2 gramos por tonelada de material extraído, o sea que es inútil hacerlo salvo como diversión o pasatiempos (pierdetiempos, se podría decir) personal.

No son pocos los que se han ocupado del asunto a lo largo del tiempo, incluso el intento en 1948 de un particular baztandarra que “aventuró no menos de 20.000 pesetas en exploraciones (...) sin beneficio alguno”, según escribió el historiador capuchino Eulogio Zudaire, en su “Oro para el alcayde de la ciudadela”, en Boletín de Estudios del Bidasoa, publicado en 1989.

La “rarísima pepita de oro bruto” procedente de Aritzakun que se subastó en internet.

La “rarísima pepita de oro bruto” procedente de Aritzakun que se subastó en internet. Archivo

El ingeniero francés Georges Vié, reconocido experto en la apertura de minas, galerías y canteras que investigó el posible yacimiento, decía en 1942 que “probablemente, en época muy antigua se ha explotado el oro en uno de los numerosos valles que se forman en las inmediaciones del collado de Maya (Amaiur), juntándose sus aguas y formar la regata de Aritzakun que desembocará en el Nive (Errobi para los vascos) de Bidarray”. Y concluía explicando que “analizados (los montones de tierra extraídos) dan por término medio de 0,5 a 1 gramo de oro por tonelada. Se ha recogido alguna muestra que presentaba hasta 1,5 gramos por tonelada”.

En Urbakura

Un empresario bidasotarra, Modesto Liquiniano (Bera, 1895-Narbarte de Bertizarana, 1968), animado por capuchinos de Lekaroz historiadores del tema, dedicó algún esfuerzo al estudio de esta antigua zona minera, si bien no debió tener mayor éxito y no continuó. Este hombre, aún recordado por su generosidad y filantropía, fue un notable, el mayor, impulsor de los aprovechamientos hidroeléctricos en la cuenca del Bidasoa.

“Enamorado de estos valles”, le recordaba el fraile capuchino Vidal Pérez de Villarreal (padre Inocencio de Etxebarri, en la orden), “denunció las aguas de ambas regatas en la zona de su confluencia en Urbakura en vistas a una central eléctrica, pero se contentó con un molino harinero sitio a orillas de la regata de Aritzakun, en las proximidades de la borda de Sumusúa”, hoy totalmente destruido. La mercantil Liquiniano de la que era titular aún conservaba en los años 70 sus derechos de aprovechamiento a “las aguas de Urbakura” y el Ayuntamiento de Baztan le seguía cobrando el impuesto correspondiente, comprobó el citado padre Inocencio.

Y numerosos autores, José María Iribarren, Manuel Irigoyen Olóndriz (secretario que fue del Ayuntamiento de Baztan), Julio Altadill, Juan de Goyeneche (el fundador del municipio madrileño de Nuevo Baztan), el guipuzcoano Esteban de Garibay, Florencio Idoate y otros, y asimismo varios vecinos baztandarras en distinto tiempo, han dejado su testimonio relativo al hallazgo de mineral aurífero en estos parajes a los que conocen por Minetako Zokoa (lugar de las minas) los naturales del país.

Un dicho popular, por otra parte, relata que un niño que se situaría en la Corte de las Españas, don Juan Bautista Iturralde, marqués de Murillo, secretario de Estado del Rey Felipe V y gran filántropo cuando la Hora Grande de Navarra, pasó su juventud en Urreputzu y Minetako Zokoa y señala que con el oro que recogió edificó el Monasterio de Ntra. Señora de los Angeles de Arizkun, donde ingresaron las primeras religiosas en 1737. En efecto, levantó a su costa el magnífico monasterio pero mucho más probablemente con la riqueza que labró en sus cargos oficiales que con el oro de Aritzakun.

La actualidad

Lo que fuera duerme el sueño del tiempo en la actualidad. Entre los años 1990 y 1993, el grupo de Mineralogía y Petrología de la Universidad del País Vasco desarrolló un programa de reconocimientos geoquímicos en las proximidades de Amaiur para comprobar la tan traída existencia de “anomalías de oro”. Contó para ello, plasmado en sus conclusiones en “Exploración geoquímica multimedia para el oro en el área del Aritzakun Erreka”, con financiación del Gobierno de Navarra.

El resultado, a fuer de leído como profano en la materia, no es excesivamente optimista en cuanto a su potencialidad minera. “Se ha estimado un contenido medio de 2 g/t (gramos por tonelada) de oro y menos de 2 g/t de plata”, en antiguos análisis con muestras procedentes de los filones de pirita de Hartchou e Itxasu, en Baja Navarra.

En 2009 tuvimos oportunidad de conocer la subasta en el portal eBay de internet de “una rarísima pepita de oro bruto” procedente del sector de Aritzakun. Pesaba 5,9 gramos, se encontró en 1940 y se adjudicó en 152 euros. Queda aquí como curiosidad.

Florencio Idoate recordaba al alcaide de Pamplona que pedía la exclusiva de un pozo en agua vertiente a la parte de Francia de donde se sacaba arena con oro. Pero “hubieron unos luengos debates et quistiones, y por escusar esto, los mismos de la tierra del Val de Baztan y Maya cegaron e cerraron la dicha fuente y esta cerrada del dicho tiempo a esta parte”. Y así sigue.