Basta abrir los ojos para comprobar lo evidente. Miles de calabacines y berenjenas agujereadas, así como grandes extensiones de trigo cuyas espigas, ahora torcidas, apenas tienen grano. Y si, además de simplemente ver, se desentierra un poco y se palpa con la mano, se puede sentir el daño que la última pedregada ha hecho a otros cultivos como la cebolla, el pimiento o el tomate.

Son las imágenes y sensaciones que ha dejado en los campos de cultivo de Buñuel y otras localidades vecinas la tormenta con granizo del domingo 18 de junio. “Ha afectado en casi todos los terrenos del pueblo, pero sobre todo aquí, en El Montecillo”, recalca Ernesto Bordonaba, veterano agricultor. Junto a Sergio García, muestran el estado de diversos cultivos de ese sector situado a pocos metros de la vía del tren. Grandes extensiones que en apenas días tenían que ser cosechadas.

“Nos ha afectado, en mayor o menor medida, a casi todo trigo, cebada, maíz… Y luego el calabacín y la berenjena creemos que es ya insalvable. Íbamos a empezar a recolectar este martes, pero la piedra ha machacado la mata y ha agujereado el calabacín. Hay matas que llevan 50 o 60 golpes”, detalla García.

Aparte de estas ocho hectáreas, el granizo también les ha golpeado a unas 35 hectáreas de maíz y otras 25 de trigo y cebada. “En el caso del maíz la piedra ha llegado en un momento muy delicado porque se está gestando por dentro la futura mazorca. Es incierto saber hasta qué punto le ha afectado, pero con tanto que ha caído habrá daño seguro”, explican.

Félix Dóiz y Fermín Chueca también lamentan cómo las intensas lluvias y el granizo ha caído sobre sus cereales. “Para un agricultor pequeño este tipo de eventos inesperados suponen mucho”, confiesa Chueca. “Y ahora aún pendientes del cielo, que todavía dan más lluvias y no sabemos en qué quedará”, advierte Doiz. Unos y otros ya están informando a sus seguros para concretar pérdidas e indemnizaciones.

Calabacines dañados por el granizo Beatriz García Blasco

El panorama en Ablitas es el mismo, o peor. La violencia de las tormentas arrancó, incluso, olivos y almendros. En lo relativo a la verdura, las extensiones de Cristian Sanz son unas de las más afectadas. “Ha sido un chandrío muy grande, esto supone muchas pérdidas y, lo peor, los compromisos con los clientes que ahora no podremos cumplir”, se queja el agricultor que, en su caso, afirma contar con 25 hectáreas de pimiento perdida y otras 20 “bastante tocadas”. Cuenta, además, que los pimientos ya estaban con los tratamientos aplicados.

Todo ha llegado en una época del año inusual. Diego Orta, propietario de la empresa Frutas y Hortalizas de Fontellas, también asume como pérdida las ocho hectáreas de tomate que tiene en Ablitas. Y sigue mirando al cielo. “De momento he tenido suerte porque hay zonas, como en Ribaforada, Fontellas o Tudela, donde tengo mucho más producto”, agradece, todavía con mucha cautela.

Cautela e incertidumbre que, coinciden todos, se sobrelleva con entereza. “Ahora las heridas causadas son foco de enfermedades y en cuanto se pueda habrá que entrar a tratar. Esperemos que no nos venga otra granizada más y lo remate todo”, concluye Bordonaba. Recuerda, además, que esta situación repercute directamente en más gente. Por un lado, en las empresas compradoras, que ahora tienen que encontrar nuevos espacios donde adquirir los productos que ya no podrán comprar aquí; y por otro, a todas las familias de los peones agrícolas que perderán varias jornadas de trabajo.