La procesión de Estella-Lizarra es un acto que año a año se reinventa partiendo de la tradición para seguir siendo el mismo. Para empezar porque comienza con la genialidad de que la comparsa de gigantes y cabezudos abra el cortejo.

Tras ellos, una muestra de diferentes asociaciones, grupos de gaitas, txistus, danzas y fanfarres hasta llegar hasta las imágenes de la virgen del Puy que es uno de los testimonios religiosos que todavía conserva esta procesión.

“Desde la cabeza de la procesión con los gigantes hasta los últimos que son las fanfarre de la peña San Andrés puede haber medio kilómetro” aseguraba ayer Marino Oronoz, el encargado de coordinar que cada año tantos colectivos arranquen y lleguen hasta la escalinata de la iglesia de San Pedro.

Así, arrancó con la Comparsa de Gigantes y Cabezudos que abrían paso a todo un séquito de dantzaris de los grupo Ibai Ega, Larraiza y Virgen del Puy y San Andrés, que se alternan el orden de la posición cada año.

También estuvieron las rondallas Los Estellicas y Guilauband. A la cita no acudió la rondalla María Inmaculada. “Este año han decidido no acudir a la cita”, comentaba un músico muy cercano a la rondalla.

Eso sí, no faltaron al acontecimiento de la mañana del domingo ni los tambores y txistus del grupo Padre Hilario Olazarán y tampoco los gaiteros Hermanos Montero, Iturrieta, los de Yerri y los tres grupos del Aula de Gaita y Tambor, que fueron los encargados de poner música los grupos de danzas.

La procesión de Estella cuenta con una grupo de voluntarias que portan la imagen de la virgen. “Somos 35 y la mayoría mujeres”, aseguró María Jesús sus Vergara que ya ha delegado la organización en manos de su hija Cristina Juaniz.

Al frente de las andas, Mª Puy Haro afirmó que llevan toda la vida saliendo en la procesión, que empezó con sus amigas y a la que hoy va acompañada de su hija Maite, que con 22 años aseguraba que lleva “toda la vida”.

El paso infantil es llevado por doce niñas: Ángela Hermoso de Mendoza, Daniela Sola, Amaya Adot, Nahiara Goicoechea, Blanca Sanz, Ana Lacarra, Victoria Adot, Paola Garbayo, Daniela García, Casilda Echenique , Marcela Fernández y Candela Martínez. Las doce niñas se turnaron durante la más de tres cuartos de hora que duró la procesión.

Lo más difícil es ubicar a todos los grupos para que transcurra con normalidad sin que se adelanten unos o se queden rezagados otros y que unos tapen a otros”, comentó Marino Oronoz.

No todo el mundo está de acuerdo con su ubicación: “Debería tenerse en cuenta el volumen de ruido que realizan unos y otros porque hay grupos que apenas se nos oye”, aseguró un miembro de una de las rondallas.

Precisamente los componentes de la rondalla Guilauband fueron los encargados de cantar este año una jota bajo la hornacina de la virgen del Puy. Una canción interpretada por Maura Urra, Laia Laso y Verónica Rubio. “Además de la voz de Julio”, aseguró el director del grupo, Charli Jiménez.