Asier Ferrer Samonete tiene 19 años y se forma como diseñador y modelista de alta costura en la escuela Javier Berroeta de Bilbao. “De lunes a jueves”, recalca, porque en cuanto acaban las clases vuelve a su casa en Gallipienzo Nuevo, al que adora, confiesa.

 En el pueblo que habitan un centenar de personas le espera su familia, sus amigas y el sitio donde desarrolla su creatividad. Ha convertido la vieja tienda de alimentación que regentaba su madre en su pequeño taller de costura. En él ha dado forma a sus diseños y ha organizado su primer desfile, que tendrá lugar esta noche en el marco de la iglesia de San Salvador, enclavada el cerro donde se asienta el Gallipienzo Antiguo, próximo a cumplir 1.100 años. 

El desfile se enmarca en las Jornadas Europeas de Patrimonio y en él van a colaborar familia, amigas, amigos y vecinos de los pueblos colindantes, que le han prestado ayuda con su saber hacer: “Han aportado la música, las joyas artesanas, flores y otros complementos. Se han prestado a desfilar, a decorar el espacio y a acomodar el aforo. Es una gozada”, confiesa el joven.

El desfile será este sábado a las seis de la tarde en la explanada de la iglesia. Su primera colección Quimera, se ha dado de la manera más natural. “Yo quería mostrar lo que hacía y la idea fue creciendo y cobrando forma” , cuenta. Unir el patrimonio histórico de Gallipienzo con su creación de moda le abruma. Su nombre está en el cartel junto al anuncio de las jornadas, con visita esta mañana al casco antiguo por sus empedradas calles medievales y exposición. Por la tarde, su desfile por 1.100 años de historia y un sueño que se hace realidad.

La pasión de Asier por la costura se despertó pronto. Él cosía la ropa para las muñecas con las que jugaba cuando era pequeño. Su abuela materna le daba las telas que él aprovechaba. “¡Toma, Asier, saca telas!”, le decía. Heredó de ella su primera máquina de coser y después, la de Arantxa, su madre. De su padre, Juan Manuel, aprendió las manualidades.

 “Cosía recto, autodidacta y poco a poco, comencé a hacer patrones. Pasé de hacerlo mal a hacerlo bien. Reciclaba las telas, y en función de ellas , hacía los diseños. Eran mis pruebas” relata. Parte del espacio, que antes que tienda fue garaje, se convirtió en su taller a medida que cosía y ocupaba la mesa principal de la casa. “Tenía que recoger cada dos por tres, desmontarlo todo. Entonces, me puse una mesa en el local, con cuatro muebles y unos burros para colgar mis diseños”, recuerda. Llegó después la nueva Singer y con ella, ha hecho todo.

Asier está convencido de que el pequeño medio rural y femenino le ha beneficiado porque le ha dado libertad para probar todo en el juego. “Juegos femeninos. Mi entorno infantil fue femenino. Solo éramos dos chicos de mi edad”. Este hecho ha ido cambiando con la llegada de nuevos vecinos a Gallipienzo.

Acabada la ESO en Sangüesa, el joven de Gallipienzo estudió Bachiller de Artes Escénicas en el instituto Plaza de la Cruz. Probó la danza y otras modalidades artísticas, hasta que se dijo a sí mismo: “Asier, te gusta coser. Pues cose”. Y comenzó a buscar dónde aprender hasta que encontró la escuela de Bilbao. Ha emprendido la aventura con el apoyo total de sus progenitores. 

Dice que en Bilbao ha encontrado las bases para abrirse camino. Las enseñanzas impartidas “son un plus”, afirma. Reconoce que ha aprendido rápido, “sobre todo patronaje”. Después de tocar todas las materias: diseño, teatro, danzas, costura y dibujo, siente que estaba predestinado: “Seré diseñador de moda. Voy a por todas”, sentencia, al tiempo que añade, en este sentido, que Bilbao es un trampolín para él.

Encuentra la inspiración desde su pueblo hasta la diseñadora británica Vivienne Westwood y reconoce que le gusta la moda punk, además del estilo de la movida madrileña y todo lo clásico. “Soy lo que se dice una dualidad, de un extremo a otro. Mezclo y hago mi propia creación. Me encantan los estampados, el farfan, cuadros en rojo, blanco y negro”. 

La distancia ha hecho que valore más Gallipienzo. Su paz antiestrés y su belleza inspiradora es el mejor escenario para su debut.

Desfile 

Siete modelos, uno para cada look, saldrán esta tarde desde la iglesia a la explanada de San Salvador. Se componen de vestidos, de trajes tres o dos piezas, prêt-à- porter, de fiesta, de alta costura, boda y eventos especiales. Desfilarán con música de Queen, entre otros temas. “Es algo nuevo, bueno y exótico que despierta curiosidad en la zona”. opina el joven. 

Su sacrificio de las tardes de verano echa a andar: bocetos, patrones y costura ven la luz en telas de calidad, herramientas de aprendizaje para seguir soñando. Asier aspira a vivir del mundo de la moda. “Es difícil, pero no hay que cerrarse a uno mismo”. Se estrena con su primera colección este sábado. En sus etiquetas en azul se lee su nombre: Asier Ferrer.