Después de casi seis décadas de andadura, este verano cerró sus puertas la sociedad gastronómica Alzania, la primera como tal en Altsasu, un lugar de encuentro a semejanza de otros que eran habituales en la vecina Gipuzkoa. La idea venía de atrás y el 11 de noviembre de 1965 una treintena de altsasuarras aprobaron los estatutos de la nueva sociedad, en los que se recoge que sus principales fines serían “fomentar la unión y amistad entre sus asociados. Procurar en las medidas que sea posible remediar las necesidades materiales de los menos económicamente dotados y poner todos los medios a su alcance para fomentar y resurgir con esplendor los deportes tradicionales de la tierra y entre ellos el de la pelota”. También se dice que la sociedad “será ajena por completo a todo fin político o religioso”.

Ese mismo día se nombró la primera junta directiva, presidida por Enrique Olmedillo. Martín de la Vega era el secretario y Antonio Bergera el tesorero. Se completaba con José Arregui, Paulino Iñigo, Ramón Fernández y Fulgencio del Río de vocales. Una vez conseguida la autorización del Gobernador Civil, la inauguración oficial fue el 14 de abril de 1966 con todas las bendiciones. Las instalaciones eran las de siempre, en un local alquilado en la calle San Juan.

En las celebraciones del 50 aniversario no faltó una comida de socios. N.M.

La última junta directiva estaba presidida por Fernando Guinea, con Jesús Guinea de tesorero y Josu Martín de secretario, que llevan perdida la cuenta de los años que han estado en el cargo. Les ha tocado finiquitarla, cometido que realizan con tristeza pero según destacan, no había otra alternativa. Y es que solo quedaban 12 socios. “Ya con 15 andábamos mal. Pero este año ha habido tres bajas y la luz ha subido mucho. Si se estropeaba algo, desastre. Con mucha pena, pero no había otra que el cierre”, lamentan 

Josu Martín entró en 1988, todavía en su época dorada. Y es que a principios de esa década la sociedad contaba con 80 socios, el máximo establecido. Jesús Guinea se apuntó en 2001, ya en caída libre. “En el año 2000 hubo una escisión y se fueron la mitad de los socios, que fundaron otra sociedad. Después vino la nueva ley de alquileres, que triplicó el recibo. Menos gente y más gastos. El remate ha sido la pandemia, a la que ha seguido un alza de los precios”, resumen.

AJosu Martín y Jesús Guinea les ha tocado cerrar la sociedad. N.M.

Si bien durante años formaron parte activa de la vida social de Altsasu, la falta de socios obligó a dejar de colaborar en algunas actividades populares, como el almuerzo de fiestas o las torrijas de carnavales. No obstante, seguían participando en la chocolatada de las fiestas de San Juan. Si bien intentaron cambiar esta tendencia, fue en vano. “Hace 3-4 años se aprobó dejar a los hijos o familiares directos entrar en la cocina pero no funcionó. Tres años antes se permitió a las mujeres ser socias”, recuerda Guinea, al tiempo que señala que “no es el mejor tiempo para las sociedades. En casi todas hay plazas libres”.

Ambos coinciden en el buen ambiente y camarería que ha habido entre los socios. “No ha habido ningún problema entre nosotros, no faltaban cosas y cuadraba el almacén”, observan. Lo cierto es que muchos echarán en falta la vieja sociedad, en la calleja de la calle San Juan, un local al estilo vasco con mucha madera y solera, con mesas que cuesta mover y que han acogido encuentros familiares y de amigos. “Hemos donado al Ayuntamiento fotografías, tallas y trofeos”, apuntan.