El domingo fue día grande en Ekai ( Lónguida), día de fiesta y memoria con la jornada de culminación del proceso de participación para la recuperación del viejo aserradero como futuro motor de desarrollo para la comarca. La iniciativa municipal de los Ayuntamientos de Aoiz, Arce, Lónguida y Oroz Betelu con la ayuda de Cederna (representados en la jornada) trabajan con ahínco para convertir el problema de su abandono en oportunidad. La jornada festiva marca el final de un proceso cuyas conclusiones se entregarán al Gobierno este mes de diciembre. “Y también el punto y seguido de las nuevas acciones y la presión social para avanzar y que esto no se quede hecho una ruina” significó Mikel Baztán Carrera, responsable de la empresa Ahora Clima/Orain Klima.

Un proyecto participativo que ha suscitado interés y ha demostrado el vínculo de los habitantes de la comarca por el lugar abandonado, que forma parte de su paisaje y memoria como se demostró el domingo. Ese día estaban llamadas todas las personas relacionadas en el pasado con el aserradero, en reconocimiento a su trabajo. Fue Iñigo Zabalza Unzué representante del concejo de Ekai quien les dio la bienvenida y agradeció al público su presencia. Acto seguido, repartió los diplomas de recuerdo: A las personas que dieron su vida al Aserradero y su entorno, con Aurresku y bailes los gigantes txikis de Aoiz en su honor. Finalizado el homenaje, Víctor Manuel Egia, estudioso del patrimonio industrial, condujo a los presentes por la historia del lugar, deteniéndose en la laguna, la emblemática chimenea y el edificio de administración. 

Testimonios

 Entre las personas reconocidas, Timoteo Cosín García, agoizko de 91 años, relataba para este medio que trabajó desde los 14 hasta su cierre en 1990. Comenzó de chico, llevando agua el personal, pasó al almacén, fue auxiliar de laboratorio y curandero en el botiquín. “Trabajamos también los domingos. Solo parábamos tres días en fiestas de Aoiz y uno por San Martín en Ekai”. Timoteo guarda dibujos realizados por él mismo de cómo era y funcionaba el laboratorio. Sus dibujos son tan claros como sus recuerdos. Se mostraba contento ante la posibilidad de recuperar el aserradero y su entorno “Aunque es tarde. Yo no lo veré”, lamentaba.

Laura Goñi López, 97 años y Charo García Alzórriz, de 84, de Ekai, hicieron el recorrido juntas recordando cómo comenzaron a trabajar con 12 y 14 años en la limpieza y el comedor del Irati S.A, empresa de la que formaba parte al aserradero. “Nos pagaban 3 pesetas por dos horas, sin fiestas ni nada. Bajamos poco porque está todo muy mal y nos da pena verlo de esta manera, así que estamos contentas de que se recupere y se mantenga”, manifestaban.

En este sentido, Egia aludió a la necesidad del reconocimiento del trabajo de estas mujeres porque también formaron parte de la empresa. “La mayoría eran niñas de 12 y 13 años que traían la comida a sus padres. Salían de la escuela y venían andando por la vía y volvían a la escuela”. Destacó asimismo, el papel de las mujeres guardabarreras en el ferrocarril El Irati. “Cobraban 300 o 400 pesetas al año, los salarios más bajos. La brecha salarial entonces ya era importante.

Un taller de camas, montado por los hermanos Irigoyen de Villaveta y el carpintero de Aoiz, Celestino Lako y la fábrica de Muebles Irigoyen, empresa a parte dieron también trabajo a mujeres como barnizadoras. Fue le caso de Juana Mari Ichaso Cía, agoizka de 79 años. “Aquí trabajamos muchas. Fue un lugar de desarrollo. Que no lo dejen morir”, pedía. Dos nietos del fundador de esta fábrica, Ángel Irigoyen, Ángel y Juan Ángel Irigoyen, también participaron en la jornada. El primero ha contemplado la destrucción paulatina del aserradero, su imagen cotidiana ya que vivió en el barrio hasta 1985. “Hemos visto cómo se hundía y el saqueo hasta quedar esta imagen deprimente de una empresa que quitó tanta hambre en la comarca”, destacaba.

Finalizada la visita guiada, se pusieron manos a la obra en la creación colectiva de una obra de arte efímero. La jornada entrañable e intergeneracional, quedó plasmada para el recuerdo en una fotografía colectiva de vínculo y reivindicación de futuro.