Al igual que en otras muchas localidades, la lluvia deslució la víspera de Reyes en Altsasu, que obligó a poner en marcha un plan B. Pero como manda la tradición, el sonido de los cencerros guio a Melchor, Gaspar y Baltasar en su visita a la villa. Al frente iba otro monarca, Eraitz Plaza Zufiaurre. Se trata de un mandato que se decide por la suerte y se renueva cada 5 de enero. Y es que tal honor recae en el niño o niña que encuentre el interior de su bollo una sorpresa. Se repartieron unos 300. Ayer la suerte fue cruzada. “Le ha tocado a mi primo Mikel, pero cómo no quería, me ha dicho a mí”, contaba este niño de 10 años que cursa 5º de Primaria en Iñigo Aritza Ikastola. Lo cierto es que se mostraba en encantado con tal honor.

Este reinado se decide a través del reparto de bollos. N.M.

La elección fue a cubierto, en el frontón Burunda, y una hora más tarde del horario previsto. Además, costó saber quién era el nuevo rey. Su proclamación fue rápida, con Ainhoa Ramirez de Alda y Alaitz Larraza de maestras de ceremonia, que le pusieron el narru o piel de oveja que cubría su cuerpo, sujeto por un cinturón con doce eskilak, pequeños cencerros, uno por cada mes de su mandato. También ayudó su predecesor, Imanol Ruiz Martínez, que le colocó la txapela y le entregó la makila o vara de mando. Tras cumplir el protocolo, y cuando la meteorología dio una tregua, los y las cencerreras salieron a la carrera en busca del heraldo de los Magos de Oriente para mostrarles el camino al portal de Belén.

El nuevo rey, Eraitz Plaza, con su predecesor, Imanol Ruiz, junto a Ainhoa Ramirez de Alda y Alaitz Larraza. N.M.

Salvo el parón de la pandemia, esta secuencia se repite desde 1976, cuando Enrike Zelaia y Luis Mari Lopez de Goikoetxea recuperaron una antigua tradición que desapareció en los años 50. Precisamente, la llegada de los Reyes Magos con la cabalgata hizo que se perdiese la costumbre de los niños y niñas de llamarles con cencerros. Dos décadas después fue recuperada como acto de bienvenida a sus Majestades de Oriente. En esta cita no faltó Lopez de Goikoetxea, que año tras año, apunta el nombre de reyes y reinas, una lista que pronto alcanzará un número redondo, 50.