El refranero popular versa que “por San Blas, una hora más”. Las familias aprovechan que los días se vuelven más largos para pasear y comprar dulces bendecidos por el santo para evitar los dolores de garganta. Toda una tradición que Casa Urrutia lleva acompañando durante más de cien años y tres generaciones de maestros panaderos. Aunque el obrador se situaba originariamente en Cáseda y Murillo del Fruto, Ujué es el pueblo en el que se ha convertido en uno de los lugares más emblemáticos para la compra de dulces navarros. Y, sin embargo, cada 3 de febrero, Pilar Torrecilla, amiga de la familia y vecina de Pamplona, se acerca al Mercadillo de San Blas y atiende en el puesto durante casi doce horas. “Nos conocimos por un familiar que tenemos en común. Siempre me había dedicado a trabajar de manera extra, a hacer colaboraciones en hostelería, me pidieron ayuda y, como nos caímos muy bien, he seguido trabajando durante años en los diversos negocios que tienen”, ha explicado Pilar. 

Esta buena relación a través de los años ha hecho que Pilar se haya convertido en una de las feriantes más conocidas de Casa Urrutia en Pamplona; especialmente cuando ayuda al obrador en los mercadillos de San Blas, como el que ha tenido lugar hoy, en el que 21 puestos pusieron a la venta en la Plaza de San Nicolás alimentos típicos como los dulces de anís, las tortas o los roscos. 

“Oye, qué agradable esa mujerica”, comentó una señora a su marido después de que les atendiera, siempre con una sonrisa. A los dueños de Casa Urrutia les gusta trabajar con “gente de confianza”, que es algo que Pilar les ha demostrado durante muchos años: “Me llaman porque les da seguridad saber que voy a hacerlo lo mejor que pueda. Y en esas estoy”, ha bromeado. 

De vez en cuando recomendaba a los clientes más inseguros qué dulces podrían gustar más a sus familiares: “Durante estos días vendemos de todo, pero el producto estrella de Ujué son los pasteles vascos y la torta Txantxigorri, que están hechos en el día. Hoy no es especial en ese caso porque lo clásico siempre triunfa en ferias como esta”, ha señalado.

Después de que la misa terminara, la Plaza de San Nicolás se encontró a rebosar de gente; de hecho, en todos los puestos se formaron grandes colas que parecía que no acababan: “Parece que durante todo el día esta va a ser la dinámica porque sientes que merece la pena estar durante tantas horas de cara al público. Además, el tiempo va a acompañar bastante. A mí se me hace esto muy ameno y es muy satisfactorio ver que en días como hoy los comerciantes tienen mucho éxito”, ha confesado. 

En su día a día, Pilar tiene un trabajo estable en el que se guarda algunos de sus días de fiesta “por si acaso en algún momento me pueden necesitar en el obrador. Soy muy feliz con lo que hago; creo que es una bonita forma de dedicar tiempo a los demás y de atender a los clientes como se merecen”, ha confesado. La labor de Pilar Torrecilla durante la feria de San Blas demuestra que los amigos son la familia que uno escoge y que, un año más, los dulces del 3 de febrero protegerán las gargantas de todos. Cortesía de Pilar y de Casa Urrutia. Plis plas.