La tradición cuenta que en los pueblos se tomaban las calles al ritmo de coplas, makilas y bastones con los que se golpeaba el suelo para “pedir la Santa Águeda”. Se trata de una tradición de espíritu que hoy en día se mantiene gracias a Ortzadar Elkartea, Jarauta Kantuz, Iruña Taldea Abesbatza y Muthiko Alaiak, los cuatro coros que en la víspera de Santa Águeda cantan a la patrona de las mujeres y las enfermeras para evitar los males de pecho y ensalzar una fiesta popular.

Este año, Ortzadar Elkartea está de celebración, ya que se cumplen 50 años desde su fundación; medio siglo de devoción a esta festividad: “Es una cita a la que nunca faltamos. Le cantamos a la santa desde los inicios del grupo, así que cada año, independientemente de cuántos estemos, nos acercaremos fielmente a intentar que esta tradición continúe y se transmita de nuestra generación a la siguiente”, asegura Ana Telletxea, miembro de la fanfarre y organizadora de los ensayos del coro de la asociación.

La primera parada de su recorrido es la peña Iruña Taldea, con quienes cantan sus primeras coplas y continúan por las calles del Casco Viejo de Pamplona hasta finalizar en la calle Mercaderes con su “particular fin de fiesta”.

Hay quienes consideran que, en origen, esta kalejira era una llamada a la Tierra para que terminara de despertar el solsticio de invierno; una creencia que “permite conectar con la razón que nos hizo entrar en Ortzadar, que no era otra que conocer y participar en una tradición que, aunque de distinta manera, queremos respetar”, explica. De esta manera, esta coral, que cumple medio lustro, persigue un nuevo objetivo que se aleja del inicial, aunque en esencia es el mismo. “Que la gente cante con nosotros es nuestro aguinaldo y nuestro mayor logro. Al final lo que hacemos es lo mismo que hacían ellos: cantar y bailar juntos. Estamos respetando nuestra historia, aunque la hayamos adaptado porque nuestras creencias ya no son las mismas”, concluye Ana.

Por otro lado, Maribel Olazaran recuerda con mucho cariño a su marido, Fernando García Echeverría, que en 1964 fundó el coro para cantarle a Santa Águeda: “Siempre me decía que teníamos que organizar cosas populares. Se le ocurrió que organizaramos este tinglado callejero que espero que no perdamos nunca porque este tipo de tradiciones forman parte del espíritu de Navarra”. Al principio no estaba formalizado como coro, pero Fernando le sugirió a Peio Goñi, también miembro de Muthiko, organizar un grupo de canto y preparar las armonías de las canciones: “¡Nos hizo estudiar hasta solfeo!”, bromea.

Durante estos 60 años, el coro ha pasado “muchas vicisitudes. Por ejemplo, me acuerdo de que en su día nos tuvimos que enfrentar a la policía porque no nos dejaban cantar en euskera. Y a Santa Águeda se le canta en euskera. Con todo, salimos adelante y aquí seguimos ensayando todas las semanas. A mí me hace muy feliz”, asegura Maribel. No obstante, algunas de las coplas también se cantan en otros idiomas como consecuencia de que hace unos años el coro tuvo la posibilidad de viajar a Italia para cantarle a la santa: “Fue muy especial. Tuvimos mucha suerte porque nos mandaron canciones en italiano. Ahora podemos decir que somos de todos los idiomas”, concluye entre risas.

No solo Maribel recuerda a su marido, Aurelio Suescun, de 75 años, agradece todo lo que Fernando hizo por el coro: “Sin él no es lo mismo, pero nos ha dejado una tradición que tenemos que mantener. Actualmente somos 50 componentes, todos muy mayores, pero este año han venido muchas familias a vernos. Con un poco de suerte se animan a formar parte de este proyecto tan bonito”. 

Cada grupo se calza el traje típico y se reúnen para cantar Zorion mientras batean con el palo en la Plaza Consistorial. Este año el tiempo les ha acompañado, pero “no nos importa mucho porque hemos llegado a cantar hasta con nieve. Somos muy devotos de esta tradición”, asegura.

El alcalde de Pamplona, Joseba Asiron, ha obsequiado a cada coro con distintos alimentos típicos de Navarra; tal y como se hacía antaño al “pedir la Santa Águeda”. Las tradición de la víspera del 5 de febrero continúa, al menos hasta que, como sentencia Aurelio “las fuerzas nos dejen continuar en este camino”. Que así sea.