El Ayuntamiento de la localidad ha empezado a dar los primeros pasos para adquirir y recuperar el céntrico edificio cuyo último uso fue el de un Horno Cooperativo pero que, además, albergó, entre otros, el Centro Obrero Republicano de Cárcar. En manos de los socios que en su día formaron parte de dicha cooperativa (muchos de ellos ya fallecidos), de acuerdo con la alcaldesa, Mª Teresa Insausti, la idea es que lo donen al Consistorio para poder plantear allí diversas alternativas.

Las etapas del edificio

Las reivindicaciones comuneras del municipio, cuentan, tienen su origen a inicios del siglo XX, a través de la Sociedad Jornalera de la Unión Democrática creada en 1910 y después el Centro Católico de Obreros se convirtió en la principal vía reivindicativa. El relevo lo tomó en 1920 la Sociedad de Obreros Campesinos, “que iba a tener un protagonismo importante en la lucha y en las exigencias en torno a la tierra en la localidad; se desprendía así del velo católico, y se adentraba en sendas cada vez más radicales. Primero se llamó campesino; más adelante, jornalero; y finalmente, republicano”.

Las roturaciones en los comunales llevados a cabo en este contexto hicieron que el Gobernador clausurase dicho centro en 1921, alegando que habían partido de ese lugar.

Tras el golpe de estado de Primo de Rivera, la Sociedad de Obreros y Jornaleros de Cárcar siguió vigente y funcionando y se reunía en el Centro Obrero y Jornalero de Cárcar, que figuraba como asociación de índole obrera con 204 socios y un concejal corporativo

Fue el 26 de abril de 1931 cuando este espacio pasa a ser el Centro Obrero Republicano. De hecho, explican, “durante el periodo republicano adquirió un especial protagonismo, convirtiéndose en espacio referencial para la socialización en todos los niveles cotidianos de la vida. En el ámbito económico, impulsó políticas de préstamo de semillas, de patatas, abonos minerales, así como de dinero a interés bajo. En el ámbito social, su salón de baile ejercía una función lúdico festiva, igual que su taberna… Y sus asociados se beneficiaban del servicio de barbería y del de cirugía menor que existía así como de su biblioteca. Allí también conmemoraban fechas señaladas, organizaban veladas de teatro, conciertos, y conferencias de personas como Julia Álvarez, Ricardo Zabalza, Tiburcio Osácar o Corpus Dorronsoro, entre otros. En este espacio desarrollaron una intensa actividad que traspasó el ámbito de lo social, hasta convertirse en el principal espacio de socialización política de carácter progresista durante el periodo republicano. De ahí salió la candidatura que ganó las elecciones municipales democráticas de 1933”.

Tras el golpe militar de 1936, y hasta 1956, el local fue requisado por Falange y utilizado como centro de adiestramiento militar, oficinas de la Cámara Agraria y otros. De hecho, “algunos de sus dirigentes acabaron pagando con su vida su militancia política”. 

Fue precisamente en 1956 cuando demolieron el inmueble y construyeron en su lugar un Horno Cooperativo para dar pan a toda la ciudadanía. En la parte superior se crearon unas oficinas y una sala muy grande para acoger a los vecinos “y siempre ha sido considerado como un local público que debe servir para toda la gente del pueblo”.

Proceso participativo

Ahora, y con una pequeña partida en el presupuesto de este año, pretenden empezar a mover los hilos. “La idea es adquirir el inmueble y hacer un proceso participativo para que la ciudadanía decida qué se puede hacer ahí, a qué quieren que se destine el edificio. Una posibilidad sería dejar una gran sala diáfana, así como otros cuartos más pequeños para que la gente se pueda reunir ahí. Se trata de un edificio que no está para hundirse pero que sí requiere de un profundo lavado de cara. En cualquier caso, no estaríamos hablando de algo a corto plazo, si no para los años venideros”, concluía Insausti.