Un año más, Lekunberri dejó su ritmo habitual por unas horas para volver al medievo con su mercado de ataño, una animada feria que invitaba a perderse entre los puestos y dar una alegría a los sentidos. Embutidos, paté, miel, chocolate, queso o mermeladas entre otros productos agroalimentarios se pudieron degustar y adquirir en la feria junto con cerámica, cestos, prendas de vestir, calzado, hierbas aromáticas, ungüentos o marroquinería entre otras artesanías.
Eran 65 puestos preparados con mimo en un marco inmejorable, el casco antiguo de Lekunberri con sus centenarias casonas. Precisamente, estas casas, muchas de los siglos XVI y XVII, han sido objeto de un estudio, el proyecto elegido en los presupuestos participativos de 2021, que fue presentado hace unos meses.
También fue el tema central de una ruta teatralizada con las actrices Lorena Arangoa y Esti Curiel. Una, ahogada por las deudas, se ve obliga a sacar a subasta su casa a través del remate de candelas, una puja a la que se podían presentar ofertas mientras se mantuviese encendida la vela. La otra era la rica, que se hizo con su casa y cumplió el ritual de encender su propio fuego. Pero existía la carta de gracia, tres años para poder recuperar la casa si la fortuna llega.
La trama se desarrolló en tres escenarios diferentes, elegidos por Ondare Kultura Taldea para representar algunas de las anécdotas, sucesos y curiosidades ligadas a la historia de Lekunberri. La primera parada fue en el Ayuntamiento, la segunda en la iglesia y la tercera en el lavadero.