Historia, crítica, humor, tradiciones, homenajes, crónica local y sociedad viva. Todo eso y mucho más es un Paloteado, pieza clave de la idiosincrasia de la Ribera. Ese cóctel, multiplicado por diez, es el Paloteado del Casco Antiguo de Tudela, ya que además de añadir todos esos ingredientes se sazona con innovación, modernidad, inventiva y una ruptura con todo lo establecido, hasta el extremo de que las extraordinarias paloteadoras son capaces de bailar salsa mientras cruzan los palos o convertirse en protagonistas. Detrás de semejante cóctel, que nunca defrauda desde que nació hace 8 años, se encuentran grandes nombres de la cultura y, especialmente, de la cultura altruista, ésa que derrocha esfuerzo con el único objetivo de enriquecer a la ciudad donde viven. Y vaya si lo hacen. Dicen los organizadores que su afán primero es “sorprender” y a fe que lo hacen, cada año ante cientos de personas que se agolpan en el entorno privilegiado de la catedral.

Quien sabe aceptar las reglas del juego, y es capaz de reírse de sí mismo, demuestra altura política y los políticos que asisten lo hacen, si bien el alcalde, Alejandro Toquero, se ausenta desde hace años y no se atreve a pisar la plaza mientras se celebra este Paloteado. El protagonista de este año, más allá del “señor Todotoqueroso” (lema que ya se ha quedado acuñado), y su enfrentamiento constante con Larrarte fue un objeto inanimado, la Fuente del Pez, un emblema que todo el que tiene más de 40 años en Tudela conoce y que desapareció sin dejar huella. Todos los personajes Rabadán (Jesús Villarroya), Mayoral (Julio Ruiz), Cierzo (Santi Muela), Zipotero (David Jiménez), Bardena (Inma Benítez) o incluso Damiana San Miguel (nuevo personaje histórico encarnado por Patricia Fernández) y las paloteadoras fueron bebiendo de su agua, que tenía el poder de transformar a quien lo hacía, convirtiéndolo en su otro yo escondido. Ese hilo conductor sirvió para tejer el espectáculo. Con el Paloteado del Casco Viejo no se puede hablar de representación, sino de espectáculo.

El inicio marcó por dónde se iban a dirigir muchas de sus críticas, Toquero, sus gastos y dietas, “una cosa sí está clara, y es que en este manadero el agua es tan transparente como el sueldo de…”, dijo el Rabadán, “¡Blasfemo!”, le contestó el mayoral, “pero si no he dicho nada”, “pero lo ibas a mentar. Superávit han tenido”, “Bien pronto lo gastarán. Que entre gasofa, cubatas y trajes pa procesiones no van a dejar un chavo”. Así recordaron los gastos de Toquero en viajes a actos de UPN y comidas (“a 120 lereles la botella de morapio canto yo el “Y viva España” si hace falta en esperanto”).

El agua de la fuente convirtió al mayoral (el poder) en euskaltzale reconvertido, con txapela, defendiendo a Palestina y entonando el hegoak ebaki banizkio de Laboa; a la Bardena, de recalcitrante ecologista en cazadora furibunda (“¡que se nos ha convertido, no sé bien si en cazador o en polígono de tiro!”, le dijo el Zipotero), al Rabadán (el pueblo) en lector de ABC, al Zipotero cambiándolo por el Tarambana (personaje del Paloteado del Barrio de Lourdes) y al Zierzo de encolerizado impenitente a hippie defensor del amor libre y de los abrazos. De hecho, consiguió que Olga Risueño (Contigo Tudela) y Verónica Gormedino (UPN) se abrazaran en mitad del espectáculo.

En lo que se refiere a palos contra el alcalde, Alejandro Toquero, o el equipo de gobierno, destacó el recuerdo de que UPN se negó a rendir homenaje a los republicanos que murieron asesinados, “valientes fueron aquellos que murieron fusilados por ser alcaldes de aquí, del bando republicano. Los nombres de Aquiles Cuadra y Domingo Burgaleta, muertos por la Democracia, pues recordarlos... no renta. No queréis ver que las muertes, tanto más si son cruentas, son una tragedia siempre porque en todas ellas suena el grito de ¡nunca más!”.

En el cole

Sin embargo, quienes realizaron el mejor retrato de la vida municipal fueron las paloteadoras, que en su habitual “chow” realizaron una reinterpretación de los enfrentamientos entre Toquero y Larrarte, con dardos envenedados hacia el “ego del “Todotoqueroso”. Dos niños en la escuela se enfrentaban, uno Alex, el otro Eneko y con esta sencilla base recrearon polémicas como la falta de información, el uso del coche municipal para viajes privados, la polémica de la DGT o la afición de Toquero a coger el micrófono en fiestas de jóvenes y concederles media hora más o gritar “viva España”. El niño Alex llegó a la escuela “es viernes y son las tres, hago lo que quiero uso dispositivos y no leo correos” (haciendo referencia a que adujo que no habían visto el correo de la DGT porque eran las 15.00 de un viernes). “¿Quién ha utilizado el autobús de colegio para ir a Pamplona para ir de fiesta con sus amiguitos?”, le preguntaba la profesora, a lo que Alex repetía, “yo no he sido”, “bueno, y de las dietas no hemos hablado”, le volvía a interpelar, “yo no he sido”. En este intercambio apareció la figura del niño Eneko para “chivar” a la “profe” todo lo que había hecho el niño Alex, “en 1985 devolvió la cinta de los Goonies sin rebobinar, en el 90 no tiró de la cadena, en 2010 tiró el envoltorio de las galletas al contenedor azul, el año pasau dejó el Chromebook en el armario sin cargar”. Alex, preso de la ira le contestó “tú calla, salao, que cuando sacas malas notas, te cambias de cole y nos dejas con to el tinglao. Como en 2019, que me eligieron a mi de delegao y te fuiste a Pamplona todo cagao”.

Otras críticas

Pero hubo más, mucho más, tanto que en apenas una página no se puede resumir. Críticas al exceso de cámaras, a la pasividad del Consistorio ante la ola de atracos el año pasado, a la controvertida obra de la calle Velilla (“o permitir construcciones donde la Calle Velilla: con colegios y consultas eran calles bien tranquilas pero ahora van a poner parking para un ciento coches y paicerá la M30 por de día y por de noche”), al cierre de comercios emblemáticos como el bar Aragón o las Álavas (“que son los tiempos que corren, la modernidad, chaval. Eso y que hay escaso apoyo para el comercio local”) a quienes critican la llegada de inmigrantes (“abundan los extranjeros que asumen esas labores, que hasta hace no mucho tiempo, hacían los españoles y que ahora, gracias a ellos disfrutamos como antes. Eso va pa los que dicen que sobran los inmigrantes”), al Tudela Green Temple y a la “visera” de la iglesia de la Magdalena. También hubo un recuerdo para la polémica obra del paseo del Prado que se inunda en cuanto llueve (“al Prao para inundarse, el Ebro no le hace falta. Le basta que cuatro gotas descargue alguna tronada. Al no ponerle desagües pa canalizar el agua también se puede nadar o palear en piragua”), para el movimiento ciudadano contra el cierre de Nano (“ni el origen, ni el color, ni las lenguas en que hablamos, nos dividen si nosotros preferimos integrarnos. Aúpa Pueblo de Tudela, que despierto y solidario, disteis esperanza y fuerza para la lucha de NANO”), los despidos de Ocio Sport (“el Ayuntamiento está eludiendo sus responsabilidades y miran para otro lado dejando a las familias tiradas, ¡esto hay que solucionarlo!”) y la subvención a los actos taurinos.

Final

No faltaron los elogios a figuras deportivas como José Luis Casamián, Belén Sánchez o Ángel Bozal, que han conseguido importantes logros y a la figura de Pedro Miguel Sánchez Eguialde, alma mater de la cultura en el Barrio de Lourdes que falleció este año, “hombre que deja en el Barrio una herencia incalculable. Trabajó por la cultura, recuperó tradiciones y quizá gracias a él se escriben estos renglones. Nunca muere alguien que deja tan honda huella. Gracias, Pedro, por haber hecho más grande Tudela”. Como cada año, el Paloteado recuperó un personaje histórico tudelano. En este caso fue Damiana San Miguel, joven tudelana violada y víctima de la Inquisición en el siglo XVII.