Navarra | Gracias, médica Lourdes
La recién jubilada médica de Atención Primaria Lourdes Arregui recibió un emotivo homenaje en Orbaizeta tras 14 años de servicio en la zonal Alaban su profesionalidad, trato y atención a los pacientes
Hay personas que dejan huella y eso quedó más que demostrado el pasado fin de semana con el emotivo homenaje que el valle de Aezkoa rindió a Lourdes Arregui, médica de Atención Primaria del consultorio de Aribe, quien se jubiló el pasado mes de enero tras 14 años de servicio en la Zona Básica de Salud de Auritz/Burguete. El acto se celebró en el espacio Kultur Ola de Orbaizeta, donde decenas de vecinos, especialmente personas mayores, quisieron agradecerle su dedicación, cariño y cercanía.
Lourdes Arregui, vecina de Larrasoaña, llegó a la zona en 2010 como médica del Servicio de Urgencias Rural (SUR). Desde 2017 pasó a formar parte del equipo de atención primaria en Aribe, tomando el testigo de José Ignacio Ubau, tras más de cuatro décadas de servicio. Desde entonces, se fue ganando el respeto y el afecto de todo el valle, no solo por su profesionalidad, sino también por el trato humano y atento que ha mantenido con cada paciente.
En un ambiente cálido y profundamente humano, Lourdes estuvo arropada por su familia, sus dos hijas, un hijo y dos nietas, por representantes de los ayuntamientos del valle, por el presidente de la Junta del Valle de Aezkoa, Karlos Bueno, así como por compañeros y compañeras y decenas de pacientes que no quisieron perderse esta despedida.
Profesionalidad
Karlos Bueno, presidente de la Junta del Valle de Aezkoa, abrió el acto recordando que este reconocimiento “se hace desde las entrañas, desde la petición popular de la gente. No hay más que ver toda la gente que tenemos hoy aquí presente”. Sus palabras dibujaron con ternura la figura de Lourdes: “Si se viese por el agujero de una aguja la profesionalidad, la forma de trabajar y el respeto de Lourdes, seguramente se aprendería mucho más que en las propias facultades de medicina y en las oficinas de atención al usuario. Con eso queda bien definida la trayectoria de Lourdes en nuestra tierra y el sentir de nuestra gente”, añadió.
El médico José Ignacio Ubau, médico al que Lourdes sustituyó tras más de 40 años de servicio, también quiso poner en valor la importancia de la atención primaria y elogió su trayectoria con palabras muy sentidas: “Por tu manera de ser, por tu personalidad, por el amor a tu profesión, por querer estar al día de los avances en medicina y estar siempre dispuesta a ayudarnos, a atendernos, a acompañarnos y guiarnos en todos los problemas que refieren a tus pacientes. Por ofrecer una comunicación cercana y personalizada con pacientes y con sus familiares, con un lenguaje claro y comprensible. También por respetar la intimidad y el contexto sociofamiliar de cada uno, por ofrecer un entorno favorable y respetuoso, por estar a nuestro lado en momentos difíciles, como en la pandemia, por todas las veces que estuviste ahí ayudando y guiando, por tratarnos como nos gustaría ser tratados. Por todo ello, gracias”.
Ander Goikoa, actual médico del consultorio de Aribe que cogió el relevo de Lourdes, habló con cariño de su legado: “Cuando trabajamos en un servicio público como el nuestro, dejamos una huella diferente y la huella de Lourdes mucho tiene que ver con el trabajo exhaustivo que has hecho, con todas las horas que has dedicado dentro y fuera de horario y con el cariño que has dejado. Una huella que todavía hoy en día se ve en los pacientes cuando miran de reojo la báscula que hay detrás”, bromeó, arrancando sonrisas entre los presentes.
Por su parte, Virginia Arozarena, alcaldesa de Orbara, quiso subrayar el importante trabajo realizado con las personas mayores del valle en atención domiciliaria: “Has dedicado ese trabajo con mucho seguimiento, con mucho amor, con mucha humanidad, y estamos todos muy agradecidos”.
Huellas imborrables
Cuando le tocó el turno, Lourdes habló desde lo más profundo del alma. Agradeció el cariño y el respeto recibido por parte de toda la comunidad y recordó a sus compañeras y compañeros sanitarios, con quienes vivió momentos “difíciles y a la vez inolvidables”. No quiso tampoco olvidar a las personas fallecidas de la zona. “Gracias por lo mucho que me dieron. Por las emociones profundas y los momentos únicos que me permitieron vivir. Dejaron huellas imborrables en mi alma y creo que me ayudaron a ser mejor persona”. También quiso dedicar unas palabras cargadas de amor a su familia. Con la voz entrecortada, recordó con especial ternura a su marido y compañero, Patxi, fallecido pocos meses antes de su jubilación, quien “ha sido mi apoyo, mi fortaleza, sostén, mi amigo, mi amor y a quien tanto echo de menos hoy aquí”. Después, dedicó un agradecimiento sincero a sus hijos y nietas, “por ser el motor y el ancla que me siguen sujetando en la vida en estos momentos tan difíciles”.
Con la entereza, templanza y elegancia que siempre han marcado su manera de ser, Lourdes terminó su discurso agradeciendo al valle de Aezkoa por ser “una tierra grande y hermosa. Hermosa por su naturaleza, sus ríos y montañas; grande, por sus gentes”.
El aplauso que siguió fue largo, sincero, emocionante, de esos que nacen del agradecimiento profundo. Entre emociones contenidas, la médico recibió una talla de madera que representa el árbol de la vida y una cesta de productos locales, como símbolo del arraigo y el afecto sembrado en esta tierra.
Una despedida envuelta en emoción y gratitud, donde no faltaron largas colas de abrazos, besos y palabras de agradecimiento nacidas desde el corazón de quienes fueron sus pacientes, aquellos que encontraron en Lourdes no sólo a una médica, sino a una profesional que les cuidó el alma y dejó una huella imborrable en cada rincón del valle de Aezkoa.