Después de 41 años en la Policía Municipal de Tudela, seis de ellos al frente de la plantilla, Juan Cruz Ruiz se jubila y dice adiós a su pasión. Él mismo señala que haber llegado a la jefatura “ha sido un sueño” y no le importa reconocer que ha derramado más de una lágrima estos días pensando “el último cohete, la última procesión, la última ofrenda, el último encierro...”. Si algo le caracteriza es que no se muerde la lengua, critica el exceso de competencias que se ha dado a la Policía Local, lo que les ha retirado de lo más cercano, cuidar y atender al ciudadano. Entró en 1984, en una Tudela muy diferente.

Juan Cruz Ruiz, ex jefe de Policía Municipal de Tudela.

Juan Cruz Ruiz, ex jefe de Policía Municipal de Tudela. Cedida

¿Lo vive con emoción o con ganas de descansar?

-Entré aquí con 22 años y voy a hacer 64. Te planteas qué va a pasar al día siguiente. Yo veo a la gente cuando se jubila que todo el mundo está muy contento. Pero con un cargo como el mío es difícil, no solo por la responsabilidad, sino también por las relaciones sociales, con mucha actividad diaria y pasas de mil a cero en un segundo. Porque en estos puestos, al día siguiente ya has desaparecido. ¿Sabes lo que es estar todo el día pendiente del teléfono? Estas siempre ocupado y ahora, al día siguiente, te levantas y dices ¿y ahora qué hago? He estado intentando arreglar mi cabeza para eso. En realidad me quería haber ido en febrero, se lo dije al alcalde hace un año: ‘El día que cumpla los 63 años, me voy’. Pero ha tratado de convencerme de que me quedara más. Pensé que el último día de fiestas es un momento muy bonito para dejarlo. Después de fiestas me cogía siempre vacaciones y me iba a la playa y mentalmente pensé que sería lo mismo. Creo que lo llevaré bien, tengo hobbies, la bici, la lectura, los viajes… y dos nietas…

Juan Cruz Ruiz, en la imagen junto al alcalde Alejandro Toquero, ha pasado 41 años en el cuerpo de la Policía Municipal de Tudela. Fermín Pérez Nievas

Entró con 22 años, en 1984. ¿Cómo era aquella Tudela?

-He visto una transformación de Tudela brutal en 41 años. Era un pueblo grande pero al final era un pueblo, con todo lo bueno que conlleva. La gente nos llamaba todavía alguaciles y el 1 de septiembre de 1984 cambiamos el uniforme, del traje gris con la txapela roja al traje azul de dos colores. La gente en la calle nos seguía llamando alguaciles. Teníamos mucho trato con la ciudadanía. La actividad que teníamos no tenía nada que ver con lo de ahora. Se repartían muchas notificaciones, vigilancia de cumplimiento de ordenanzas y de tráfico, y de seguridad algo a la noche, cuando no se repartía. No teníamos armas, ni grilletes siquiera. Estábamos en los bajos del Ayuntamiento, con una puerta de acceso pequeña en la calle Rúa.

La Policía Municipal era más una especie de sereno evolucionado.

-Efectivamente, de hecho hacíamos servicio como los serenos. Íbamos a pie patrullas unipersonales y solo había una persona con un coche que controlaba que cada uno estuviéramos en nuestro puesto. La gente salía a la ventana o a la calle cuando quería llamarnos y daban palmadas fuertes. Tudela empezó a desarrollarse en todo, desde le punto de vista urbanístico y a partir de los 90 se empezó a notar el cambio. Tuvimos la fortuna de que varios equipos de gobierno se empeñaron en desarrollar la Policía Municipal hasta convertirla en integral. Nos daban mucha formación, era el comienzo. Empezaron a hacer una cadena de mandos, las primeras plazas de cabo, de sargento… he tenido la fortuna de que siempre he sacado las oposiciones para ascenso. Hemos pasado de un servicio de alguaciles, que te daba ocasión de conocer a todo el mundo, a ser una policía integral con mucha especialización. Pero quien mucho abarca poco aprieta, no eres especialista en nada al 100% pero tienes que atender todo.

Han sido 6 años muy intensos en la jefatura, ¿le ha dado otra perspectiva estar al mando?

-En 1986 ya era cabo, mando intermedio, y en 1990 sargento, casi toda mi vida profesional he sido mando intermedio. Llegar la jefatura implica una perspectiva más amplia pero lo que más he notado es que en las últimas promociones en la Academia de Policías de Navarra forman a las diferentes policías más hacia cuestiones de seguridad ciudadana, olvidando un poco aquello del principio y que es indispensable: El espíritu de policía cercana, de proximidad, que conoce al vecino. Los problemas de convivencia se están disparando. La situación multicultural ha evolucionado a pasos muy rápidos. Hay gente de todas las procedencia con todo lo bueno que ello conlleva y otras cosas no tan buenas. Se tienen que adaptar a nuevas costumbres, empiezan a vivir en comunidad con todos los demás y eso trae problemas de convivencia, que no son graves, pero suponen mucha preocupación de la ciudadanía. Siempre pongo el mismo ejemplo. En Tudela puede haber una operación policial donde se incauten 100 kilos de droga y a la ciudadanía no le da inseguridad, pero que el vecino ponga la música a las 3 de la mañana muy alta, que taladre la pared a las 7 de la mañana, que los perros ladren y no los controlen… eso les da sensación de inseguridad y quiere un teléfono de referencia que le solucione esos problemas. Eso solo lo hace la Policía Municipal. Pero las nuevas leyes nos da muchos más servicios. Atender un atestado de investigación por accidente de trafico no se hacía, venía la Guardia Civil, la Violencia de Género (tenemos policías dedicados en exclusividad)… Ha habido un desarrollo de todo tipo que ha hecho que los policías centren su atención en cosas que antes no se hacían. Me parece muy bien, pero no dejando de atender de otras cosas que la ciudadanía reclama cada 10 minutos. Si no lo hacemos nosotros no lo hace nadie, 24 horas al día, 365 días al año. Cada vez hay más personas mayores que viven solas, tienen una caída en su casa, aprietan el botón de teleasistencia y solo estamos nosotros, no va nadie más y no lo podemos dejar nunca, eso es la esencia de la Policía Municipal.

Para eso se necesitarían más agentes...

-Soy muy crítico con los gobernantes, sobre todo con los autonómicos, que son los que más capacidad tienen. Todos los cuerpos policiales tenemos menos recursos de los que necesitaríamos, pero en ciudades intermedias como Tudela, asumir todas esas competencias supone que por proximidad somos los que más rápido llegamos. Nos cuesta mucho decir que no. Atendemos las cosas por prioridad de urgencia y dejamos otras que deberíamos atender y que si otros cuerpos las atendiesen más podríamos dedicarnos a nuestras competencias exclusivas. Cuando hay problemas serios de seguridad ciudadana los atendemos, pero entonces está menos atendido el trafico, las ordenanzas municipales (sobre todo la de conductas cívicas)… y con las fiestas mucho más. Todo eso aunque la coordinación es muy buena, a pesar de los políticos. Llevo muchos años hablando de la coordinación de las policías y eso Navarra lo tiene muy pendiente, hay que mejorarla.

¿Cuál sería el número ideal de agentes para llegar a esos aspectos que no se llega?

-Nosotros ahora mismo estamos 70. Si pudiéramos mantener ese número (para mi el ideal es 72), nos dejaran centrarnos en nuestras competencias exclusivas, y fuéramos policía de apoyo para las otras en seguridad ciudadana, podríamos mantener muy bien el tráfico (que está menos atendido de lo que precisa) y las ordenanzas municipales. He tomado decisiones como que cuando viene la gente a denunciar a nuestra comisaría no le tomamos la denuncia. Estaríamos obligados, pero los envío a la Policía Foral o Nacional porque prefiero tener a mis operativos patrullando la calle y que eso lo hagan otras policías, que tienen unidades para ello. Eso es decisión mía y es incluso incumplir la ley.

¿De qué decisiones se siente más contento?

-De lo que más contento estoy es de, por esa falta de recursos, poder haber hecho el despliegue de las cámaras de vigilancia. No estamos mirando las pantallas todo el día, nos volveríamos locos. Nos han venido muy bien porque donde no tenemos recursos humanos hay imágenes y se han resuelto delitos. Previenen muchas actividades que antes se hacían y que han decrecido o no se hacen. ¿Qué es posible que se hayan traslado a otros sitios? Puede ser, pero es cuestión de seguir desplegando cámaras. Hay que cumplir la ley y tener control, pero soy un enamorado de los sistemas de vigilancia. A los 25 días se destruyen automáticamente. En fiestas se han detectado movimientos de peleas antes de que se produjeran.

¿Qué se queda pendiente?

-Querría haber aumentado las patrullas a pie en turnos de mañana y tarde y haber aumentado el tiempo que dedicamos al control de tráfico. Si yo pongo las mismas patrullas a pie, que en coche, con la cantidad de llamadas que tenemos seríamos más lentos. Rondamos las 40.000 llamadas al año. Lo probé y lo intenté, pero no era operativo. La patrulla a pie en zonas peatonales es algo que debía ser irrenunciable.

¿No eran operativas las bicicletas?

Las bicicletas demostraron que eran operativas, pero hubo varios problemas. Creo que incluso fuimos los primeros en usarlas. Fue positivo pero hubo un tiempo en que la Policía Municipal decreció bastante. Cuando entré a la jefatura éramos 58 y no teníamos gente suficiente. Es cierto que las usábamos solo en verano, porque con la orografía y la climatología es complicado. También hubo algún problema desde el punto de vista sindical. La formación que se daba no incluía la bicicleta y decían que no estaban preparados. Ahora hacen prácticas de patrulla en bicicleta. Es algo que se queda pendiente y Ricardo tendrá que estudiarlo.

¿Qué recuerdo queda como el peor momento vivido en sus 41 años en la Policía?

-El inicio de la pandemia. Salir a la calle y ver las calle vacías parecía una película de terror. También con mi propia plantilla, no por su comportamiento que fue ejemplar, sino porque fue muy difícil, teníamos familiares que se contagiaban, que fallecían... Había mucho caos con si usar guantes, mascarilla... Hubo varios componentes de la plantilla que se contagiaron pronto, había que acompañar a las funerarias... Había miedo y tenía que reunir a la gente, estando yo atemorizado por la situación e infundir tranquilidad. Tenía que concienciarme yo, transmitirlo a la plantilla para que ellos hicieran lo mismo con la ciudadanía. La plantilla se portó muy bien, nadie se quejó de suspender vacaciones… Fue muy duro.

¿Y el mejor momento?

-Siempre he querido ser jefe, por lo que el mejor momento fue cuando me nombraron jefe. Soy un enamorado de la Policía Municipal. Cuando el alcalde me dijo que había decidió que sería el jefe fue un motivo de alegría y mucho orgullo. Ha sido un sueño.

¿Se podrían producir en Tudela sucesos como los de Torre Pacheco?

-Por supuesto que podría producirse en cualquier momento. Hay una multiculturalidad espectacular, con sus cosas buenas y sus cosas malas. Dentro de la ciudadanía hay gente que piensa de formas distintas. Sería algo muy lamentable. Pero lo peor que hay son las mentiras o las verdades a medias. Es peligroso dar datos concretos, pero también lo es ocultar otros. Yo pienso que lo que es verdad y lo que está documentalmente demostrado a la gente no se le puede ocultar. Si no haces aflorar el problema no vas a buscar la solución y tapándolo no se soluciona. El problema es que si vamos a un extremo se dice una cosa y si vamos al otro se dice la contraria y en el centro no hay nadie. Se desvirtúan muchas veces las cuestiones que realmente pasan. Yo creo que la gente en general no es racista, hay gente racista como hay gente que asesina, pero la sociedad en general no es racista, es más clasista. Cuando la gente habla de estos problemas no habla de la inmigración en general. Cuando desde los gobiernos se toman medidas para intentar solucionar problemas a veces falta ese feed back para ver si estamos consiguiendo lo que queríamos, porque si no es así igual hay que cambiar la táctica. La crispación política se traslada a la sociedad y creo que por la parte política no se está haciendo bien. No hablo ni de unos ni de otros, hablo en general. Unos dicen que no pasa nada y otros que pasa mucho. Eso hace que no se tengan en cuenta las opiniones de los técnicos. Si hablamos de seguridad ciudadana y convivencia, los técnicos son los cuerpos y fuerzas de seguridad, también los trabajadores sociales. En eso no se nos tiene en cuenta. Solo se nos envía cuando ya ha surgido el problema. Cuando una situación coge la gravedad de Torre Pacheco es difícil de controlar. Se gestiona desde dron y no desde la calle. Hay datos que no se analizan. Se dice: ‘Tenemos una sociedad que criminaliza a la gente según su lugar de procedencia’. Eso no se puede decir a la ligera. Hay muchos datos, vamos a analizarlos para buscar una solución. ¿En qué estamos fallando? ¿Es necesaria la inmigración en España? Por supuesto, es necesaria ¿Es buena de cualquier manera? Mi opinión es que no, hay que controlar. Es lo mismo que con nuestros hijos, ¿Es bueno que les demos todo a los hijos? Yo creo que no. Necesitamos muchos inmigrantes porque solos no podemos sacar adelante todos los trabajos. ¿A cualquier precio y sin condiciones? Yo creo que no. Para mi falla el control y no analizamos si estamos consiguiendo objetivos.