Han tenido que pasar dos años para que las calles de los pueblos de Baztan vuelvan a desbordarse de ilusión con la celebración del día grande de los carnavales para los niños y las niñas, Orakunde, también llamado Egun ttun-ttun u Oilar dantza, según la localidad en la que se celebra. Los txikis de la casa y los gallos son los protagonistas de la fiesta. Todos y cada uno de los pueblos del valle celebran esta jornada, antes el mismo día, el jueves anterior a los carnavales, pero desde hace varias décadas cada pueblo lo celebra un día diferente. La razón está ligada a la música, y es que hubo una época en que no había suficientes músicos para abarcar los 15 pueblos del valle el mismo día, por lo que las celebraciones se dispersaron, aunque la mayoría sigue celebrándolo el jueves.

El año pasado las celebraciones, mínimas, se limitaron a los centros escolares, y este año, el jolgorio ha vuelto a las calles. Este año Orakunde no está siendo “como siempre”, pero se parece mucho a la festividad pre pandemia.

Por ejemplo, en todos los pueblos, menos Elizondo que es el más poblado, se hacen cuestaciones, entonando la canción Egun ttun-ttun. Casa por casa, reciben algo de comida, bebida y a veces algo de dinero. Este año, varios pueblos han cancelado la cuestación, y en otros se ha modificado algo. La comida del mediodía también ha sido cancelada en varias localidades, no así en Elizondo, donde ayer, más de 300 alumnos y alumnas abarrotaron los restaurantes del pueblo para disfrutar de la comida típica del día, paella, pollo y helado.

Lo que no han cambiado son los juegos, entre otros la aulki dantza, zartain dantza, o zinta jokoa. Tampoco el momento más esperado del día, el oilar jokoa, en el niños y niñas con los ojos tapados y espada de madera en mano se aventuran a la búsqueda del gallo, premio que en algunos pueblos se llevan a casa, y en otros, como Elizondo, desde hace dos años reciben un obsequio con el gallo de protagonista.