Allí, donde el verde predomina, los montes resaltan y la cuajada endulza el paladar; se encuentra el club de Golf Pitch y Putt de Lizaso. Las instalaciones disponen de un campo de 70.000 metros cuadrados, donde aprender, disfrutar y jugar con la familia, amigos o pareja en el green. 

El terreno cuenta con nueve calles y cada una de ellas tiene dos salidas diferenciadas de modo que la explanada se compone de un recorrido de 18 hoyos. Unos requisitos indispensables para cumplir con los tres objetivos que formuló en su día Ceferino Elizondo, el gestor de Golf Pitch y Putt, una modalidad de golf de golpe más corto con calles de entre 40 y 120 metros desde la salida hasta la bandera.

El primer objetivo consta en ofrecer un campo digno para la práctica de este deporte minoritario. La segunda se vincula con la enseñanza, con ofrecer un primer contacto con el mundo del palo y la bola mediante varias propuestas de arranque. Es decir, el primer día, el jugador descubre la actividad, y en caso de que sea de su agrado, Elizondo les ofrece un paquete de seis jornadas de iniciación para canjearlos en un plazo de tres meses. Si la curiosidad va más allá, el jugador tendrá la opción de adquirir ocho sesiones de seguimiento. Cada una de ellas cuenta con la asistencia técnica y con la visita a los hoyos.

El tercer y último objetivo se basa en organizar competiciones para que el deportista se sienta “vivo”, ya que en palabras de Elizondo “el golf es un reto personal”. Los torneos realizados son patrocinados por servicios locales como los productos lácteos de Ultzama, las cuajadas Goxua, los restaurantes de la zona, el balneario de Elgorriaga o las frutas Bermejo. “Siempre hemos procurado que los participantes sean obsequiados con productos de la zona, con premios que realmente valgan la pena”, confiesa.

Para todo los públicos

Lizaso Golf Pitch y Putt se construyó en 2004 con la intención de vender esta modalidad a nivel popular, de ahí que el gestor lo califique como “un centro social donde todo el mundo es bienvenido”.

Por el campo ultzamarra pasan desde niños de tres años hasta mayores de 97. También abre las puertas a las personas que sufren alguna discapacidad. “En alguna ocasión, he tenido el gusto de impartir clase a los ciegos de la ONCE y ha sido una experiencia brutal. Allí te das cuenta que la técnica no necesita de la vista sino que es un gesto corporal. El golf es tan apasionante como desconocido”, recalca.

Solo el 0,2% de la población navarra conoce, práctica y no estigmatiza este deporte minoritario como “pijo”, “elitista” o “rico”. “Me da pena la situación, porque cuando lo solemos abrir todo el mundo sale encantado”, subraya. A finales de julio, Elizondo tuvo el placer de adentrar al mundo del golf a una madre y un hijo canadienses. Fue tal la ilusión que mostraron por seguir aprendiendo que han decidido continuar con ello en su país natal. Casos como este “me satisfacen, pero todavía queda mucho por realizar”. 

Elizondo, junto a la Federación Navarra de Golf, contribuye a realizar espectáculos en espacios públicos como Sports Kid. “En Sanfermines, por ejemplo, programamos un evento Encéstala si puedes, que consistía en meter tres canastas, en caso de acertarlo les ofrecíamos sesiones de iniciación. Estas promociones la Federación debería hacerlas más, porque son muy útiles para acercarnos a la gente”, recomendó. 

El golf va a la upna 

Ahora bien, a su vez, Elizondo ensalza la labor que ha hecho la Federación en la reapertura de la cancha de la Universidad Pública de Navarra (UPNA) en junio, que cerró hace aproximadamente seis años por su falta de rentabilidad. “Con una buena promoción lograremos llegar a los estudiantes. No os lo imagináis las sensaciones que os puede generar el tocar bien una pelota, y llevarla a donde tu quieres. Produce tal desconexión de los problemas que incluso los médicos deberían incentivarlo más”, destaca.

Un hecho que muchos lo comprobaron durante la pandemia. A diferencia de otros deportes, la práctica de golf aumentó con la presencia del coronavirus. El ser una actividad al aire libre “nos benefició”. Eso sí, el aumento fue esporádico. Cuando “volvimos a la normalidad la gente prefirió acudir a la playa o a la piscina”.

Muy a su pesar, las altas temperaturas están haciendo estrago en Lizaso Golf Pitch y Putt. La sequía está dañando el green, la zona donde la hierba se corta a tres milímetros y medio para que la bola llegue. Es tal la escasez de agua que “nos vemos en la obligación de dosificar el agua y humedecer manualmente”. Al no poder utilizar la bomba en su totalidad, “estamos invirtiendo tiempo y dinero en el riego”. Pese a todo, Elizondo prefiere quedarse con lo positivo: “El golf es sinónimo de liberación, y eso lo compensa todo”.