El tercer municipio de Navarra en población, el Valle de Egüés, cuenta con una gran extensión –más de 53 km², cuando el promedio de los 272 municipios de Navarra es de unos 38– en la que se reparten 21.795 habitantes en 10 concejos (Alzuza, Ardanaz, Azpa, Badostáin, Egüés, Elcano, Elía, Ibiricu, Olaz y Sagaseta) y 6 lugares habitados (Echálaz, Egulbati, Eransus, Gorraiz, Ustárroz y Sarriguren, que aglutina el 72% de la población total). Son pueblos y entidades locales dispersas entre sí, con realidades dispares y sus particulares demandas, peticiones que sólo pueden hacer llegar al Ayuntamiento del valle en busca de soluciones. Y llevan años reclamando que se les haga caso. 

Badostáin, Elía, Egüés e Ibiriku han denunciado en un comunicado “el abandono y la falta de atención que llevamos padeciendo los últimos años por parte del Ayuntamiento del valle”. Las Juntas de Concejos que se celebran con responsables del Consistorio (la última en diciembre de 2021, a pesar de que son obligatorias trimestralmente) “son testimoniales, no se nos proporcionan los datos solicitados y en ellas no se adquieren compromisos de actuación. Todo son buenas palabras pero pocos los hechos”, valoran. 

Tienen transferidas las competencias al Ayuntamiento, de manera que éste recauda los impuestos generales y recibe las transferencias corrientes correspondientes a cada concejo, a cambio de la obligación de mantener los servicios públicos como la limpieza, alumbrado, control del tráfico, mantenimiento de mobiliario urbano, parques infantiles o viales municipales. “Por tanto, aunque es una obligación municipal (Ley Foral 6/1990 de Administración Local), dependemos de la voluntad del Ayuntamiento para resolver las incidencias y los temas que se perpetúan año tras año por falta de solución y de inversión. Esta voluntad se ha demostrado que es prácticamente nula ya que, salvo acciones puntuales, los concejos no hemos recibido la atención que nos corresponde”, critican. 

Señalan que en las juntas concejiles, formadas por presidentes, presidentas y ediles elegidos democráticamente y generalmente sin afiliación política determinada –solo pretenden mejorar los servicios y hacer de enlace entre la vecindad y el Ayuntamiento– , “nos sentimos ninguneados. No hay respuesta a nuestras peticiones ni por vía oficial (instancia) ni por ninguna otra. No tenemos un interlocutor con el Consistorio. No recibimos información alguna. Se han desviado las partidas presupuestarias para mantenimiento de infraestructuras de los concejos, por importe de 200.000 euros en 2021, a otras acciones sin que haya repercutido un solo euro en las peticiones de nuestras localidades dejándose, una vez más, abandonados y sin los arreglos o inversiones prometidas, acordadas y aprobadas presupuestariamente”.

Explican que no disponen de financiación ni de recursos para mantener un mínimo de gestión administrativa, obligada por normativa para cumplir con el extenso y complicado procedimiento administrativo, cada vez más exigente (administración electrónica). “Somos los concejales, concejalas, presidentes y presidentas quienes dedicamos mucho tiempo a resolver problemas administrativos para los que no tenemos recursos ni preparación. No es de recibo que este Ayuntamiento nos trate con ese desprecio”. En este sentido, han presentado una propuesta de acuerdo para que el Ayuntamiento implemente una persona técnica en administración para que ayude a resolver y guíe a los concejos en la digitalización de los mismos y como apoyo técnico en la solicitud de subvenciones y planes de futuro.

Abocados a la desaparición

“Ante el Ayuntamiento, los concejos somos un ciudadano más, cuando realmente somos una entidad local y si esto no se remedia estamos abocados a la desaparición. Quizá es lo que se pretende, eliminando la entidad más básica y cercana a los habitantes de los pueblos alejados de los grandes núcleos de población y convirtiéndolos en ciudadanos de segunda, desatendidos para todo excepto para cobrarles impuestos”, indica Jesús Lostao, Secretario del concejo de Olaz (700 habitantes). Asegura que al haberles “despojado” de toda financiación no les da para los gastos. “Otros concejos en otros ayuntamientos tienen convenios y cuentan con alguna subvención o están atendidos. Aquí estamos todos descontentos, más allá de la limpieza el Ayuntamiento no se encarga de nada, y necesitamos servicios. Tenemos una calle sin pavimentar desde hace 20 años y no hay manera”, cuenta. Para muchas cosas, dice, “nosotros tenemos que poner de nuestro bolsillo. Para fiestas patronales nos dan una cantidad, en 2011 fueron 17.000 euros y el año pasado 12.700. Se gastaron 20.000, lo que falta lo hemos ido supliendo con el remanente, pero se va gastando”. Hace meses que demandan un estudio de tráfico “para solucionar los follones que se montan en la Escuela de Música”, que está en Olaz, y a la que acuden alumnos y alumnas de todo el valle. “Pero no hay respuesta: todo lo que hablamos se queda en un cajón o cae en saco roto”, denuncia. 

Desde el concejo de Egüés su presidente, José Ángel Valdezate, revela que antes, cuando el ahora concejal no adscrito José Miguel Bernal era el responsable de las relaciones con los concejos, “al menos nos escuchaba. Trasladaba la información aunque no había un retorno. Desde que se encarga la alcaldesa, hace por lo menos 6 meses, no nos ha dirigido la palabra. Mandamos consultas al Ayuntamiento y no nos contesta nadie”, denuncia. “Del cambio de policía nos hemos enterado por la prensa. De repente te topas con unas obras, los vecinos te preguntan para qué son y no sabes qué decirles”, lamenta. “Y para que arreglen una farola tienes que estar encima. Nos consideran como una sociedad de amigos pero somos los antiguos ayuntamientos, no un vecino más al que le dicen que ponga una instancia si tiene alguna queja. Nos están dejando abandonados y parece que lo que quieren es que terminemos desapareciendo”. 

En el pleno del pasado mes de diciembre desde EH Bildu presentaron una moción para hacerse eco de estas demandas y solicitar al Ayuntamiento, “con urgencia”, una reunión de Junta de Concejos en la que se dé respuesta a sus demandas. La iniciativa fue suscrita por Geroa Bai, EH Bildu e I-E pero no salió adelante por contar con los votos en contra de Navarra Suma, el PSN y el concejal no adscrito.