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“Erripagaña está harta y asqueada”: el vecindario se rebela tras una década de promesas incumplidas

Vecinos y vecinas denuncian el “abandono institucional” y reclaman un órgano de gestión único entre Pamplona, Burlada, Egüés y Huarte

Manifestación del vecindario de Erripagaña para exigir dotacionesPatxi Cascante

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Erripagaña se ha llenado este sábado de pancartas, silbatos y descontento vecinal. Dos años después de su última gran movilización, una multitud de residentes del barrio ha vuelto a salir a la calle para exigir dotaciones básicas y una gestión clara que ponga fin al “laberinto administrativo” derivado de su división entre cuatro ayuntamientos: Pamplona, Burlada, Egüés y Huarte.

La manifestación, convocada por la Asociación de Vecinos de Erripagaña, ha partido a las 12.00 horas desde la plaza de la calle Roma y ha recorrido la avenida principal del barrio al ritmo del nuevo triciclo reivindicativo ‘Erripabizi’, estrenado para la ocasión.

Hoy hemos vuelto a salir a protestar. Ayuntamientos, Gobiernos, seguís sin hacer la tarea”, ha declarado José Luis García, presidente de la asociación vecinal. En su discurso, García ha acusado a las administraciones de haber “dejado pasar demasiado tiempo” y de incumplir “demasiadas promesas”. Una situación que, ha afirmado, ha supuesto un desgaste acumulado que “debe llegar a su fin”.

Erripagaña es una historia de absoluta dejación y abandono. Es inadmisible que, tras tantos años, no exista un órgano de gestión conjunta ni se haya movido una piedra en las parcelas dotacionales”, ha subrayado. Ha recordado, además, que proyectos como el civivox, las instalaciones deportivas o el centro de saludsiguen sin ejecutarse”, pese a haberse anunciado hace años.

“Estamos agotados”: el hartazgo vecinal, unánime

Entre los asistentes, el sentimiento ha sido unánime: cansancio y frustración. Elena Esparza, vecina desde hace trece años, ha resumido el sentir general. “Llevamos más de una década esperando y cada vez hay más gente viviendo aquí. Prometen, se reúnen, pero en realidad no hacen nada. Estamos agotados”, ha lamentado junto a Javier Laspalas, también residente.

Para ambos, como para la mayoría de los vecinos, el centro de salud es una prioridad absoluta. “En mi caso tengo que ir hasta Sarriguren y es un fastidio. Todo está saturado”, ha afirmado Laspalas. “Pagamos impuestos como todos, pero nadie se compromete a nada”, ha añadido, calificando Erripagaña como “una víctima de los intereses políticos”.

En la manifestación han participado vecinos y vecinas de todas las edades.

Olga Sánchez, residente desde 2014, ha expresado la misma indignación. “El barrio crece, pero las dotaciones no. Este año, por fin, se ha inaugurado la Haurreskola, pero seguimos sin colegio público, sin centro de salud, sin nada. Somos un barrio nuevo y nos sentimos en tierra de nadie**”, ha afirmado.

La vecina ha apuntado además al problema de fondo: la división administrativa. “Cuatro ayuntamientos tirando cada uno para su lado... así es imposible. Lo que pedimos es una consulta vecinal para decidir a qué municipio queremos pertenecer y que, por fin, alguien se haga responsable de cuidarnos”, ha señalado.

13.000 habitantes sin servicios completos

Desde la Asociación de Vecinos cifran en unas 13.000 personas las que viven actualmente en Erripagaña, aunque no todas están censadas. “Muchos no lo hacen porque no tienen servicios”, ha explicado Alberto Errea, secretario de la entidad. Según ha detallado, las negociaciones entre los ayuntamientos están “bloqueadas”.

Ni la consulta vecinal, ni siquiera la encuesta sociológica que prometieron, se ha hecho. Burlada aprobó este verano una declaración en la que se niega a avanzar sin una garantía económica previa del Gobierno de Navarra. Es un bloqueo en toda regla”, ha denunciado, junto a García.

Los vecinos acusan especialmente al Ayuntamiento de Burlada, al que consideran “responsable del problema”. “Impulsaron el plan urbanístico para salvar su situación económica, pero lo hicieron a costa de crear un barrio sin servicios. Han ingresado durante años gracias a Erripagaña, pero ahora no quieren invertir lo que nos corresponde. Su mala gestión no la puede pagar el vecindario”, han coincidido García y Errea.

El presidente de la asociación ha cerrado su intervención con un mensaje claro a las instituciones: “No pararemos hasta conseguir lo que nos corresponde. No vamos a dejar pasar otra legislatura. Esta vez no”.

Los aplausos han resonado entre las calles del barrio mientras el triciclo Erripabizi marcaba el ritmo del final de la marcha. Una protesta más en una década larga de “promesas incumplidas”. Erripagaña sigue esperando convertirse, de una vez por todas, en un barrio completo y con servicios básicos.