zizur mayor/zizur nagusiA - Fue la primera mujer en ingresar en la Policía Municipal de Zizur Mayor (en 2001) y ahora es la primera mujer jefa de la misma policía, aunque asegura que siempre se ha sentido una más. “Aquí no hay ni discriminación ni diferenciación. De hecho, hemos formado un equipo sin distinción y creo que hombres y mujeres es una buena combinación en este trabajo”, señala Sandra Irazábal, de 47 años. Natural de Salinas de Ibargoiti aunque residente en el municipio desde hace más de dos décadas, donde además ha desempeñado siempre su profesión, reconoce que hay pocas mujeres en los cuerpos de policía pero asume que esa no es una valoración que deba hacer ella que, precisamente, es mujer y policía.
La plantilla de Zizur Mayor está compuesta por 13 hombres y 4 mujeres, apunta, mientras señala que el suyo es un trabajo “muy gratificante que llega a enganchar”. A ella, que hace un puñado de años daba clases de música -tiene estudios en el conservatorio Pablo Sarasate y en el Superior de Música de Donostia-, le ha podido la parte social, “el contacto con la gente y ayudar al ciudadano”. Desde que instalaron el desfibrilador en el municipio han salvado cuatro vidas. Ahí es nada.
Amante de la bicicleta y del deporte -siempre que puede sale a correr- asegura que “es una buena terapia porque en este trabajo a veces te llevas muchas cosas a casa”. Ha sido en los últimos cuatro años responsable de la unidad de la violencia contra la mujer en Zizur Mayor, municipio que cuenta con 19 mujeres víctimas “con diferentes tipos de riesgo”, explica. Un ámbito complejo y duro pero gratificante, confiesa, también porque “a veces pasan años hasta que deciden contarlo... Y que se abran es muy importante”.
En este ámbito, asegura que -más allá de los protocolos- son también las propias víctimas las que marcan el tipo de atención, por lo que hay formas diferentes de gestionar la situación en la que se encuentran pero es “imprescindible” conseguir una relación de confianza que permita una comunicación fluida y sincera por ambas partes, explica. Lo más duro, relata, “es intervenir en un domicilio donde percibes que la mujer está viviendo una situación de maltrato y no tienes base legal para intervenir, pero en el fondo sabes que cuando la puerta se cierre a tu espalda, ella estará de nuevo a solas con su agresor?”. También resulta difícil, explica, “constatar que aunque se establezcan medidas cautelares las víctimas siguen viviendo presas del miedo y que el agresor, aunque no se encuentre cerca, sigue teniendo poder sobre ellas. Y, sobre todo, es muy duro cuando te miran, y con una mezcla de miedo, resignación y quizás me atrevería a decir que hasta de cierto alivio, te dicen que ‘si me quiere matar me mata’. Pero son personas que siguen adelante, siguen luchando, siguen cayéndose, levantándose? Son unas supervivientes”.
Agradece por ello, después de tanto tiempo trabajando con ellas, “su extrema generosidad, gracias a la cual me han permitido como policía y como mujer entrar en sus vidas, compartir secretos que me han abierto los ojos en muchas ocasiones y ser consciente de que me queda mucho por aprender de ellas”.
trabajar con menores Por otro lado, la Policía Municipal de Zizur está trabajando cada vez más en incidencias relacionadas con menores de edad y sus padres. Para ello cuentan con un equipo de ayuda a la infancia y adolescencia, y quieren impartir cursos para la prevención, clases sobre redes sociales y ciberacoso... “Aquí la población joven ronda el 20%, con menores de 20 años, y es un colectivo en el que tenemos que incidir”, señala.
Ahora, en esta nueva etapa que asume “con ilusión” al frente de la comisaría espera dar “el mejor servicio a los vecinos y estar a la altura de las circunstancias”, dado que la designación del puesto es a cargo del equipo de gobierno, algo que agradece también como mujer porque, asegura, “hoy en día nos hemos abierto campo en puestos de importancia, hemos recorrido camino pero todavía nos queda mucho por hacer. Creo que hombres y mujeres podemos ocupar puestos de responsabilidad por igual”.
