Son el motor de Barañáin, su "pegamento". El tejido colectivo de un municipio en el que confluyen un buen puñado de agrupaciones que, con los años, han conseguido recalar en Herriguney hacer de este local la casa de todos. Lugar de encuentro y epicentro de la labor que realizan Plazaberri, la Plataforma Social, Hagin y la Jai Batzorde de manera permanente, además de otras asociaciones como Children of Africa o el Foro de debate de intereses ciudadanos de forma más puntual. Todas ellas engloban a decenas de personas que, como no saben de individualidades, lucharon durante años por conseguir ese espacio común en el que han conseguido crear sinergias y dar cabida a todo el mundo. Buscan, ahora, una nueva casa, después de que el Ayuntamiento, propietario del local, haya decidido ubicar en él el futuro centro de día.

"Pasaron, fácil, 20 años hasta que conseguimos Herrigune, después de mucho trabajo. Es un local que responde a las peticiones y al esfuerzo que durante muchos años hemos realizado los colectivos", explica Javier Izuriaga, de la junta permanente de Herrigune, junto a Mintxo Astiz, de la Jai Batzorde; Carmen Gulina, del Foro de intereses de debate ciudadano; Montse Olleta, de la Plataforma Social; Ainara Ieregi, de Plazaberri; y Pablo Idoate, de Children of Africa. A los propios colectivos les tocó adecentar las instalaciones, ubicadas en la avenida Comercial junto al Juzgado de Paz. "Los primeros meses fueron de adecuación, cada grupo aportó lo que pudo, lo pintamos, pusimos mobiliario€ Se trabajó en auzolan para darle forma y el resultado ha sido fruto del trabajo colectivo", recuerdan.

Fue, durante años, Centro de Atención a la Mujer, aunque llevaba ya más de una década cerrado desde que el servicio se trasladó al nuevo ambulatorio de la plaza Caimito. El Ayuntamiento cedió las instalaciones a los colectivos en 2018 con un contrato de cinco años pero su etapa aquí llega a su fin... y casi de manera inminente. Ayer se cumplieron tres semanas desde que les prometieron alternativas, una nueva ubicación que todavía desconocen. No les importaría que fuera en la entreplanta de la plaza Consistorial a la que se traslada el Juzgado de Paz, ya que por su ubicación y por mantener esa estructura lo contemplan como el lugar idóneo, aunque no saben qué va a pasar con ellos. "Entendemos que si es algo tan urgente nos reuniremos con el Ayuntamiento lo antes posible, nosotros necesitamos una solución", reclaman.

Herrigune ha sido siempre centro de unión entre los diferentes colectivos que echan raíces en el municipio, tanto los que llevan años trabajando para conseguir mejoras como los de nueva creación. "En Barañáin siempre ha habido mucho trabajo popular, mucha unión. Es un pueblo activo y las necesidades en este sentido se están cubriendo, al menos de momento", explica Izuriaga, que indica que están abiertos a todo el mundo. Y es que las personas que acuden a la Plataforma social, que gestiona también Saskia (realiza el reparto de alimentos a las familias que los necesitan) pasan por Herrigune también para recibir clases de apoyo escolar a través de Children of Africa, o para cubrir sus necesidades gracias al voluntariado que se realiza en otras agrupaciones.

Esa unión es, precisamente, la que quieren mantener: "No hay que romper eso. Se crea un tejido colaborativo entre los colectivos que es lo que está siendo el motor y el pegamento entre nosotros. Es algo que suma mucho y no se puede perder, no es necesario que cada uno tenga su local. No nos vale una respuesta si nos separan, esto es una colectividad y si nos ponen en otro sitio tiene que ser a todos juntos. Es algo que tenemos claro porque el proyecto empezó así y así es como tiene que continuar", valoran.

En la Plataforma social trabajan desde 2015 por mejorar la situación de las familias de Barañáin, igual que Children of Africa, que además de organizar la carrera Barañáin-Tsunza promueve desde hace cinco años mercadillos, charlas sobre voluntariado o recogida de alimentos, entre otras acciones. La Jai Batzode, por ejemplo, lleva 15 años organizando incansablemente iniciativas populares y actividades de carácter cultural como Santa Águeda, Carnavales, Barañaingo eguna, un programa alternativo de fiestas, la Semana del euskera -que el año pasado se convirtió en mes- y los actos de Olentzero y Mari Domingi, entre otras. Engloba a más de 200 personas repartidas en diferentes agrupaciones que trabajan por y para Barañáin.

Círculo de creación

"Hay colectivos que en un momento determinado terminan su trayectoria y nacen otros, pero las personas permanecen trabajando y apoyando en lo que se puede. A raíz de eso surgen otros grupos, es un circulo de creación que crece según las necesidades que se plantean", explica Carmen Gulina desde el Foro de debate de intereses ciudadanos. "Nosotros ponemos en común las situaciones que se viven en Barañáin, a cualquier nivel. Ahora mismo, por ejemplo, con el 'pelotazo' de Eulza, que consideramos que es un problema. Tratamos de denunciar esos temas y de reconducirlos, si es que se puede", reconoce.

Todos a una, cada uno con su particular lucha, asumen que "no habrá nadie en Barañáin -y desde luego por parte de los colectivos mucho menos- que no entienda que la necesidad de un centro público y de calidad es real. No vamos a entrar a valorar si éste es el mejor local o no, no somos técnicos, pero nosotros necesitamos una solución, que se nos dé un local en condiciones en el que podamos seguir realizando nuestro trabajo y socializar como lo hacíamos hasta ahora: con varias salas y todos juntos", reclaman.

Lamentan que el Ayuntamiento "haya tardado" en conocer sus proyectos e iniciativas, "lo que hacemos y nuestras inquietudes", en darles pie a esa reunión. "No tenemos la sensación de que se sepa lo que verdaderamente se hace aquí, el trabajo voluntario. Herrigune es el motor de unión entre varios colectivos y perder esto, o pensar que es solo un sitio para cuatro colectivos sueltos, es estar muy alejado de la realidad", coinciden. Y es que aunque la decisión de ubicar en este espacio el centro de día ha llegado "por la puerta de atrás", prácticamente de sopetón, asumen que "todas las necesidades, con buena voluntad política, se pueden cubrir. Entendemos que valen las dos cosas, tanto un centro de día como un local para los colectivos. No hay que cubrir una necesidad a costa de la otra, ni enfrentarlas".