pamplona - Colectivos ecologistas ven la presión de los grandes fabricantes y recicladores de plástico y envases detrás de la decisión del Consejo de Ministros del Estado de recurrir por inconstitucional la Ley Foral de Residuos en la transición ecológica que realiza para eliminar las bolsas de plástico. Operadores que de hecho presentaron alegaciones a la ley foral en el periodo de exposición pública ante las diferentes medidas medioambientales propuestas. El motivo de discrepancia es que Navarra se adelanta un año a la normativa estatal en la prohibición de entrega gratuita de bolsas de plástico en puntos de venta a partir del 2020 (2021 en el Estado). Cabe recordar que el Parlamento Europeo aprobó en octubre del año pasado por abrumadora mayoría una amplia prohibición sobre el uso de bolsas de plástico desechables a fin de reducir la contaminación que causan en mares, campos, lagos y ríos. La medida se aplicaría a partir del 2021 y contempla medidas para que el 90% de botellas de plástico sean recicladas para 2025.

Ana Malón, representante de las 3Rs (agrupa a diferentes organizaciones ecologistas) y de Greenpeace, asegura que es “ridículo” que una comunidad que se adelanta en este tipo de medidas se penalice cuando puede ser un “referente para el resto”. “Hay muchos comercios que se están apuntando al cambio y es lo que se tendría que hacer. Cuando las leyes se trasponen de la norma europea a la estatal y de ésta a las comunidades pueden ser iguales o superiores, y por el interés de todas y del medio ambiente, es una mejora positiva por lo que legalmente no vemos recorrido al recurso. En un momento además donde el debate sobre el cambio climático del planeta está exigiendo esfuerzos a las instituciones desde el movimiento social”, subraya. Malón recuerda por otro lado que el PSN fue el único grupo parlamentario que enmendó la totalidad de la ley.

También a juicio de Pablo Llorente, de la fundación Sustrai Erakuntza, los gobiernos autonómicos tienen “potestad para establecer plazos en la aplicación de sus leyes medioambientales, y el Estado vuelve a inmiscuirse porque hay intereses determinados que presionan como es el sector del plástico”. “Los recicladores y plastiqueros están jugando un papel de lobby pero no solo aquí sino a nivel europeo porque si marcas un calendario de transición hacia la eliminación del plástico les rompes el negocio. Es como el vidrio, si se impone la lógica que se tendría que haber hecho, que es lo que nos pasaba cuando éramos más pequeños que cogías una botella de vidrio y la devolvías, Ecovidrio pondría el grito en el cielo porque cobran por recoger y luego por hacer de nuevo el vidrio con el gasto energético que conlleva”, dice Llorente.

petróleo “Todo lo que no signifique reutilización real, sobre todo vinculado al plástico, tiene un problema porque además de contaminante tiene un proceso vinculado al petróleo y es un negocio para las petroquímicas; estamos plastificados en envases, en la ropa, en la alimentación... Si no se pone fecha a las bolsas de plástico no se soluciona el problema. Y no basta con solucionarlo con bolsas vinculadas a la patata que es cierto que es más reciclable pero genera residuos”, expone. El Gobierno foral planteaba una transición pero tampoco “imponía como hubiéramos querido una obligatoriedad en tiempo determinado”, subraya. Sustrai entiende que la sustitución de bolsas de plástico por otras biodegradables origina además “otro tipo de problemáticas medioambientales”. “Lo que hay que cambiar es el concepto de todo embolsar, una magdalena, las verduras ... todo con plástico y bandejas de polietileno y ello implica un consumo energético tremendo”, remarca.

bolsas compostables A su entender las bolsas compostables representan “el nuevo negocio que están montando. No es plástico petroquímico aunque también necesita una química de síntesis pero se puede dar el caso que tengamos que cultivar patata para hacer bolsas en lugar para comer. Sería una locura. Y no es la solución. Es lo mismo que el debate de los coches eléctricos, contaminan menos que los de combustión por su funcionamiento, pero no por su fabricación”, subraya.

También Ana Malón opina que “si queremos poner en el mercado todas las bolsas compostables tampoco darían a basto sean del material que sean, fécula de maíz, de patata, etcétera. Queremos que la gente deje de utilizar bolsas de un sólo uso, evitar el despilfarro, la reducción de bolsas y que sean reutilizables”. Recuerda además que las bolsas compostables no llevan el mismo ritmo de descomposición que la materia orgánica. Si no se trocea mucho en los compostadores puede perjudicar a los sistemas o engancharse hasta que se descompone. A la larga sí se desintegra. La solución es reducir y antes que las bolsas compostables estarían las bolsas de papel en el caso de que se necesiten, y que también las cobren para que la gente no se relaje”, plantea.

sddr Los colectivos ecologistas apuestan por otro lado por un sistema de Depósito Devolución y Retorno de envases (SDDR) y consideran que no hay una apuesta firme en la ley foral aunque deja una puerta abierta. El sistema consiste en darle precio al envase de manera que cuando alguien compra una bebida de agua, zumo, refresco o cerveza se paga una cantidad suplementaria que se recupera cuando retornas el envase al comercio. Para Ana Malón, es una solución al “abandono de residuos entre otras ventajas”. “Como le pones un precio al envase, que lo gestionaría el que lo compra, el propio ciudadano que lo empodera, es una garantía para que lo devuelva en los diferentes comercios y al tener un valor no se abandonarían en el medio ambiente”, remarca.

‘maldito plástico’ Desde Greenpeace se ha lanzado además una campaña potente Maldito plástico, reciclar no es suficiente en la que defienden que reciclar no es suficiente. “Las empresas no se están responsabilizando de sus envases y la mayor parte de ellos terminan en el medio ambiente y no reciclados, como nos quieren hacer pensar”, destacan, a la vez que piden medidas a empresas, gobiernos y sociedad civil para que apoyen la transición hacia un futuro sin plásticos. “En la comisión de seguimiento del Plan foral de Residuos la empresa que se encarga del reciclaje de envases ya nos ha hecho saber que no está de acuerdo con la campaña contra el plástico. Ellos tienen un negocio perfecto porque por cada envase que ponen en el mercado ellos ya han cobrado un punto limpio para que luego, cuando llegue al contenedor de basura correspondiente, lo gestionen. Pero no se hacen responsables de los que van al medio ambiente o no se depositan correctamente o van a resto. Cobran por todos pero solo se hacen responsables de los que llegan en buenas condiciones al contenedor de plásticos, y eso es una cantidad de dinero enorme. Y los accionistas son las grandes empresas multinacionales que tienen el monopolio de los envases”, destaca Malón.

bolsas de tela Respecto a las bolsas de plástico la única solución, según la organización ecologista, es su total eliminación y el uso de bolsas reutilizables. En la lista, y por orden de compromiso ambiental de menos a mayor, se sitúan las bolsas plásticas recicladas de rafia. Sería, indican, como usar 125 de plástico de un solo uso y se pueden usar 50 veces, “pero si las cuidas te pueden durar más, de tres a cinco años”. También aconsejan llevar a hacer las compras diarias una mochila: Algunos fabricantes dan garantía de hasta 10 años de uso. Le siguen los carritos de la compra, con una vida media de 15 años, o más, “si les damos un uso razonable”.

En el top de la lista “bolsas para llevar” están las de tela elaboradas con materiales naturales (algodón ecológico, yute, coco?) y el clásico capazo (mimbre, cáñamo, palma natural) de duración “casi eterna”.

Cada año terminan en los océanos entre 5 y 13 millones de toneladas de plásticos (entre el 1,5 y el 4% de la producción total) y las bolsas de plástico se encuentran entre los diez artículos de plástico más presentes en las basuras marinas.