Muy buena función de toros en la asolerada plaza de la villa del bajo Arga. Excelente materia prima fue el envío que desde el cercano campo bravo de Villafranca mandó el ganadero José Ángel Santafé Martón. Y éxito también de una terna que con seis buenas puestas en escena dieron lustre artístico durante toda la tarde. El fallo a espadas del almeriense Jorge Martínez evitó un pleno con la salida a hombros de la terna. Si fueron paseados por los capitalistas el sevillano Daniel de la Fuente y el extremeño Manuel Perera. Este último llegó tarde, un cuarto de hora, por haber sido atendido en un hospital por una cornada en el escroto soportada unas horas antes en la plaza cántabra de Molledo. Perera vino de la mano de su mentor Juan José Padilla. El jerezano pidió perdón al público por el retraso y formó cierto revuelo de saludos y fotos durante y a la finalización del festejo.

La verdad que el pupilo de Padilla, mermado y ostensiblemente dolorido, hizo un gran esfuerzo, triunfó con fuerza e hizo gala de la vitola que le rodea en el escalafón novilleril. Valiente, templado y descarado cortó tres orejas. Dos con bastante peso ante el tercer santafé, un tal Tonadillero que, aunque tendía a marcharse en manso, completó con su clase en los engaños el conjunto del encierro navarro. Este tercer utrero de la tarde, el segundo de los tres Tonadilleros que hizo primero y el segundo de los tres Arquiditos que hizo cuarto en orden de lidia, fueron aplaudidos con fuerza en el arrastre póstumo. También lo fueron en su mayoría en su escupida del toril. Animales bien criados, de bonitas hechuras, cuajados y recordando con su entrega humillada la sangre del marqués de la que proceden. La nota final del segundo y del sexto, primer Arquidito y último Tonadillero, respectivamente, bajaron algo por sendas causas. Este Arquidito, bravo en los primeros tercio, se pegó un cabezazo tremendo en uno de los primeros compases de la faena de muleta de Daniel de la Fuente hasta el punto de escuchar el impacto con el hormigón que sustenta el albero. El Tonadillero que ejerció de cierraplaza quizá fuera castigado demasiado en un duro puyazo y se desfondó pronto.

De la Fuente, natal de la Alfalfa sevillana y criado en Puebla del Río, manufacturó al mejor lote dos faenas compactas y poderosas. Bien en temple y en mando, con mucha expresión. Mató bien a su lote de sendos espadazos y se llevó al esportón dos merecidas orejas; una más una. Las labores quizá hubieran tenido mayor eco si no abusa en ocasiones del compás exageradamente abierto y la suerte descargada, verades de la toreabilidad moderna.

Jorge Martínez estuvo bien, aunque con menos opciones, ante el mentado y mermado primero de su lote. Yéndose derecho con el estoque de muerte, pinchó en hueso dos veces antes de ser certero. La misma reseña de entradas protagonizó ante su segundo santafé. Lo lamentó y se le vio desconsolado por su mala suerte entre tanto reparto de apéndices auriculares a su alrededor, pero para otros. Sin embargo, los pasajes más encajados por clásicos y de buena colocación fueron del simpático y rubiales almeriense. Eso sí, tras despenar a la tercera al 5º, escuchó la ovación más rotunda de la tarde. Pudo dar la vuelta al ruedo, pero no quiso.

La tarde, pues, para, sobre todo, Perrera, el chaval de Padilla, que, enrazado, fresco y con personalidad, acabó sin chaqueta, en vaqueros y pintado de sangre de toro.

Ganadería. Seis utreros de Santafé Martón, de Villafranca, Navarra. Muy bien presentados y de excelente juego.

Daniel de la Fuente. En el 1º, oreja En el 4º, oreja.

Jorge Martínez. En el 2º, ovación.. En el 4º, ovación.

Manuel Perera En el 3º, dos orejas. En el 6º, oreja.

Presidencia. Bien a cargo de Mª Pilar Orduña Osés asesorada por M. A. Barcos Ciordia y J. M. Blanco León.

Incidencias. Tres cuartos de aforo permitido. Tarde muy agradable. Perera llegó 15 minutos tarde, convaleciente de una cornada en Cantabria por la mañana.