El escritor y etnógrafo Esteban Ugarte Álvarez (Viloria) ha presentado sus últimos trabajos. Se trata de cuatro nuevos cuadernos entre los que alterna la etnografía, la literatura infantil y el ensayo. Ugarte es un trabajador incansable del estudio y la recreación de los utensilios que desde el Neolítico han sido descubiertos en las distintas localidades de Tierra Estella. Un curioso por naturaleza que lo mismo recoge restos arqueológicos -que luego entrega a los fondos de patrimonio del Gobierno de Navarra-, que saca su libreta y anota los testimonios sus vecinos. Es el caso de su última publicación sobre los últimos pastores del Valle de Lana, un trabajo que él mismo califica como “local” y en donde recoge la actividad de muchos de los pastores de Galbarra, Gastiáin, Narcué, Viloria o Ulíbarri.

También su curiosidad le ha llevado a recorrer muchas de las corralizas del facero de Santiago de Lóquiz, un lugar de paso, donde transcurrían las cañadas que venías de Valdega. “Creo que se deberían catalogar y hacer un estudio de los antiguos apriscos para que no se queden en el olvido”. La pasión por los restos y huellas de la actividad humana en los parajes por donde va Ugarte, la hace extensible también a otros edificios que se conservan o han desaparecido como las ermitas.

Un trabajo silencioso que anima a Ugarte a regresar desde Estella a su casa natal de Viloria para seguir recopilando sus anotaciones sobre el terreno, como las tomadas en sus excursiones a localidades vecinas de Acedo y Zúñiga, localidades a las que ha dedicado otro de sus trabajos y en los que ha recreado su actividad en la prehistoria con referencias que alcanzarían casi los 10.000 años. Un lugar muy rico en restos arqueológicos que ya en 1924 recibió la visita del paleontólogo francés Paul Wernert quien encontró entonces en Zúñiga “un bifaz y diverso material de cuarcita en alguna de las terrazas del Ega”. Un material que entregó a su maestro, el alemán, Hugo Obermaier quien “lo adscribió al Paleolítico Inferior y Medio, aunque hoy se desconoce su paradero”.

“No soy más que un aficionado al que le gusta la prehistoria, la etnografía y la narrativa” aseguraba Ugarte, un creador que también abarca otros campos como la literatura infantil. Es el caso del tercer trabajo presentado, El dragón vegetariano Zu y el frutero mágico. “Me gusta esa curiosidad infantil por los trabalenguas y las adivinanzas”. Con todo, la novedad de su última aportación es la el ensayo Las diatribas del filósofo Quirón “un defensor impenitente de los más débiles”. Un trabajo que Ugarte ha querido dedicar a Luis, un vagabundo apodado El Bombero, natural de Barakaldo que pasó por el valle de Lana “y nos dio lecciones de sabiduría”.

Las cuatro obras sacadas ahora junto con las 22 anteriores, tienen una finalidad “exclusivamente solidaria: sus beneficios irán íntegramente a la Fundación Juan Bonal de las Hermanas Misioneras de Santa Ana”.