Villamayor de Monjardín es una villa de Tierra Estella a escasos once kilómetros de la capital de la Merindad y que tiene 117 habitantes. Forma parte del Camino de Santiago Francés, y se encuentra en medio de la sexta etapa oficial: Estella-Los Arcos. A su alrededor hay muchos viñedos entre los cuales se pasa durante las etapas, y pertenecen a las Bodegas Castillo de Monjardín S.A.

Antes de entrar en la villa, a mano derecha por el Camino, da la bienvenida la conocida Fuente de los Moros de estilo románico que fue restaurada en 1991. Más adelante a la izquierda hay un camino sin salida que lleva al antiguo lavadero donde se hacían las coladas. Dentro de Villamayor se puede presenciar la románica iglesia de San Andrés Apóstol con una gran y detallada torre que está a la vista desde varios rincones del lugar.

No obstante, Villamayor es mayormente conocida por el Castillo de Monjardín que se encuentra al norte de la localidad. Una atalaya históricos que hoy en día se ha convertido en un gran mirador con vistas a 60 pueblos navarros, y una corta ruta de senderismo que consiste en una pista de grava hasta arriba. Su amurallado recinto está siempre abierto al público, pero se debe pedir la llave para poder visitar el interior de la ermita. Es una ruta recomendada para subir andando, ya que está a kilómetro y medio aproximado desde la villa. Sobre éstos monumentos históricos escribió un libro Carmelo San Martín titulado Monjardín. El castillo y la villa, en 2006.

El alcalde de Villamayor, Eugenio Barbarin, explicó que son varios los establecimientos dedicados a los visitantes, entre otros: los albergues Villamayor de Monjardín y Oasis Trails, la tienda local Markiola que lleva cerrada toda la pandemia, y el apartamento turístico de ésta que se alquila por Internet, el bar Ilarria o la tienda móvil llamada La Flecha Amarilla, situado en pleno Camino y que conecta la villa a Los Arcos. Su labor como alcalde es gestionar los comercios para que funcionen correctamente y que el peregrino esté a gusto, al igual que cuidar de la villa.

Este año Xacoveo tuvo la tradicional inauguración en Roncesvalles con los Reyes, Felipe VI y Letizia. Con todo, el Gobierno decidió que el Año Santo se celebraría por dos años consecutivos, por lo que se espera que dicho acto se repita en 2022.

Barbarin indicó que los visitantes del castillo no suelen ser los peregrinos. Desde que empezó la pandemia, la cantidad de caminantes ha caído, aunque esta temporada esté siendo más transitada que la anterior. Según afirmó el alcalde, están pasando el 20-25% de personas peregrinas por Villamayor en comparación con las cifras de 2019.

Javier Bacaicoa es el hostelero que lleva el Bar Ilarria de Villamayor situado en la plaza principal, debajo del Ayuntamiento. Lleva en el local desde marzo 2020, en su opinión parece haber más peregrinos que durante la temporada anterior. También valoró la importancia de su labor para los caminantes, porque se encarga de “darles de comer, hablar, y muchas veces, aprender de ellos”.

Además, la temporada invernal de este año fue muy complicada, ya que apenas había establecimientos abiertos para los peregrinos, por lo que él sí que pudo ayudarles en esta etapa ofreciéndoles alimento. Para Bacaicoa esta semana está siendo la más transitada, tanto que hasta tuvieron que comprar más comida: “ayer bajamos a Ayegui a hacer una segunda compra. Intentamos que los alimentos sean locales y la comida casera, porque es la que más disfrutan los visitantes”.

ACEPTAR LIMITACIONES

El dueño del albergue Villamayor de Monjardín Javier San Martín afirmó que este año decidieron no abrir el hospedaje debido a las circunstancias y limitaciones impuestas por la covid: “Con las limitaciones de aforo no merecía la pena abrirlo. En mediados de junio el aforo oscilaba entre el 30% y 50%, dependiendo de las habitaciones y las distancias entre las camas. Con la nueva normativa se permite en torno al 70%, pero a éstas alturas de la temporada hemos decidido mantenerlo cerrado”.

Desde el año pasado el albergue lo dejó a manos de Cristian Urra, y la decisión ha sido tomada por ambos. San Martín contó que el cierre de albergues de pueblos y etapas anteriores también está perjudicando al suyo, por lo que los peregrinos varían sus rutas en busca de un habitáculo para pernoctar. El año que viene, si la situación pandémica mejora, tienen pensado volver a abrirlo tal y como lo hicieron en 2020 o en anteriores temporadas.

Al igual que Javier San Martín, el hostelero también piensa que el cierre de algunos albergues previos condiciona en cierto modo al peregrino y a los gremios relacionados con éste.

Para Jan Bouwman, actual gerente del albergue Oasis Trails, albergue religioso que ofrece meditación diaria a las 20:30h, las cosas han cambiado debido a las limitaciones. El aforo máximo es de 18 personas contando a peregrinos y voluntarios, y han pasado de dar desayunos y cenas en las zonas comunes a hacerlo en la terraza de la calle, ya que dentro no pueden respetar la distancia de seguridad. Aseguró que muchos peregrinos acuden al establecimiento también por la apariencia antigua que tiene, y que tratan de buscar qué pueden ofrecerles.

El gerente aseguró que se han adaptado a la pandemia utilizando sprays y gel hidroalcohólico, con sábanas desechables y manteniendo las ventanas abiertas en todo momento. Además, los baños los limpian seis veces al día. Bouwman defendió la importancia del contacto interpersonal, defendiendo que es lo que más le llena como hostelero: “es el espíritu del camino, el contacto. También es muy enriquecedor reflexionar con los visitantes”.