La Poza del Agua Salada quedó reparada a la espera de que las lluvias y la subida del nivel freático del manantial surtan de agua la piscina que sirve de baño al aire libre a varios vecinos de Estella-Lizarra.

Una actuación urgente que ha tratado de reconducir los flujos de las corrientes, así como elevar la altura del agua de la piscina para vincularla en el futuro con el nivel del manantial. Una actuación que ha llevado a cabo el Ayuntamiento junto con el área de Desarrollo Rural y Medio Ambiente del Gobierno de Navarra.

Así, se han afrontado unas obras que permitan unos niveles de agua en la piscina que desde 2011 venían bajando alarmantemente. Las actuaciones supondrán la captación directa del manantial, rebajando su recogida y conectando el vaso directamente con el propio manantial. "La idea es que con esta solución se asegure durante más días el baño, además de que el agua se renueve constantemente" aseguró ayer, Inma Alonso, la técnica de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Estella-Lizarra.

Otra de las fases de las obras ha consistido en la impermeabilización del vaso ya presentaba numerosas fugas, así como la restitución de diversas tuberías de la captación de aguas cuyo estado deteriorado permitía la salida del agua.

Las obras se han emprendido en estas fechas del otoño "coincidiendo con las bajas cotas de agua que presenta tanto la piscina como el manantial por el estiaje", comentó Alonso. Los problemas de llenado del vaso están vinculados con la elevada solubilidad de los materiales del diapiro que hacen que el manantial que nutre el llenado de la poza cada vez sea menor.

La mayor parte del manantial sale al Ega aguas abajo del Agua Salada por lo que ha habido que conectar una toma con su salida tradicional a través de la conocida Cueva de los Longinos que asegure cierto nivel en la piscina, "puede que en momentos de estiaje bajo no sea suficiente pero es una solución que hay que tomar antes de tomar otras más complejas y costosas" comentó Alonso. Se trata de soluciones como la regulación del manantial mediante bombeos y perforaciones o la obstrucción de la salida del flujo en el manantial inferior para conseguir cierta elevación del nivel.

También el informe pedido por el Consistorio estellés preveía la construcción de una nueva piscina más baja y por lo tanto más inundable en las crecidas estacionales del río Ega. Lo cierto es que desde ayer, los usuarios y usuarias del Agua Salada vuelven a estas instalaciones cruzando los dedos para que en pocos días el caudal vuelva a llenar la piscina con el agua que a sus 17 grados constantes, la hacen única a lo largo del año.