En los márgenes del programa oficial de las fiestas, lejos de los actos institucionales y bordeando la fina línea entre innovación y tradición, aparecen novedades que enriquecen nuestra cultura, estimulan la creatividad y, en definitiva, mantienen vivas nuestras fiestas patronales. Una de estas “nuevas” tradiciones es el cartel de Santana mutante, que desde 2010 elabora diseños alternativos al cartel oficial.

Diseño de 2014.

Diseño de 2014.

Encontrar al responsable detrás de Santana mutante no es extremadamente difícil. De hecho, basta con una simple búsqueda en internet para descubrir a los culpables, que han convertido a Santa Ana en su particular álter ego. Pero, ya sea una persona, tres o cinco, y lo haga de forma anónima o no, lo importante es que ha supuesto un soplo de aire fresco para una controversia asegurada año tras año.

Diseño de 2015.

Diseño de 2015. 2 Un reportaje de Iñaki Parra

No hay que hacer demasiada memoria para recordar diversos y variados escándalos sobre el proceso de elección del cartel de fiestas, con la sombra de la polémica y el plagio sobrevolando constantemente al Ayuntamiento desde los temibles grupos de Facebook. Esta vez, se criticó que se eliminara la votación popular o que la presencia de políticos fuera notablemente superior a la de ilustradores y profesionales del diseño gráfico –cinco frente a dos–, además de que fuera necesario estar empadronado en Navarra para poder participar. Una decisión que se tomó, según el Consistorio, para favorecer a los artistas locales.

Diseño de 2016.

Diseño de 2016. 2 Un reportaje de Iñaki Parra

Y, precisamente, criticar el concurso fue uno de los principales objetivos de Santana mutante a la hora de empezar con sus diseños. “Decidimos presentar nuestro retrato como cartel anunciador de las fiestas de Tudela, un poco como protesta ante las cosas mal hechas. Y un poco por las risas también”, señalan. Así, su intención no es meterse con los carteles de otros compañeros, sino censurar la propia esencia del concurso.

No ser seleccionados, lejos de desanimarlos, les ha motivado a seguir presentándose al certamen año tras año. Para ellos, “un concurso es denigrar la profesión” e insisten que “es una manera de recibir trabajo de mucha gente, y acabar pagando solo a una persona”. Este año, de los 25 carteles presentados, solo el ganador y el accésit fueron recompensados con 2.000 y 700 euros respectivamente. Desde Santana mutante justifican su posición alegando que “una ciudad del tamaño de Tudela, con unas fiestas tan increíbles como las nuestras, debería cuidar un poquico más la imagen que da al exterior”. “Contratas a algún diseñador o diseñadora que sepa lo que hace, de aquí de la tierra si quieres promover el talento local, y verás qué maravilla. Y así evitas tener a una panda de gente frustrada trabajando gratis”, recalcan.

En esta ocasión, encontramos un diseño que ellos califican como el más “tudelanofestivo”, en donde han colocado un símbolo de las fiestas en cada una de las seis manos que sale de Santa Ana: “Unos cuernos por los encierros, un corazoncico por el amor que surge siempre en estas fechas, un huevo frito siempre presente en nuestros almuerzos, la vela esa del pobre de mí que se te escurre la cera y te quema los dedicos, y mira, nos estamos preparando un kalimotxo, que nos han contado que se bebe de eso estando por ahí”, detallan.

¿De dónde les sale la inspiración? Ellos mismos señalan que “lo bueno de ser mutante es que estamos siempre mutando, así que cada año sale una cosa distinta, porque nosotras mismas somos distintas”. Aunque encuentran la inspiración en cualquier parte, los tentáculos, el color rojo y el dramatismo de las ilustraciones se repiten desde hace 12 años combinados con elementos característicos de Tudela como el kiosco de la Plaza Nueva, los gigantes de Tudela o la patrona Santa Ana.

Aun así, a pesar de las múltiples referencias, poco parece tener que ver la figura tradicional de Santa Ana con la de esta particular Santana mutante, lo que, a lo largo de los diseños, les ha valido las críticas de algunas personas disconformes con la apocalíptica visión de la patrona. “Todo puede ser ofensivo para todo el mundo si decides no tomarte las cosas con humor”, se justifican.

Ya en el siglo XVII, la representación de Santa Ana en el arte como una madre enseñándole a leer a la Virgen María fue fruto de una importante discusión teológica en la Iglesia Católica. Se consideraba que era una contradicción que apareciera enseñándole a leer a María cuando esta había nacido llena de gracia, bondad y sabiduría. Esto es, que se estaba cuestionando la perfección de la Virgen. Aun así, fueron muchos los autores que representaron este capítulo en sus obras, como Murillo o Juan de Roelas.

Ellos insisten en que “la cosa es que tú puedes creer en un señor todopoderoso sentado en las nubes, yo puedo creer en un ente tentaculado de tres cabezas, y la tierra seguirá dando vueltas al sol mucho tiempo después de que hayamos muerto todas y todos”. De hecho, el filósofo ilustrado Diderot afirmaba que “es muy importante no confundir el perejil con la cicuta, pero da lo mismo creer o no en Dios”, y en esta misma línea se manifiestan los creadores. “Hay gente a la que no le hará gracia ver nuestras hermosas cabezas, y hay gente tan chiflada como para llevar nuestra efigie impresa en la camiseta”, rematan.

Lo cierto es que, independientemente de las críticas y de la cada vez más pequeña desilusión que les invade cuando son ignorados por el jurado, sí han logrado crear una comunidad muy fiel de mutaneros que tiran de sentido del humor y creatividad cuando sus diseños no pasan el corte del Ayuntamiento o cuando la polémica de turno regresa a la primera línea informativa.

La “mutación” está abierta al público y cualquiera puede adquirir camisetas con los diseños de Santana mutante poniéndose en contacto con ellos a través de Facebook. Si bien este año se les han agotado las existencias, en el futuro seguro que continúan poniendo a disposición de Tudela su infinita creatividad. Mientras tanto, el anonimato resguardará a unos autores que, como los buenos superhéroes, no dudan en dejar su seña por algunos lugares de la ciudad, esperando a que, algún día, su servicio sea recompensando como se merece.