Jorge Arrazubi, Oier Zalacain, Javier Sota, Felipe Sota, Miguel Ángel Ruiz, Rubén Puértolas, Gualdo Pérez, Jon García, Adrián Caballero e Iñaki Abaigar. Esos son los nombres de los 10 pastores que cuidan de los encierros de Tafalla desde el año 2023. Su trabajo, que va mucho más allá de correr detrás de los astados cada mañana, es crucial para que los animales lleguen en las mejores condiciones a la lidia de la tarde. Según comentan, lo que más atrae a los corredores sobre el encierro de Tafalla, en comparación con el de Iruña, es la anchura de la calle así como la posibilidad, para los más atrevidos, de “coger toro todos los días”. “No hay ninguna localidad que tenga un encierro igual que el de San Fermín. El de Tafalla, Tudela, Estella o cualquier localidad tiene una característica diferente. En Tafalla es cierto que vienen muchísimos corredores de los que son asiduos en Pamplona, aunque correr aquí es otra historia. En Pamplona ya sea por la masificación, por lo preparados que van los toros, por lo estrecho de las calles o la afluencia de gente, la manera de correr es una. Y aquí en Tafalla es muy diferente. Lo mismo pasa con el Pilón de Falces, que las características de su recorrido no tienen nada que ver con Tafalla, Pamplona, o cualquier localidad que haga encierros”, explica Javier Sota, un pastor con mucha experiencia en el mundo del toro. Y añade: “Lo bonito y lo bueno que tenemos, es que si tienes valor, coges toro todos los días. Por la anchura de la calle, porque los toros no van tan rápido como en Pamplona, porque hay muchos más huecos. Al final en Pamplona ya lo hemos visto estos últimos Sanfermines, que generalizando, las manadas van más juntas, a mucha velocidad y son toros enormes. Los de Tafalla son encierros mucho más abiertos, más anchos es más fácil que se parta la manada en varios grupos, que las manadas se abran, que de repente vaya un toro por cada lado. Y luego también por el tipo de animal que se trae, o que se han estado trayendo estos años; con un toro de Prieto de la Cal es imposible que te vayas a poner como se pone la gente en Pamplona”.
En cuanto a sus funciones, el grupo al completo explica que para ellos, las fiestas comienzan el 13 de agosto con el desencajonamiento, que “venimos hora y media antes del evento para echar las varas al abrevadero y después nos ponemos a preparar los corrales, distribuir comederos y demás. Y ya metidos en harina, durante fiestas, después de haber desencajonado los toros días antes, empezamos con el encierrillo del día 15, que solemos quedar una hora antes de que empiece, especialmente el primer día para calentar y saber que no fallamos ninguno, que todo puede pasar. Una vez hecho el encierrillo, vamos a casa a descansar hasta una hora antes del encierro, que es cuando recibimos en la Plaza de Toros las vacas para la suelta de la mañana. Las desembarcamos, las enchiqueramos (meter las vacas en las distintas habitaciones que hay para poder soltarlas de una en una luego después del encierro) y ya nos preparamos todos para correr el encierro. A las nueve de la mañana se hace el encierro y a continuación echamos las vacas; y una vez que han terminado los festejos de la mañana vamos todos juntos a almorzar y con la tripa llena, volvemos a la plaza y echamos de comer a todos los animales. Otra de las tareas es hacer el reconocimiento veterinario con las autoridades de los toros de la corrida de la tarde. Acto seguido se hace el enchiqueramiento y el apartado con el público de Tafalla, el cual es un acto al que viene mogollón de gente”.
“Ahí terminamos, hasta media hora o una hora antes del festejo de la tarde, ya que somos nosotros los encargados de poner la divisa y de soltar a los toros. A partir del cuarto toro empezamos a enchiquerar vacas para la suelta de la tarde. Así durante el resto de la semana”. Y al contrario de lo que muchas personas puedan pensar, su labor no es proteger a las personas, sino a los propios animales: “Nuestra función principal es proteger al toro y hacer el recorrido del punto a al punto b en el menor tiempo posible. Debemos intentar también que el animal llegue en las mejores condiciones para que a la tarde en la lidia esté mejor. De hecho, cuanto menos tiempo pase el toro en el ruedo de la plaza, mejor, ya que puede coger orientación y a la tarde demostrar esa orientación bien rajándose o poniéndole las cosas muy difíciles al torero”.
Sus consejos
Al igual que pasa en la mayoría de poblaciones, el recorrido de Tafalla tiene punto más y menos fáciles para las personas que quieran iniciarse en las carreras con astados. “Si estás seguro, lo haces. Un consejo: que aprendan siempre de los más veteranos. Nadie nace aprendido, y si los veteranos estamos aquí todavía es por algo. Entonces eso es algo que hay que tener muy en cuenta, el saber escuchar. El encierro de Tafalla se parte más o menos en tres: el comienzo que es la recta hasta llegar a la curva de la farola: de la farola hasta el puente; y del puente hasta la plaza. Por tradición, los jóvenes solemos empezar a correr en el último tramo porque los toros van más cansados. Correr en zonas como la curva de la farola o al principio, te lo dan los años de experiencia. Pero para empezar el encierro de Tafalla en la zona final, es el encierro perfecto”, opinan.
Por otro lado, ante el aumento de personas no tafallesas en los encierros locales, estos pastores opinan que “aquí el que quiere correr, corre. Para una persona que está empezando en este mundo, el hecho de ver a gente que corre en tantos lugares, le puede incluso provocar un efecto llamada. No creemos que nadie de verdad esté interesado diga que como están estos yo no voy a entrar. El que empieza sabe que los primeros años no va a estar ahí cogiendo toro, pero tiene la esperanza que con los años y la práctica, lo termine haciendo. Tener esas referencias es una manera de iniciarse”.
Suelta de vaquillas
La suelta de vaquillas posterior al encierro es una actividad que en los años prepandemia estaba bajando en participación. Sin embargo, después del regreso de la fiesta, cada vez sale más gente. “Si que es cierto que antes de la pandemia no salía casi nadie a recortar. Sin embargo, estos últimos años ha salido un grupo de gente de aquí del pueblo que de repente, el verlos quebrar, recortar es un gustazo. De hecho, todo el invierno hacen capeas privadas para estar a punto en Tafalla disfrutar. Desde los tiempos de Tximo, Iñaki Abaigar y Javier Sota no había habido un relevo de recortadores que quisieran animar las fiestas. Ahora hay un montón de chavales y no tan chavales que han pasado unos años, se han asentado, han dejado de salir por las noches y los tienes todas las mañanas”. El punto de inflexión para ello, según estos diez nuevos pastores, pueden haber sido “los grandes concursos que hemos estado viendo últimamente. Cada día se televisan más concursos y todos queremos parecernos a nuestro ídolo. Quizás con 16, 17, 18 años no tienes la valentía, o te pesa más la noche, que a todos nos ha pasado. Pero han llegado a los 20 y de repente se ven capaces; capaces de no salir una noche por estar disfrutando de las vacas a la mañana siguiente. Creemos que el punto de inflexión ha sido el confinamiento, porque como lo único que se podía hacer era capeas privadas, gente que no nos atrevíamos o nos faltaba algo para salir a la plaza a las vacas, con las capeas nos hemos ido soltando con las vacas y ahora sí que salimos tanto a las mañanas como a las tardes”, finalizan. l