Pamplona - Entró el año pasado al grupo de voluntariado del CHN pero conociendo previamente el terreno ya que Nerea Elizondo, además de ser la presidenta del grupo, también es enfermera del CHN. Su trabajo se centra mayormente en la gestión y en “ser la imagen de la asociación”. Empezó en marzo del 2018, ya que ella trabaja “en la jefatura de Unidad y Formación, y desde el voluntariado querían que hubiera un vínculo con alguien de enfermería. Me lo propusieron a mí porque había un objetivo claro de unificar los servicios de acompañamiento”. Lo primero fue el trabajo de coordinación que para ello “se realizaron una serie de reuniones y empezamos a trabajar un poco, a conocer primero a los miembros del grupo y otras asociaciones que trabajan aquí”. La presidencia llegó más tarde, “coincidió que se jubilaba Asun Elizalde, la presidenta del voluntariado y entonces me propusieron quedarme con la presidencia”.

Es un trabajo gratificante en lo personal y reconoce que “me aporta muchísimo cada día. Me lo plantearon porque ya me conocían y porque estaba trabajando la Guía de Cuidados centrados en la Persona y en la Familia, y yo ya estaba muy sensibilizada en el tema del cuidado integral del paciente y la humanización. Empecé a conocer más a los miembros y me parecía que realizaban un trabajo fantástico. Hoy en día haciendo las labores de presidencia y mi actividad asistencial o gestora me siento muy satisfecha y es fantástico”. A la hora de compaginar tareas Elizondo reconoce que habitualmente no tiene ninguna actividad relacionada con el voluntariado por las mañanas salvo temas muy puntuales. “Tampoco tengo un puesto asistencial pero me junto con el grupo coordinador los lunes por la tarde, y tenemos una reunión de dos o tres horas. Esta actividad la desarrollo totalmente en mi tiempo libre”. En sus labores de presidencia y coordinación no hace “servicios de voluntariado y acompañamiento pero aporto este tiempo a la gestión de la presidencia”, relata.

Nerea confiesa que los 66 voluntarios del grupo “no llegamos a todo”, ya que con el equipo humano que poseen es imposible llegar a todo el CHN. “Históricamente desde hace muchos años también colaboran otros dos grupos de voluntariado que son el Voluntariado Geriátrico Franciscano y el Voluntariado Punto de Encuentro Valle de Egüés. Es nuestro voluntariado el que coordina todos los servicios pero nos ponemos en contacto a diario con el Geriátrico Franciscano para que hagan servicios ellos, porque nos es imposible llegar a todo”. “El compromiso mínimo de cada voluntario es de dos horas por semana, aunque hay alguno que le pueda dedicar más horas. El perfil del voluntario es mayoritariamente femenino y de una edad de 50-55 años. Son personas que querían invertir en tiempo en esto, y hay algunas que llevan cerca de 20 años en ello. Durante ese tiempo han cumplido años y también les han ido cambiando las necesidades”, subraya. Admite que la motivación es ayudar a quienes lo necesitan, “son personas que sentían necesidad de hacer algo por los demás y dedicar su tiempo a los demás. Y todos ellos comparten esa misma inquietud, esto les enriquece. No esperan nada a cambio pero la realidad es que se llevan mucho a nivel personal”. A su vez, Elizondo subraya la importancia de dar visibilidad a este tipo de proyectos porque “se trata de un agradecimiento de la sociedad a aquellas personas que están dedicando su tiempo al acompañamiento de manera altruista”. La necesidad está ahí y desde la dirección se hace un llamamiento para participar en el proyecto. Así, Nerea confiesa que en este momento “necesitamos más voluntarios y para facilitar el proceso estamos realizando una página web, que saldrá a finales de año y también estamos recaudando financiación”.