-"Ha sido como entrar a una UCI. Todas las medidas higiénicas te hacen sentirte extremadamente segura", aseguraba ayer Maite después de hacerse dos empastes en la Clínica Dental Burlada, una de las muchas que ayer abrió sus consultas a pacientes con cita previa. Hasta ahora solo se atendían urgencias.

El equipo de profesionales de este local compuesto por Javier Pérez Equiza, Juan Dopico San Martín, Carmen Estarriaga, Amaia Leorza, Aintzane Romero, Cristina Aedo y Olga Esteiro, abierto desde 1982, se ha tomado muy en serio las directrices que han marcado tanto desde el Colegio Oficial de Dentistas de Navarra, como del Ministerio de Sanidad y los organismos internacionales más prestigiosos en este sector como son el CCD norteamericano y el ECDC europeo. El protocolo establece que si el paciente ha tenido tos seca, fiebre o ha estado en contacto con el virus o a través de un familiar no puede acudir a la consulta, criba que se realiza a través de una encuesta telefónica. También se les advierte de que se cepillen los dientes antes.

Los pacientes disponen de calzas quirúrgicas para cubrir sus zapatos, un gorro para el cabello, además de gel desinfectante y mascarilla, en el recibidor de la clínica. Antes de llegar al gabinete dental se les coloca una bata encima de la ropa y unas gafas de plástico. El paso siguiente es el control de temperatura, lavarse las manos y hacerse un enjuague desinfectante, además de apartar la mascarilla en un soporte esterilizado mientras dure la intervención. En esta fase 1 pueden realizan la mayoría de intervenciones salvo grandes cirugías para lo que se esperará a la siguiente fase.

El odontólogo Juan Dopico San Martín, máster en Gestión de Emergencias y Desastres, y que ha trabajado también en los campamentos saharauis, pertrechado de todas las armaduras propias del siglo XXI, se asoma a la boca de sus clientes con el reto de garantizar su total seguridad: un traje EPI, bata plastificada, escudo protector, doble guante, mascarilla FPP2 y una segunda quirúrgica que se renueva con cada paciente. Todo el material que ha entrado en contacto con el paciente se esteriliza o se renueva ya que en su mayoría es desechable. Lo más curioso es que las nuevas tecnologías también permiten a este profesional, que obtuvo la beca SEPA-Maxillaris con su propuesta de innovación en materia de gestión empresarial de las clínicas dentales, hacer un seguimiento de las intervenciones sin necesidad de tocar la pantalla del ordenador, simplemente a través del movimiento gestual, con lo que se consigue "disminuir el riesgo de infección cruzada en el gabinete".

"Si habitualmente tardas cinco minutos en limpiar todo entre cada paciente ahora son más de quince", reconocía ayer la auxilar Olga Esteiro de un equipo de cuatro profesionales. Para reforzar las medidas de seguridad se ha instalado una máquina de última generación que purifica el aire a través de rayos ultravioletas. A su vez, los profesionales sanitarios del sector han tenido la opción de hacer test rápidos en coordinación con Salud del Gobierno de Navarra. Y, por suerte, dieron negativo.

Dopico es el más joven de los dentistas de esta clínica, que lleva más de 35 años en la calle Mayor de Burlada y que impulsaron Javier Pérez Equiza y Jesús Remírez Hermoso. Para Dopico más que miedo a esta pandemia hay que tener "respeto": "Y con toda la información que disponemos del virus, respetando las medidas de seguridad y confiando en la responsabilidad de la sociedad podemos mantener espacios altamente seguros en las consultas. Otra cosa es el resto de movimientos de la ciudadanía por la ciudad donde también hay que extremar las medidas de seguridad. Es una responsabilidad compartida".

Este virus no les ha cogido de sorpresa a los dentistas. Hay y ha habido otras enfermedades contagiosas y silenciosas en las que la boca juega un papel importante. "Personalmente veo más peligrosos otros virus como la hepatitis B o C, o el Sida y, sin embargo, apenas ha habido contagios en este sector. Con el Sida se montaron sistemas de protección potentísimos que han funcionado", subraya. Respecto al coronavirus arroja un dato revelador y es que el apenas un 1,9% de los dentistas del país se han contagiado, y adicionalmente un 7,3% dejaron de trabajar en cuanto tuvieron síntomas compatibles. "Lo mejor que se hizo fue cerrar las instalaciones antes incluso de que se declarase la pandemia".

Los servicios que prestan dentistas profesionales no son baratos, reconocen, pero si antes ya merecía la pena ahora mucho más por ser un trabajo minucioso y en el que se refuerzan las medidas preventivas. "La ventaja que tiene Navarra es que gracias a los programas de Salud hasta los 16 años los niños no pagan. También se cubre hasta el 100% en personas con minusvalías del 75%". Oiana era la siguiente paciente en la lista, dispuesta a hacerse una limpieza de boca, un orden que evita que haya gente en la sala de espera. Todo suma.

"Cerrar las clínicas fue una buena decisión. Ahora todos los trabajadores nos hemos hecho los test y han salido negativos"

Odontólogo