or paradójico que parezca, al bueno de San Fermín hemos tardado en darle reconocimiento en Pamplona a lo largo de la historia, al menos en cuanto a dedicarle simbólicamente espacios en la ciudad. Durante muchos siglos ni siquiera tuvo templo propio, ni tampoco calle.

La tradición dice que San Fermín nació en Pamplona en el siglo I (o en el siglo III, hay versiones contradictorias) y que fue martirizado y enterrado en Amiens. Aquí no se supo nada de él hasta el siglo XII en que un clérigo de Artajona, Pedro de París, que estudió en La Sorbona y luego fue nombrado obispo de Pamplona, trajo una reliquia del santo, un fragmento del cráneo, obsequio de su amigo el obispo de Amiens, y en 1186 instituyó su fiesta. Con el tiempo, fueron donadas otras reliquias que añadir a la original. A falta de una iglesia propia, las reliquias de San Fermín se colocaron inicialmente en la catedral y, luego, en la iglesia de San Lorenzo, desde el siglo XIV en una pequeña capilla gótica dedicada al santo pamplonés. En 1657 fue proclamado por el papa Alejandro VII copatrono de Navarra, junto con San Francisco Javier, tras un largo pleito entre ferministas y javieristas, y en 1717, por iniciativa del Ayuntamiento, se inauguró la actual capilla de San Fermín en la parroquia de San Lorenzo, mucho más esplendorosa que la anterior, donde sigue viviendo como inquilino en su imagen de madera y plata del siglo XV. La basílica de San Fermín de Aldapa, la primera iglesia dedicada al santo y propiedad del cabildo catedralicio, parece que se construye en el siglo XVI en el supuesto lugar donde nació y vivió, luego ha recibido sucesivas ampliaciones y remodelaciones, cuenta con otra imagen que procesiona en las fiestas chiquitas de septiembre y también con reliquias del santo. San Fermín tendría que esperar al año 1952 para ser titular de una parroquia creada en el humilde barrio de la Milagrosa, que ha acogido según las épocas a hortelanos, obreros e inmigrantes. La parroquia primero, desde 1953, contó con una pequeña e incómoda iglesia en lo que en 1963 se denominó travesía del Río Urrobi (donde el que esto escribe recibió los sacramentos de la confirmación y de la comunión), y en 1969 se inauguró la actual iglesia en la calle Manuel de Falla. Su imagen de San Fermín, de José López Furió, escultor valenciano asentado en Pamplona, no procesiona, pero el altar también guarda una reliquia.

El 18 de enero de 1890 el Ayuntamiento de Pamplona acordó dar el nombre de calle de San Fermín a la que va "de las edificaciones desde San Lorenzo a la casa del Sr. Conde de Espoz y Mina", es decir, de la calle Mayor a la calle San Antón, en otras épocas conocida como traseras o rincón de San Fermín, pero que desde 1853 se llamaba oficialmente calle Taconera. El vecindario ignoró el cambio y el acuerdo quedó sepultado en el archivo municipal. El 24 de abril de 1936 se adopta un nuevo acuerdo dedicando una calle a San Fermín, esta vez con más éxito. En contra de lo habitual en estos casos y del precedente de 1890, la calle no está situada en las inmediaciones de ninguna de las iglesias donde se venera al santo, sino en el Segundo Ensanche, cuya segunda zona (al sur de la actual avenida de la Baja Navarra) estaba en plena construcción. Su primer tramo se había denominado desde 1931 calle de Basilio Lacort (1851-1908), político y periodista republicano y anticlerical. Los tiempos, y la mayoría municipal, habían cambiado.

Es una calle bien arbolada que nace en el parque de la Media Luna, donde hasta hace poco estaba el colegio de los Salesianos, y finaliza en la avenida de Galicia. Como edificios más significativos a lo largo de su trazado se hallan el Instituto Plaza de la Cruz (cuando el autor de estas líneas fue alumno en sus aulas, institutos Ximénez de Rada, masculino, y Príncipe de Viana, femenino), inaugurado en 1944; el colegio Vedruna, de las carmelitas, construido en 1943; la parroquia de San Miguel, construida entre 1950 y 1954; el convento moderno de los capuchinos (el antiguo, del siglo XVII, está en San Pedro) y la iglesia de San Antonio, consagrada en 1940, y el ambulatorio Doctor San Martín (antiguo General Solchaga), abierto en 1953.

Por cierto, San Fermín también tiene otra calle dedicada en Pamplona, menos conocida que la descrita ya que no está en la ciudad de los vivos, sino en la de los muertos. Se encuentra en el Cementerio Municipal San José, término de Berichitos, en la zona norte que fue ampliada en 1969.