No está claro si es algo con lo que se nace o a lo que hay que hacerse. Puede que sea una mezcla. Él, que es experto en levantar peso, asume que tenía la fuerza y le ha tocado limar la técnica. Su récord supera los 150 kilos. Ahí es nada. Albaro Zugarrondo, vecino “de Jarauta de toda la vida”, es miembro de la junta directiva de la Federación de Herri Kirolak de Navarra -también participa en los campeonatos y conserva alguna que otra txapela-, pero es además conocido en el barrio por ser la cuarta generación en la Peña Aldapa. Su segunda familia, porque confiesa que ha pasado en ella más horas que en el cuarto de estar de su casa. De hecho, su aita Jesús -que falleció el año pasado- sale en la pancarta de este año: los socios quisieron rendirle homenaje con una bonita caricatura. Su abuelo Antonino fue miembro de la Sociedad Santa Anta cuando se unió a la Aldapa y su bisabuelo, Jesús Manuel Zugarrondo, nada menos que fundador de La Pamplonesa.

Así que él es también historia viva de una ciudad que enfrenta ahora sus días más raros, en fechas para pocas celebraciones y con mucha “txirrinta” de los Sanfermines 2020. A sus 44 años, dice que es “más de frío” mientras pasa calor en una Plaza de Los Fueros donde el sábado tendría que celebrarse el Campeonato Navarro de Herri Kirolak, cita en la que desde hace años ha levantado muchas piedras. En este enclave recuerda su debut y uno de sus mejores días porque, dice, en Sanfermines competir como harrijasotzaile es “una fiesta dentro de la fiesta. Yo disfruto como un crío”. Y es que durante todo el año se prepara para ello: “Es algo en lo que no sabes cuánto vas a durar y para un campeonato tienen que salir bien muchas cosas”, dice. Cuestión de resistencia. “El levantamiento de piedras es especial, porque no todo el mundo puede. A lo mejor te preparas y luego no llegas, la piedra es muy exigente y los entrenamientos son muy duros”, revela.

Recuerda que “antes no se aprendía, era más una cuestión de fuerza que de técnica, pero ahora es al revés. Y están las escuelas de Mikel Lasarte (Sakana) y Patxi Larretxea (Baztan), ellos además de hacer, enseñan”. Él también lo intenta con sus hijos, que le siguen la estela. “Cómo no lo van a hacer si lo han visto desde pequeños. Pero les gusta”, asume. Alai, de 10 años; Ergoiena e Igarki, mellizos y de 8 años, bien enseñados, le ayudan a colocarse la faja, porque lo de ponerse el chaleco y el traje también requiere de su ritual. “Y todos tenemos nuestras manías”, confiesa Zugarrondo, que es también mendizale y, cuando puede y le dejan, incluso le da a la pelota.

Punto de encuentro Sus hijos son también socios de la peña, ya la quinta generación. “Yo no entiendo un pueblo sin una sociedad. Es un punto de encuentro, algo recreativo y cultural, para mí parte de mi casa”. Ha formado además parte de ella con su aita, que tenía también mucho arraigo a Jarauta y a Aldapa. “Siempre estábamos juntos, con las cuadrillas tanto él con la mía como yo con la suya, almorzábamos, íbamos a la plaza... Este año para mí no va a ser igual en muchos sentidos”, lamenta. La peña de momento está solo abierta para los socios, cumpliendo la normativa.

Asume que San Fermín y San Fermín Txikito, el día del socio de la peña Aldapa, son días muy especiales. Ve complicado lo de celebrar algo en septiembre aunque reconoce que “la motivación está ahí, y si no ya nos agarraremos a Olentzero o a los carnavales -bromea-. Hay fechas señaladas, que no se celebren los Sanfermines da mucha pena pero tristeza tampoco porque el motivo es justificado. Eso sí, te quedas con una txirrinta terrible: ya es duro cuando se acaba el día 14, así que saber que vas a pasar otro año sin fiestas… Toca sobrellevarlo y nada, a empezar otra escalera de nuevo”, sonríe.

No lo da todo por perdido, al menos de momento, y asume que este año sería bueno para la federación que tanto desde el Ayuntamiento como desde el Gobierno foral “se siguieran promoviendo actos culturales, siempre respetando la situación y con las medidas de seguridad pertinentes. Pero creo que hay cosas que sí se podrían celebrar, igual más adelante si la cosa está calmada”, señala.

Echa de menos los dantzaris, los bertsos, las jotas, la feria de ganado... “Los actos culturales y deportivos. Lo nuestro. El problema que tenemos aquí es que como lo hemos visto, no lo valoramos, pero te vas fuera y la gente alucina con nuestro deporte y nuestra cultura. Hay que darle más valor y promover e impulsar lo que tenemos aquí, lo propio. Lo importante es que parece que la ciudad está respondiendo”.

“Da pena pero no tristeza porque la suspensión de los Sanfermines es justificada. Toca empezar otra escalera”

Harrijasotzaile y juntero de la Federación Navarra de Herri Kirolak