- Del total de personas con discapadidad que conviven en Navarra más de 25.000 (el 58%) son mujeres que, por el hecho de serlo, tienen que hacer frente a una doble discriminación: tanto por su condición femenina como por su diversidad funcional.

Y es que se suma en muchos casos a un mayor desempleo, menores ingresos, baja autoestima, sobreprotección familiar e incluso violencia de género, en un contexto en el que la desigualdad -y, por tanto, la vulnerabilidad- es mucho mayor. Para dar respuesta a todas las problemáticas, “por y para todas las mujeres”, en enero nació la asociación Amudisna. Es la única entidad en Navarra con estas características, que trata de impulsar el empoderamiento de las mujeres con discapacidad “desde lo cercano y desde la experiencia de cada una, que se puede sentir identificada con las vivencias de otras mujeres que están en la misma situación o en una parecida”, explican las pamplonesas Mariví Remón e Isabel Pérez, presidenta y vicepresidenta, respectivamente.

Conforman la asociación una veintena de personas aunque cuentan también con “simpatizantes o colaboradores”, que pueden ser hombres o mujeres que quieran contribuir a la causa. Tienen un montón de proyectos y un buen puñado de actividades para conseguir algunos de sus objetivos aunque reconocen que la pandemia ha sido “un hachazo. Teníamos pactadas muchas iniciativas que iban a ser presenciales y al final las hemos tenido que hacer online, y otras se han tenido que paralizar. Pero también hemos aprendido mucho: a manejar el Zoom, a registrarnos, a hacer videoconferencias… -bromean-. La mayoría de mujeres con discapacidad están viviendo solas en apartamentos y algunas han pasado el covid. Esas videollamadas, esos whatsapps, que todas nos veamos las caras y veamos que estamos ahí ha sido muy importante. Empezamos como compañeras pero la mayoría somos ya amigas”, reconocen.

Amudisna, dicen, va a ser la voz de todas las discapacidades. “Nace para motivar e incentivar a la mujer con discapacidad en el entorno en el que vivimos. Hay veces que te sientes sola o frustrada y no tienes con quien desahogarte”. Quieren servir de apoyo y crear soluciones para el día a día, hablando también con las instituciones para realizar propuestas. Ya se han presentado en el Ayuntamiento de Pamplona, harán lo propio en el Parlamento y están organizando una videoconferencia con los consistorios navarros y Servicios Sociales de Base.

“Sabemos que otras asociaciones trabajan el empoderamiento, nosotras no queremos pisotear a nadie. Aquí tratamos de incentivar de tú a tú, con personas que comparten una realidad similar o muy parecida. Se están haciendo muchas cosas bien pero es cierto que si no vas en silla de ruedas, por ejemplo, no te das cuenta de que no puedes abrir la tapa del contenedor para tirar la basura”, explica Pérez, que tiene fibromialgia y artrosis degenerativa. “Al principio pensé que estar en una silla de ruedas me iba a hacer una desgraciada, pero es una suerte porque me hace ver las cosas de otra manera. Con otras gafas. Y estoy conociendo a mujeres muy luchadoras que me dejan con la boca abierta, las admiro”, valora.

Su discapacidad, dice, es evidente, pero hay que luchar también por visibilizar otras que no se ven. Remón tiene sólo un 10% de visión y lleva toda la vida luchando por adaptarse, algo que está consiguiendo con creces. “Pero hay muchas barreras, para muchas discapacidades. Es como si elaboramos una guía adaptada, ¿pero adaptada a qué? No es lo mismo ser autista que ciego, y todos necesitamos soluciones. En nuestra asociación todo el mundo tiene cabida -señala-. Y además sus ideas serán escuchadas, valoradas y apoyadas, se tratarán de sacar adelante proyectos, no se trata de ser socia y ya está, es una participación activa”.

Han lanzado, además, el Teléfono del abrazo, un servicio de atención telefónica y ayuda para personas con discapacidad que será atendido por socias del colectivo, y quieren crear un centro especial de empleo para mujeres con discapacidad. Otro de sus retos es, además, atender el entorno rural. “Hay muchas mujeres con discapacidad que viven en el entorno rural y no pueden venir a Pamplona para poder seguir la vida adelante, que no tienen un contacto con gente con su misma problemática”.

Pérez nació en Castejón y se crió en Corella. “Cuando empiezas a tener según qué problemas decides trasladarte a la capital porque es donde tienes acceso a todas las cosas en general. Hay muchas mujeres que han tenido que abandonar sus pueblos porque no tienen el apoyo suficiente, pero ¿por qué tiene que hacerlo? Luego nos quejamos de las zonas rurales se están quedando vacías: mejoremos el urbanismo, los caminos, los desplazamientos, las tecnologías…”, proponen. Aseguran que van dando pasos, aunque queda mucho por hacer. De momento, terminarán de arrancar cuando este dichoso bicho les de un respiro.

“Tratamos de incentivar de tú a tú, con personas que comparten una realidad similar”

Pta. Amudisna