Este martes han salido en furgoneta desde el Colegio Público Sanduzelai, rumbo a la isla de Lesbos, 600 kilos de alimentos. Una importante carga que tiene como responsables a una treintena de muchachos de 11 años. Los de las dos clases de 6º de Primaria. “Echamos las cuentas los chavales y yo y dijimos, ‘no puede ser’. Estamos sorprendidos. Es mucho. Y todo de familias del colegio. Tenías que ver la cantidad de lentejas, macarrones, arroz y aceite que han traído”, explica Maite Ramos, tutora de 6º B de un colegio en el que lleva ejerciendo 17 años: “He hecho alguna otra recolecta en la escuela y no pensaba que saliera tanto. Creo que con el covid la gente está muy motivada y empática’”, añade

Aprendizaje Servicio:

Maite cuenta que llevan dos cursos con el Aprendizaje Servicio en las aulas. Trabajaron con Adona en una campaña para captar donantes de sangre en el barrio y en la Universidad Pública de Navarra. Y participaron en un proyecto servicio con los refugiados del Sáhara en Tinduf.

Este año las dos tutoras de 6º -Maite y Nora Garde- han trabajado en torno a la Memoria Histórica: “Hemos querido que vieran que no fue solo la Guerra Civil, la II Guerra Mundial y ahí se acabó todo. Que hay más guerras. Y hemos reflexionado sobre los conflictos actuales, cómo evitarlos, sus consecuencias...”, apunta Maite. También vieron que durante la Guerra Civil se levantó un campo de refugiados en Gurs, lo relacionaron con los que existen actualmente e invitaron a clase a Fermín Artola, profesor jubilado que ha ejercido de voluntario en Zaporeak. Una asociación sin ánimo de lucro que cocina para mejorar las condiciones de vida de las personas atrapadas en los campos de refugiados en Grecia y ha coordinado la iniciativa.

Los chavales pensaron en qué podían hacer, y se les ocurrió una recogida de alimentos. Querían hacer más cosas pero con el covid no ha podido ser”. Ellos llamaron a Zaporeak, organizaron la recogida, las cartas a los padres, pidieron permiso al director, hicieron pancartas, han repartido en cajas los alimentos, están escribiendo un artículo para el blog del centro... “Ellos organizaron cuándo y cómo. Todo. Les proponemos ideas, pero ellos ya son los que llevan absolutamente todo”, dice.

Los alumnos, cargando las cajas en la furgoneta de Zaporeak

Por último, Maite confiesa que “da gusto verles la emoción y cómo se implican y participan, ellos organizan toda la campaña. Tienen más interés a la hora de escribir los textos porque saben que lo que escriban lo van a recibir los padres; han pasado clase por clase para explicar el tema... trabajan mucho más porque saben que va a salir de la clase a la calle. Trabajar de esta manera es más real, porque no hacen algo solo para la escuela, sino para alguien, y para ellos también.