La Asociación de Vecinos y Vecinas de Mendillorri ha vuelto a denunciar los "continuos ataques, difamaciones y persecuciones a los que están siendo sometidos nuestros jóvenes" desde el pasado verano. En un comunicado hecho público esta misma tarde analizan las causas de lo sucedido el pasado sábado en un contexto de falta de alternativas de ocio saludables y espacios para los jóvenes en el barrio lo que se ha agudizado con la pandemia. Concluyen que Mendillorri necesita "herramientas pedagógicas que ayuden a generar procesos de bienestar vecinal, la porra y el gas pimienta acentúan la crispación y no son bienvenidos". Reclaman además el cese de las "actitudes violentas hacia nuestros vecinos". "De forma reiterada nuestros vecinos más jóvenes han sido culpados de la extensión de la pandemia. Identificados y cacheados, perseguidos minutos antes del toque de queda, violentados y amenazados por intentar socializarse en un mundo cada vez más oscuro para todos ellos", reiteran.

Victimización a la que se suma, explican, la falta de políticas preventivas y ocupacionales. "La incompetencia de nuestros gestores públicos se suple con herramientas despóticas y represivas carentes de todo contenido pedagógico. La violencia policial continúa en aumento y no está precisamente dirigida de forma aleatoria. Ésta rinde a una estrategia que preserva la integridad de unos pocos ofreciendo cobijo a sectores tan deplorables como los defensores de la división azul hace pocos días en Madrid", subrayan. Quienes apuestan por el deporte, la convivencia vecinal y el trabajo comunitario como "alternativa de vital importancia para nuestra juventud", observan "con incredulidad cómo todos los espacios al aire libre de los patios escolares para hacer deporte permanecen cerrados". El único polideportivo que tiene Mendillorri permanece en manos privadas, señalan, y con "altos precios" para su uso. Recuerdan a su vez que el 40% de la juventud está en paro y su ocio "se reduce al consumo, en muchas ocasiones consumos nocivos para el bienestar de la misma"

A su vez, en el momento en que es "más necesaria que nunca una política pública dirigida a la prevención", el Ayuntamiento de Pamplona "acaba con el Servicio de Acción Preventiva Comunitaria, un servicio que llevaba a cabo un trabajo "fundamental con cientos de menores de Mendillorri". "Cuando más importante se convierte tender puentes de convivencia, motivar y genera estímulos saludables entre la población, nos encontramos con una realidad totalmente contraria", reiteran.

Reconocen que Mendillorri nunca lo ha tenido fácil en su desarrollo como barrio. "Nuestra comunidad fue diseñada con el propósito de crear un barrio dormitorio, un barrio que carecía de plazas públicas y donde articular la convivencia vecinal se convertía en un verdadero ejemplo de creatividad vecinal". Los jóvenes, que hoy representan el 30% de la población, "siempre ha molestado, mete ruido, ensucia y genera controversia". Y a veces "entra en conflicto" con los mayores. Por otro lado, "la vitalidad, el atrevimiento, la creatividad y el amor por la vida de los más jóvenes encuentra un muro de contención construido por una sociedad carente de empatía y comprensión pedagógica" lo que genera un caldo de cultivo para el "conflicto social".

Los incidentes del sábado son, a juicio de la asociación, "un claro síntoma de que algo muy grave está ocurriendo en nuestra sociedad". "La convivencia tambalea y es preciso entender las causas que originan estallidos sociales como los vividos en nuestro barrio", abundan. La actual crisis a la que se enfrenta la sociedad está cargada de "sufrimiento individual y colectivo". "Miedo, angustia y soledad", tres factores que crean un coctel explosivo, redundan, sobre un momento en el que más que nunca "necesitamos comprender y entender, huir de las dinámicas generadas por el odio y tratar de denunciar con firmeza cualquiera de las actitudes que busquen enfrentarnos como vecinos y vecinas".

Comunicado íntegro:

Ante los sucesos del sábado

Aprendidos estamos a que detrás de cada actuación policial existe un relato que pretende justificar la misma. A los y las vecinas aquí firmantes no nos mueve ningún intereses particular, no pretendemos generar discursos exculpatorios, ni establecer un espacio de reflexión basado en buenos y malos. Este escrito nace desde el cariño y la necesidad de cuidarnos vecinalmente.

Somos vecinos y vecinas que llevamos una gran parte de nuestra vida en este barrio. Estas calles, plazas y parques han visto crecer a nuestros txikis, la convivencia vecinal siempre fue y continúa siendo sello de garantía para nuestra comunidad. Somos conscientes de que Mendillorri nunca lo ha tenido fácil, nuestra comunidad fue diseñada con el propósito de crear un barrio dormitorio. Un barrio que carecía de plazas públicas y donde articular la convivencia vecinal se convertía en un verdadero ejemplo de creatividad vecinal.

Pero como siempre se dice, finalmente la vida se abrió camino. Nuestra necesidad de compartir, participar y crear se convirtieron en esperanzas comunitarias con las que nuestro barrio comenzó a escribir su propia historia. De ese amor por hacer y construir comunitariamente florecieron los y las jóvenes de hoy en día, jóvenes que representan actualmente más del 30% de nuestra población.

La juventud siempre ha molestado, mete ruido, ensucia y genera controversia. A veces, entra en conflicto con aquellos mayores que la acumulación de años, horas de trabajo y mochilas de vida les hacen estar para pocos trotes. Por su parte, la vitalidad, el atrevimiento, la creatividad y el amor por la vida de los más jóvenes, encuentra un muro de contención construido por una sociedad carente de empatía y comprensión pedagógica. Buen caldo de cultivo para el conflicto social.

La situación vivida el sábado por la noche es un claro síntoma de que algo muy grave está ocurriendo en nuestra sociedad. La convivencia tambalea y es preciso entender las causas que originan estallidos sociales como los vividos en nuestro barrio. Si no hacemos el esfuerzo de indagar y tratar de entender el trasfondo de lo ocurrido, nos equivocaremos en el análisis y correremos el riesgo de agravar situaciones futuras donde el bienestar vecinal se vea afectado.

Los momentos históricos que vivimos no dan lugar a la indiferencia. Las sociedades se están enfrentando a una situación inédita, cargada de sufrimiento individual y colectivo. Miedo, angustia y soledad tres factores que crean un coctel explosivo. Ahora más que nunca necesitamos sentir la importancia del humanismo, necesitamos comprender y entender, huir de las dinámicas generadas por el odio y tratar de denunciar con firmeza cualquiera de las actitudes que busquen enfrentarnos como vecinos y vecinas haciéndonos perder nuestro sentido del bien común.

Llevamos denunciando una y otra vez desde el verano los continuos ataques, difamaciones y persecuciones a los que están siendo sometidos nuestros jóvenes. De forma reiterada, nuestros vecinos más jóvenes han sido culpados de la extensión de la pandemia. Identificados y cacheadas, perseguidos minutos antes del toque de queda, violentados y amenazadas por intentar socializarse en un mundo cada vez más oscuro para todas ellas.

¿Cuándo les diremos abiertamente y sin sonrojarnos que vivirán peor que nosotros? ¿Qué el futuro próximo es un legado de desigualdad, precariedad y autocomplacencia adulta?

Las actitudes violentas hacia nuestros vecinos deben ser interrumpidas de inmediato. La intoxicación mediática a la que está siendo sometida nuestra comunidad está generando situaciones de crispación que cada vez adquieren un grado más preocupante.

Mendillorri necesita herramientas pedagógicas que ayuden a generar procesos de bienestar vecinal, la porra y el gas pimienta acentúan la crispación y no son bienvenidos. La propia incapacidad de la institución para hacer frente a toda esta situación, la incompetencia de nuestros gestores públicos, se suple con herramientas despóticas y represivas carentes de todo contenido pedagógico. La violencia policial continúa en aumento y no está precisamente dirigida de forma aleatoria. Esta, rinde a una estrategia que preserva la integridad de unos pocos ofreciendo cobijo a sectores tan deplorables como los defensores de la división azul hace pocos días en Madrid.

Quienes vemos en el deporte, en la convivencia vecinal y en el trabajo comunitario una alternativa de vital importancia para nuestra juventud, observamos con incredulidad como todos los espacios al aire libre de los patios escolares para hacer deporte permanecen cerrados. El único polideportivo que tiene Mendilorri permanece en manos privadas y aplica altos precios para poder hacer uso del mismo.

Cuando es más necesaria que nunca una política pública dirigida a la prevención, el ayuntamiento de Pamplona acaba con el Servicio de Acción Preventiva Comunitaria. Un servicio que llevaba a cabo un trabajo fundamental con cientos de menores de Mendillorri. Cuando más importante se convierte tender puentes de convivencia, motivar y generar estímulos saludables entre la población, nos encontramos con una realidad totalmente contraria.

¿Qué alternativas tienen la población juvenil? ¿Cómo pueden afrontar esta situación sin ninguna oferta de ocio saludable? Actualmente un 40% de nuestra juventud está en paro y su ocio se reduce al consumo, en muchas ocasiones consumos nocivos para el bienestar de la misma.

Hoy más que nunca debemos comprender la importancia del cuidado vecinal, lo imprescindible de defender a nuestra juventud, de comprendernos y no caer en el juego de quienes son ajenos a nuestro barrio y pretenden imponer a golpe y porrazo la doctrina del shock. Con todos nuestros aciertos y desaciertos.

GORA Mendillorri!!!!