"Me suelo emocionar porque la gente me cuenta su historia más dura. Se me parte el corazón y no puedo evitar que se me caigan algunas lagrimillas. Tenemos mucha suerte y a veces no valoramos todo lo que tenemos", confiesa emocionado Ibai Ganuza Areta, pamplonés de 30 años, que trabaja en el comedor solidario de París 365.

Esta organización ciudadana y sin ánimo de lucro ofrece tres comidas diarias por un euro a personas que, por razones económicas, de salud o sociales no pueden acceder a una alimentación adecuada.

Ibai comenzó a trabajar en el comedor solidario del París 365 el 14 de enero de 2013, justo el día del cumpleaños de su madre, Esther Areta. "Le hice el mejor regalo", bromea Ibai. Desde entonces, ha trabajado como camarero de lunes a viernes en el turno de mañanas: "Preparo y sirvo los mejores cafés de todo el París 365. También limpio, barro€", explica.

A través de los cafés, Ibai descubre las desgarradoras historias por las que atraviesan cientos de familias -algunas con menores a su cargo- que no disponen de los recursos suficientes para vivir dignamente. "Muchos no tienen dinero, ni un piso donde vivir. Cuando les ayudas, al principio lo pasas bastante mal, pero a mí me gusta que me hablen, que me cuenten su historia, lo que han vivido y sus problemas", asegura.

De los nueve años que lleva trabajando en el comedor solidario del París 365, Ibai también se queda con la "familia" que ha conformado: "Estoy muy a gusto con mis compañeros, son maravillosos. Bromeamos, charlamos y nos lo pasamos muy bien trabajando. He tenido suerte", afirma.

En paracaídas:

Además de trabajar en París 365, desde 2008 es el cajista de Motxila 21, el grupo musical de la Asociación de Síndrome de Down de Navarra. "No sabía que existía y El Drogas me convenció", rebela.

De todos los momentos vividos con el grupo, sin olvidar los innumerables conciertos y giras, Ibai recuerda con especial ilusión el 6 de julio de 2018. Ese día, junto con su compañera de Motxila 21, Leire Zabalza, encendieron la mecha del Chupinazo. "Sin palabras. Una cosa se movía por mi interior y me ponía muy nervioso", relata.

Leire e Ibai, en el balcón de la casa consistorial desde el que lanzaron el Chupinazo 2018. Foto: Unai Beroiz

De esta manera, y 18 años después, Ibai volvió a llevar a Osasuna al balcón del Consistorio y sustituyó al defensa César Palacios como jugador rojillo, que lo lanzó en el año 2000. En su caso, como delantero de Osasuna Genuine, que participa en LaLiga Genuine, una competición creada en 2017 para personas con discapacidad.

Por si fuera poco, también es un enamorado de los deportes de aventura: esquía, escala e incluso una vez se tiró en paracaídas desde 4.000 metros de altura. Casi nada. "Me encanta la adrenalina", finaliza Ibai.