Las catas arqueológicas que se llevan a cabo en la zona del Bosquecillo en Pamplona han localizado los restos del antiguo convento de San Francisco, derruido tras la guerra con Castilla, cuya existencia se conocía pero que no se tenía constancia de su ubicación exacta.

Según informaron este miércoles fuentes del Gabinete Trama, la empresa que se encarga de los trabajos arqueológicos, se trata de restos pertenecientes, al menos, a seis esqueletos humanos, previsiblemente procedentes de enterramientos del antiguo convento de San Francisco, derribado definitivamente en 1524 y trasladado a la actual plaza del mismo nombre.

Los restos han sido hallados en la zona central de la calle, junto al Portal de San Nicolás. Son inhumaciones de adultos en fosas simples que se encuentran a unos 90 cm de profundidad, bajo estratigrafía de época moderna.

Los seis enterramientos guardan el ritual cristiano clásico: en posición decúbito supino y orientados al este.

Las características de las fosas remiten a un amplio arco cronológico que va de la Baja Edad Media a los albores del siglo XIX y que habrá que precisar mediante su estudio detallado, aunque según los técnicos, con gran probabilidad se trata de parte de la necrópolis del antiguo convento de San Francisco.

Guerra con Castilla y demolición

La institución religiosa ocupó esta zona de Pamplona entre los siglos XII y XVI ya que en las guerras con Castilla (1512 y 1521) fue parcialmente destruido, y finalmente demolido y trasladado al interior de la ciudad hacia 1540. Este contexto situaría los enterramientos encontrados entre los siglos XIII y XVI.

En la información disponible en la institución Príncipe de Viana, los franciscanos se habrían establecido hacia 1228 en San Pedro de las Ribas (después monasterio de San Pedro), de donde pasaron en 1245 al actual Bosquecillo-Taconera.

Se cree que el convento de los frailes en el Bosquecillo, fuera de las murallas y cerca de la torre de San Lorenzo era de tamaño considerable.

En el marco de las tres guerras de la conquista de Navarra y su incorporación a la corona de Castilla, el convento de la Taconera sufrió daños causados por el ejército del duque de Alba, pero sobre todo, pocos meses más tarde, por el ejército francés que acompañaba al de los reyes de Navarra, don Juan y doña Catalina, a recuperar su reino. y mucho mayor daño le causó el mismo ejército en la tercera guerra de conquista de 1521.

Según los últimos documentos conocidos sobre el convento de la Taconera, su demolición fue ordenada por el Conde de Miranda, Francisco de Zúñiga Avellaneda y Velasco, al término de la guerra de independencia.

El conde fue nombrado Virrey de Navarra por el emperador Carlos V el 20 de marzo de 1522. El Conde de Miranda ejerció el cargo de Virrey de Navarra del 1522 al 1529.

Tras la demolición del convento, los franciscanos se trasladaron a la edificación de la plaza San Franscisco.

Se documenta la ayuda prestada por Juan Rena, por el emperador, y más tarde por la emperatriz Isabel y por el papa Clemente VII para construir el convento en un nuevo emplazamiento dentro de las murallas de la ciudad.

Años antes de la guerra de 1512, los regidores habían tomado la decisión de trasladar los conventos intramuros de la ciudad, para evitar espacios de difícil defensa.

A partir de entonces el antiguo Campo del Arenal, Llano de Barañáin o Taconera, pasa a convertirse durante casi un siglo en un espacio abierto de la ciudad en el que no se edifica, incluso con prohibición real expresa. En 1665 ya hay noticia de su conversión en un parque ajardinado y en 1678 se instalan ya bancos de madera, oficializando su función.

El hallazgo forma parte de los estudios arqueológicos requeridos por la normativa del Plan Especial de Protección y Reforma Interior (PEPRI), de cara a las obras de reurbanización de la calle Bosquecillo, cuyo proyecto está en estos momentos en fase de redacción por parte del Ayuntamiento de Pamplona.

Los sondeos arqueológicos los está realizando el Gabinete Trama y la empresa encargada de los trabajos de excavación es Construcciones Lacunza.