San Blas, el santo abogado contra los males de garganta, tuvo ayer más trabajo que otros años, y es que esto del covid no ha dado tregua a los navarros a los que les carraspea la faringe. También siguen al acecho la gripe, los catarros y demás dolencias clásicas del invierno. Ante ello, cientos de vecinos de Pamplona se pasaron ayer por el Paseo Sarasate donde más de una decena de puestos desprendían un olor dulzón entre rosquillas y piruletas que podría resucitar a un muerto.

“Sin duda las clientas estrellas el día de hoy son las abuelas que vienen a comprar regalos para sus nietos”, asegura Soco Herrero que junto a la también pamplonesa Sandra Cruz atiende en un pequeño puesto en el que tienen expuestas tortas de txantxigorri, piperropilas, rosquillas de todas las clases, palmeras, bizcochos y caramelos.

Soco sigue ahora la tradición familiar que inició su abuela y siguió su madre: “Nunca hemos tenido ninguna empresa de dulces, pero mi madre y mi abuela elaboraban estos productos típicos y venían a la feria a venderlos. No es algo a lo que nos dediquemos, pero ahora mi hermana y yo seguimos montando el puesto porque San Blas es un día muy bonito y especial para nosotras”, explica mientras atiende a los clientes más dulceros.

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Procesión de San Blas en Pamplona

A pesar de admitir que el movimiento en la feria ha ido a menos con el paso de los años, Soco dice que las horas puntas siguen siendo hacia el mediodía y a las primeras horas de la tarde. “Una vez termina la procesión quienes más compran son las señoras mayores, que se llevan principalmente tortas de txantxigorri, rosquillas fritas y rosquillas blancas. Cuando llega la tarde vienen más padres y madres con hijos, y lo que estos piden suele ser el típico caramelo rojo o cualquier cosa con chocolate”, detalla.

Aunque Soco esperaba que hiciera “mejor tiempo”, asegura no poder quejarse porque hubo años en los que el recubrimiento de las rosquillas no fue lo único blanco: “Recuerdo años en los que la nieve se amontonaba en los toldos de los puestos. Eso sí que era frío”.

Procesión en honor al santo

Un año más, el Ayuntamiento de Pamplona ha participado en la procesión en honor al santo, que el año pasado tuvo que ser suspendida por las restricciones en torno a la pandemia.

Solamente se exponen a la venta productos alimenticios típicos de la fiesta de San Blas, como son los roscos y los dulces, con la documentación acreditativa de su origen. Se prohíbe la venta de pan, así como la venta de productos con nata o crema pastelera.

Todos los productos se deben mantener protegidos fuera del alcance del público mediante vitrinas o dispositivo similar, y en su caso, debidamente envueltos o envasados, respetando las fechas de consumo preferente.

Ya por la tarde, se recupera también el baile de la soka-dantza que realiza el grupo municipal de danzas Duguna.

Los dantzaris ejecutarán esta coreografía tradicional emparentada con las danzas en cadena, branles y farandoles, que se bailan en el sureste de Europa desde al menos el final de la Edad Media y cuya evolución regional ha dado lugar a tradiciones coreográficas locales. La soka-dantza se ha bailado en País Vasco y Navarra desde el siglo XVI.