A pesar de la niebla y el frío que ayer hizo en la localidad ribera (el termómetro apenas marcaba 2 grados), cientos de personas se echaron a la calle cuando la tarde cayó para disfrutar con el Belén Viviente de Peralta, una cita marcada en rojo por muchos en el calendario y que, edición tras edición, logra transformar por completo las calles del casco urbano y traslada a los vecinos y visitantes al pasado gracias a la minuciosa decoración de calles, balcones, fachadas, bajeras y portales. Nada queda a la improvisación y ayer la representación volvió a ser un éxito de participación.

Pasadas las 19.00 horas, comenzó el recorrido de María y José por los 800 metros que separan la iglesia de San Juan Bautista, lugar en el que se coloca el palacio del gobernador Quirino, del Campanar. Todos los allí presentes siguieron la acción en completo silencio y vieron cómo la pareja intentó encontrar posada sin éxito hasta llegar a un pequeño cobertizo junto al Campanar, lugar en el que nació Jesús.

Hubo muchas personas que no pudieron acercarse a las escenas debido a la multitud y a la escasa anchura de las calles por lo que pudieron seguir la historia a través de los altavoces que colocaron en puntos estratégicos y desde los que se fue narrando la historia.

los protagonistas Si alguien brilló ayer con luz propia esos fueron Katia Fabo, que encarnó a María, David Velasco, que se metió en la piel de José, y el pequeño Adrián Velasco Fabo, de 7 meses, que hizo las veces de Jesús. Contentos, aseguraban que fue hace un mes cuando les propusieron participar de esta forma tan destacada en la representación. Ella, de Villafranca aunque afincada en Peralta, comentaba que se lanzó antes que David, que finalmente también accedió encantado. "Al principio estábamos más nerviosos pero ahora ya, mucho más tranquilos y deseando disfrutar de la experiencia", explicaba Katia justo antes de comenzar la representación.

Las bajeras volvieron a albergar los antiguos oficios y a lo largo del trayecto aparecieron recovecos y sorpresas donde los asistentes pudieron oler el pan recién hecho, comer migas, escuchar el ruido de los martillos en la fragua y ver cómo tejían las hilanderas preciosas prendas. También conocieron de primera mano la sinagoga, la casa de la música, la lechería, la chocolatería, charlaron con los alfareros o visitaron a los pastores que no perdían cuidado de sus animales.

más citas La de Peralta no fue la única cita de la Ribera Alta puesto que en San Adrián también tuvo lugar ayer por la tarde el Belén Viviente, una cita con más de cuatro décadas de historia y en la que participaron más de 150 voluntarios. Desde las 19.00 horas, cientos de personas disfrutaron, bajo un respetuoso silencio, de las 19 escenas que este año hubo a lo largo de los 350 metros por los que discurrió el recorrido y que, una vez más, se encargó de dirigir Tere Losa.

El bullicio, eso si, se dejó sentir en algunos puntos como el mercado, durante el reparto de migas o en la zona de los pastores con sus animales.