Por ello, optaron por el autoempleo, convirtiéndose en pastores y elaboradores de queso. "Nos permite vivir y trabajar en Sakana realizando una actividad que reporta beneficios al valle, con un vínculo cultural y gestión del territorio. Ofrecemos un producto de calidad, una cultura alimentaria que aporta experiencia y garantiza la pervivencia de lo que ha sido Sakana", explican Aritz Ganboa y Aitor Kanpion, de 33 y 28 años respectivamente. Ambos destacan la labor medioambiental que realiza el ganado. "Todos queremos ver los campos verdes y limpios. Es un trabajo que, de no hacerlo los animales, lo debería realizar la Administración, con los costes que conlleva", observan.
El pastoreo es más que un puesto de trabajo, es una filosofía de vida, según estos primos de Arruazu. "Es un modelo familiar de trabajo. Hemos recuperado una tradición de nuestra familia en la que hubo un salto generacional. Hay quien dice que ser pastores se lleva en la sangre", apuntan.
Estos arruazuarras comenzaron con 3-4 ovejas latxas "por capricho" y después pasaron a un pequeño rebaño de 30-40 cabezas. "Nos manejábamos bien y comenzamos a plantearnos un rebaño más grande, montar una quesería y vivir de esto". Así, comenzaron a informarse sobre subvenciones y ayudas existentes. "Vimos que los números salían y realizamos cursos sobre la elaboración de quesos Idiazabal en la Escuela de Pastores de Arantzazu y en ITG Ganadero", recuerdan los jóvenes. Además, Aritz Ganboa estuvo un año de pastor en Bidane, Gipuzkoa.
QUESERÍA Así, estos primos pusieron en marcha Albi Gaztandegia, una explotación de ganadería semiextensiva con unas 300 cabezas de ovejas latxas cara rubia. Toda la leche que producen se destina a la elaboración de queso de la DO Idiazabal. "También estamos en Artzai Gazta, una asociación de pastores que garantiza que nuestro queso se elabora con la leche de nuestras ovejas", observan. Asimismo, pertenecen a Aslana, asociación de criadores de ovino de raza latxa de Navarra, que vela por la pureza y selección de esta oveja autóctona.
El secreto de un buen queso está en el cuidado y alimentación del ganado, tarea en la que no hay festivos ni vacaciones. Pero no importa. Estos arruazuarras se muestran encantados con la experiencia. "Nos sentimos realizados con lo que estamos haciendo. Nuestras incertidumbres y preocupaciones vienen de la vida cotidiana, de las deudas, de la responsabilidad…", afirman. Si bien reconocen que han podido poner en marcha la quesería gracias a las ayudas institucionales, el retraso de un año e incluso más del Gobierno de Navarra en el pago de estas "nos esta produciendo muchos quebraderos de cabeza. La viabilidad de nuestros proyectos está cogida con pinzas y eso sí nos quita el sueño", señalan. No obstante, animan a la gente que tenga ideas a llevarlas adelante.
"Luchamos por salir adelante. La ganadería está siempre en crisis. Del 100% de nuestra actividad, el 90% se va en pastorear, cuidar del animal, producir y elaborar queso. A la venta le dedicamos el 10% restante y nuestra actividad económica depende de la venta. El pastor debe competir con los especuladores. Esto funciona solo con la venta directa, si no, desaparecemos", observan. Así, van a ferias y también venden en sus casas y en la misma explotación.
Otra apuesta de estos primos es la diversificación. Por ello, también han puesto en marcha un centro de interpretación de la actividad, en el que explican el proceso productivo, desde el cuidado de las ovejas a la elaboración de quesos, así como visitas guiadas al monte. También cuenta con un centro de paintball, una actividad de ocio alternativa. "Las marcadoras son herramientas que se utilizaban para marcar cabezas de ganado y en grandes extensiones madereras. Todas son actividades ligadas al entorno rural", apuntan. Más información y contacto en el teléfono 681 083 409 y en www.albigaztak.com.