PAMPLONA. Las obras de restauración de la torre de telegrafía óptica Basaluze de Alsasua, del siglo XIX, ha finalizado tras una inversión de 250.527 euros en la única edificación de estas características que queda en pie de las tres ubicadas en Navarra en la línea que enlazaba Madrid con Irún.

La torre está declarada por el Gobierno de Navarra como Bien Inventariado, y formaba parte de la línea de telegrafía óptica denominada de Castilla, que enlazaba Madrid con Irún, y que fue construida entre 1844 y 1846.

Esta línea, a la que pertenecían también las torres Ziordia y Engara, esta última también en Alsasua (término de Egubera), fue inaugurada en 1846, y se dejó de utilizar en el año 1855.

No se ha planteado la incorporación de un uso específico nuevo en la torre, ni del sistema de comunicación por señales que dispuso en la cubierta durante los pocos años en que estuvo en uso, ya que la relación visual entre esta torre y las contiguas de la línea -desaparecidas-, no se produce en la actualidad.

Según explica el Ejecutivo foral en una nota, la torre de Basaluze es de planta cuadrada. Conservaba por completo sus muros, pero había perdido la estructura de madera horizontal interior y de cubierta y las carpinterías de puerta y ventanas.

El cuerpo principal, de 10 metros de alto y 6,40 de ancho, está compuesto por un zócalo liso apenas resaltado, anchas fajas lisas en las esquinas y una delgada de remate que definen los entrepaños, divididos en dos pisos por otra faja, todo en piedra labrada.

En los cuatro frentes se abre en cada planta una amplia ventana rectangular con faja perimetral resaltada, que se convierte en puerta en la planta inferior en orientación sur, que queda en alto. El interior es de mampostería y conserva parte del revoco de mortero de cal.

Las obras realizadas por el Gobierno foral han pretendido su restauración arquitectónica conforme a las características originales, a la vista de los datos que han proporcionado el levantamiento de planos que se realizó en 2017, y los documentos históricos conocidos.

El proyecto y dirección de obras es de José Luis Franchez Apecechea, arquitecto del Servicio de Patrimonio Histórico, y la empresa que ha realizado la restauración es Construcciones Leache.

El telégrafo óptico fue ideado en Francia a finales del siglo XVIII. En España se impulsa en 1844 una red de telegrafía óptica, de la que se llegaron a construir tres líneas: la denominada línea de Castilla, formada por 52 torres, entre ellas la de Basaluze, que unía Madrid con Irún; la de Cataluña, de Madrid a Port Bou, y la de Andalucía, de Madrid a Cádiz.

Tuvieron una vida corta, por la instalación casi inmediata del telégrafo eléctrico, según las mismas fuentes.

Las torres obedecen a un diseño específico que responde a dos requisitos: la colocación en su coronación del mecanismo de señales del telégrafo óptico, y la capacidad de defensa para que en caso de conflicto no se cortara la comunicación. A esto se suma el emplazamiento en el terreno que permitiera el enlace visual con las torres inmediatas de la línea telegráfica.