- "El talo no es solo para comer en ferias con txistorra o tocineta. También se puede comer en casa y acompañado de otros sabores", señala Kristina Saralegi, la reina de los talos. Y es que esta leitzarra es hija de Esteban Saralegi, la primera persona que salió a la plaza a vender estas tortas de maíz en un puesto en la feria de Santo Tomás de San Sebastián. Corría el año 1960 y desde entonces, los Saralegi no han faltado a esta cita, con sus talos.

Pero este año atípico apenas hay ferias, pocas oportunidades para disfrutar de este sencillo pero deliciosos alimento que sació muchas hambres y ahora se ha convertido en un producto gourmet, a prueba de los mejores paladares. Por ello, Kristina Saralegi ha comenzado a comercializar talos envasados al vacío que se pueden adquirir en el mercado del ensanche así como en diferentes establecimientos de la cuenca de Pamplona. "Poco a poco vamos entrando y esperamos llegar a más tiendas y grandes superficies", apunta esta baserritarra. Asimismo, se pueden realizar pedidos a través del teléfono 610378543.

Comenzó con este proyecto hace dos años y durante el confinamiento lo sacó a la venta, en la dinámica Baserritik etxera, puesta en marcha por el Ayuntamiento de Leitza para ayudar a los productores y productoras de la zona al tiempo que se acercaba a la ciudadanía productos de calidad

"No imaginaba que iba a ser tan difícil. El talo estaba sin identificar y ha sido necesario hacerle el DNI", observa. "Ha habido que hacer mucho papeleo y muchas pruebas. Quería que fuera lo más natural posible pero con todas las garantías necesarias", destaca, al tiempo que muestra su satisfacción por haber conseguido lo que buscaba, un talo de calidad que supera la prueba de fuego, abombarse cuando se pasa por una sartén caliente.

Kristina destaca que lo principal es la materia prima, con maíz cultivado en casa, en los campos que rodean el caserío familiar. Además, han recuperado la semilla de su tatarabuelo. "El año pasado comenzamos a sembrar nuestro maíz y estuvimos buscando una buena semilla en Leitza. Una señora del pueblo se enteró y me llamó para darme semillas de nuestra casa, que le había dado mi tatarabuelo. Me dijo que sentía en la obligación ", recuerda Kristina Saralegi. "Pensamos que dentro de tres años todo el maíz que cultivemos será de éste", avanza. Asimismo, para que la trazabilidad de su producto sea total, han construido un molino .

Los talos se venden en envase de 3 y 5 unidades, con una caducidad de un mes. "Estamos trabajando para conseguir que sea de dos meses", observa. También destaca la buena acogida que han tenido. "El otro día me dijo uno que estaban muy buenos con ajoarriero", recuerda, al tiempo que señala que es un alimento apto para celiacos y que combina con todo. "Están deliciosos con txistorra, setas, gulas, verduras€ diferentes texturas y sabores. Son los burritos vascos", afirma esta baserritarra.