Tras un paréntesis de dos años por la situación sanitaria, la artesanía regresó este domingo a la plaza con la feria de la Cruz de Mayo de Altsasu, un escaparate de viejos oficios que pone el foco en las demostraciones. Y es que todos los artesanos y artesanas trabajan, con manos expertas, diferentes materiales como la madera, el cuero o el barro; una invitación a pararse en los puestos para conocer de cerca su oficio y poder charlar con ellos. Eran una veintena de puestos en total, dispuestos por la toda la plaza en una animada y calurosa mañana.

Lo cierto es que la de Altsasu no es una feria al uso, con algún artesano que no tenían nada a la venta. Era el caso de Miguel Ángel Arriaga, de Berriz, que mostró como se arreglan las xisteras para jugar cesta punta. Aprendió el oficio en Gernika y después de 36 años de xistero, se ha jubilado. “Ocho de cada diez que hacía eran para América”, recordaba. No en vano, este deporte tuvo gran auge en América, sobre todo en Florida, dónde se conoce como jai alai, uno de los negocios de apuestas más rentable del siglo XX. A su lado estaba Carmelo Llena, de Altsasu, que fue puntista profesional en Benidorm, dónde aprendió a realizar pelotas. “No suelen enseñar, pero la pelotera se quedó embarazada y pensó que podía sustituirle mientras estaba embarazada”, apuntó. También explicó que las pelotas de cesta punta van forradas de dos pieles, tal es la velocidad que cogen. “La primera piel hay que cambiarla después de todos los partidos”, observó.

La feria de mayo es también el día en el que los artesanos de Altsasu salen a la plaza. Así, el grupo de talla mostró su trabajo, con preciosas kutxas, eguzkilores, percheros y escudos entre otros objetos. El domingo se unió al grupo Nahia Olmedillo Equísoain, de 8 años, que se manejaba con soltura entre formones y gubias, un interés que le ha transmitido su abuelo, Mario Olmedillo. También se pudo ver una maqueta de la plaza que Alberto Guzmán ha realizado, a ratos, estos dos últimos años, según apuntó.

Por otro lado, estaba el grupo de lencería con dedal y aguja. Además, algunas de sus labores se pudieron ver en Gure Etxea. Asimismo, hubo un taller para trabajar el barro con Álvaro García, de Ortuella.

Deliciosos talos con txistorra para llevarse a la boca

Esta feria también tiene su sabor, la de los deliciosos talos con txistorra que elaboran un grupo de altsasuarras y cuya venta es la principal fuente de ingresos de esta cita que organiza el colectivo Feria Cruz de Mayo desde 1992. Cada una a su tarea; Mari Navarrete, Herminia Torres, Mari José Elizalde, Arantza Asurabarrena, Jone Guajardo y las hermanas Idoia y Maite Ganuza, no pararon en toda la mañana. Del fuego se encargó Patxi Beramendi. Otra fuente de ingresos es la venta de boletos para el sorteo de dos corderos. El número 1.854, aún no tenía dueño cuando se cerró la feria.