Burgui/Burgi - Para el antiguo oficio del almadiero difícilmente existe mejor noticia que su pervivencia bien entrado ya el siglo XXI. Es cierto que lo que antes era una forma de ganarse la vida hoy es un día festivo. Y también lo es que los extensos kilometrajes río abajo de antaño hoy son tan solo varios tramos por el Esca. Pero en todas las personas, hombres y mujeres, que cada año bajan y hacen posible el Día de la Almadía, sobrevive gran parte del pasado de la localidad, de su historia y la de sus gentes.

Ayer, Burgi celebró la 28ª edición de su Día de la Almadía que como acostumbra agolpó a centenares de personas en ambas orillas del río Esca con el objetivo de ver lo más cerca posible el descenso de las dos almadías, elaboradas para la ocasión. Para esta edición la Asociación Cultural de Almadieros Navarros reconoció con la Almadía de Oro 2019 a Serafín Zubiri, en el 25º aniversario de su ascenso al Aconcagua y al colectivo Tolosarrak, representados por Inmaculada Andueza, por su trabajo altruista y vinculación con la fiesta durante todos estos años. A ellos se sumó también Patricia Nagore, como ganadora del sorteo del Cross Popular. Los tres tuvieron también el premio de bajar en las almadías.

En la construcción de las balsas, que dura cuatro largos meses, este año participaron decenas de jóvenes del pueblo hasta el punto de que tuvieron que alternarse los tramos de bajada: algunos el primero y más desconocido hasta el atadero de Basari; y otros el de ayer, hasta el puente medieval de Burgi, el del día grande.

Esta nueva remesa de almadieros, como es lógico, provoca la alegría de los veteranos, muchos de los cuales no han faltado ni un solo descenso desde 1992, cuando comenzó la fiesta de la almadía.

“Esta generación va a tomarnos el relevo a nosotros y va a hacer que no se pierda”, fueron las palabras de Jesús Aspurz, uno de los almadieros más veteranos a sus 63 años. A su lado, David Samper, 33 años, era uno de esos jóvenes que este año dieron el paso adelante. “Me parece algo muy bonito trabajar durante todo el invierno y luego tener la recompensa de poder bajar y hacer lo que antiguamente hacían los mayores para transportar la madera”, afirmó.

grandes dificultades Ya en el tramo entre Oleguía y el atadero las almadías tuvieron serios problemas para completar su camino. Y ayer, en el fragmento hasta la presa, no fue para menos. Un caudal insuficiente hizo que los almadieros y almadieras tuvieran que dar lo mejor de sí mismos para llegar a su destino. “Hemos tenido muchos problemas, las dos almadías se nos distanciaban o se juntaban mucho”, afirmó el presidente de la Asociación Cultural de Almadieros Navarros, Koldo Cilveti. “El descenso de la segunda almadía ha sido mejor que el de la primera”, y añadió, “Virginia ha remado como una campeona”, en referencia a Virginia Laspidea, junto a Leyre Marco, una de las dos jóvenes almadieras que repitieron tras debutar el año pasado.

protagonistas Nada más poner los pies en la orilla, los tres premiados expresaron sus sensaciones. “Es una sensación única, ver cómo trabajan, se sincronizan para salvar las dificultades que nos hemos encontrado”, expresó Zubiri. Para Patricia Nagore, unida sentimentalmente al Valle y habitual en la recreación de la lavandería a orillas del Esca, lo de ayer era “jugar en casa, todo el mundo me saludaba cuando estaba ahí, increíble”. Inma Andueza fue la representante de los voluntarios de Tolosa ayer en la almadía. Hermana de uno de los primeros tolosarras en llegar al pueblo, sostuvo: “Burgi es un pueblo que nos ha acogido muy bien. Nos sentimos muy a gusto aquí”.

De aquel primer grupo, llegados por la afición a la montaña, Burgi tiene hoy casi dos docenas de familias de nuevos vecinos, reconocidos ayer con la Almadía de Oro, y que son también parte importante del presente y futuro de su fiesta almadiera.