Con un aperitivo para el pueblo, este sábado ha quedado inaugurada la nueva etapa del Hostal El Almadiero de Burgui, regentado por Zoilo Igarza Zabaleta y Sehila Burgui Moreno, con oferta de alojamiento y restaurante abierto a todos los públicos.

Instalados en el edificio desde la noche de este sábado, esperan a la clientela con una carta tradicional de platos típicos, con algún añadido novedoso y la intención de promocionar el Queso de Roncal. El comedor tiene capacidad para 35 personas y cuentan con 8 habitaciones y 16 camas.

"Hace tiempo que queríamos iniciar esta aventura. Yo soy cocinero y Sehila tiene formación de Turismo. Es la combinación perfecta para este trabajo", opina Zoilo.

Argentino él y ella de Valtierra, se instalaron en el valle de Roncal hace 22 años desempeñando trabajos en ambos campos. Él ha trabajado en el camping de Garde, en el refugio de Belagua, y atiende el bar Suargi de Roncal, además de los fogones. Ella organizando visitas guiadas que compaginará con la atención al Almadiero.

Ahora se trasladarán, con su hija Nerea de cuatro años y su hijo Ibai de uno y medio, de Garde a Burgui para ocupar la vivienda superior del edificio, convertida ya en su nuevo hogar. De este modo, Burgui no solo cuenta con un restaurante, si no que demás, suma cuatro nuevos vecinos.

El Almadiero dará trabajo a la pareja y espera contratar a otras dos personas, con lo que son cuatro los puestos que genera en sus inicios.

"Iremos sobre la marcha porque los comienzos siempre cuestan, pero estamos ilusionados con este proyecto que da vida al pueblo y se suma al bar, panadería y la tienda. Burgui ahora está bien equipado", expresa Zoilo.

RELEVO

La llegada de Zoilo y Sehila supone para Yolanda Anaut Bernat, dueña de El Almadiero, el deseado relevo. Ayer participó encantada en el aperitivo, "como una clienta más", recalca.

De momento, el acuerdo es de un alquiler por dos años con opción a compra. Asegura que era lo que quería y necesitaba. " Llevaba diez años pensando en el relevo, en alquilar o vender y ha surgido la oportunidad", declara satisfecha.

PROYECTO DE VIDA

El Hostal El Almadiero fue el proyecto de vida de la izabarra Yolanda Anaut y de su marido, el burguiarra José Antonio Puyo Oliver, que compraron la casa en 1988, la rehabilitaron y un año más tarde empezaron a trabajar en el hostal.

"Yo tenía 22 años y trabajaba en hostelería desde los 18". Ahora con 56 recuerda aquel primero del hostal que fue bar-restaurante y el segundo edificaron las habitaciones. Tras varios años de funcionar con los dos, nos desprendimos de ambos y solo nos quedamos con habitaciones, desayuno y cena para el alojamiento", repasa Yolanda.

Ahora siente que Burgui gana con el restaurante y el hostal. "Volverlo a ver en marcha me ilusiona especialmente. El espacio donde se ubica el restaurante es precioso y estaba infrautilizado. Llevaba más de una década sin dar comidas al público", reconoce. Hasta ayer, el Almadiero se mantenía abierto con su gestión desde noviembre a marzo, la temporada de mayor afluencia de turismo.

Yolanda se traslada a vivir a su casa en el mismo Burgui, y ya como clienta, valora más el edificio "Cuidé bien mi lugar de trabajo, una casa muy bonita que tiene que estar abierta al público para que se disfrute", afirma.

Para quien no la conoce, la casa de piedra y madera del siglo XVIII del hostal El almadiero se ubica en el corazón de Burgui, en la plaza y forma un triángulo con el bar y la tienda donde se cruza la vida cotidiana y transita el turismo que se acerca a la Villa de los Oficios. Hoy, El Almadiero abierto, se suma a los atractivos de Burgui.