Soy padre de uno de los alumnos de la Escuela -Conservatorio Municipal de Música Fernando Remacha de Tudela.

Mi nombre no importa, estoy obligado a ponerlo para que se pueda publicar esta carta, porque lo que a continuación expongo, podría representar a otr@s padres y madres en la misma situación.

Nos ha salido un hijo músico, en mi caso pianista, podría haber salido cualquier otra cosa, futbolista, patinador, bailarín, pero no, nos ha salido pianista y no se le da del todo mal, no digo que tenga a Mozart en casa, pero según sus profesores, se da cierta maña.

Cual es mi sorpresa, cuando me entero, que existe la posibilidad de que no pueda continuar sus estudios en el conservatorio, no por falta de aptitud, sino por falta de plazas.

En el momento de escribir esta carta, no sé si mi hijo va a poder acceder al conservatorio. Es por eso por lo que la redacto antes de que la rabia por no poder hacerlo o la alegría por haberlo logrado me desvíe del tema que aquí quiero tratar.

Informándome a través de las personas que conocen el asunto, me indican que el número de plazas que actualmente tenemos en Tudela ascienden a 60 (para todos los estudiantes y para todos los instrumentos). Que, por ratio de población, nos corresponderían unas cuantas más (entre 70 y 80) pero que están asignadas la mayoría en Pamplona,

¿Por qué mi hijo por vivir en Tudela tiene menos oportunidades de seguir con sus estudios de música que un niño de Pamplona?

¿Es justo, que se pierdan vocaciones musicales por el lugar en que uno resida?

Son niños que han demostrado capacidad, esfuerzo, ilusión? Que se ve truncada por una situación que objetivamente no es justa.

No le echo la culpa a Pamplona, somos nosotros los que desde aquí, deberíamos exigir que nos asignen las plazas que en justicia nos corresponden. Debemos pelear por ellas, nuestros hijos, futuros músicos, nos lo agradecerán.

Yo no soy político, pero es a ellos, a nuestros representantes, a los que invoco para que luchen por lo que nos pertenece. Únicamente por eso, creo que no es pedir demasiado.

No querría terminar y no sería justo por mi parte, no nombrar en esta carta a todo el personal de la escuela-conservatorio Fernando Remacha de Tudela, desde el primero al último de los componentes, que se desviven y me consta en primera persona, porque los niños amen la música de la misma forma que ellos lo hacen, su labor va más allá de lo estrictamente profesional. A todos ellos, mi admiración y mi respeto.

Se despide:

Un padre con un hijo músico.

“La música, es el lenguaje universal de la humanidad”

Henry Wadsworth Longfellow

PD: Mi hijo ha obtenido una de las plazas. Pero ya he dicho, que ese no es el tema de esta carta. Los que se han quedado fuera, es por ellos esta carta, por ellos y por los que vengan detrás.